Leonardo de Pisa Fibonacci
Lo que presentaban como una familia
donde se cuidaba al trabajador y trabajadora, como el paraíso, se ha
desenmascarado, en la realidad se muestra como un infierno para éstos y
éstas.
Las trabajadoras y trabajadores de Ikea
denuncian, en su carta ante los clientes, la imposibilidad que tienen
para poder conciliar su vida laboral con su vida familiar y social,
estando a la total disposición de la empresa, es decir, que su razón de
existencia es para servir a la empresa en lugar de ser a la inversa: que
el trabajo, las empresas, etc, existan para servir y cubrir las
necesidades de los seres humanos que conforman la sociedad. Así, las
trabajadoras de Ikea Alcorcón denuncian en su carta que “vivimos
unos momentos de total esclavitud, con bajadas de sueldos, aumentos de
horas por el mismo precio, teniendo que trabajar los domingos y festivos
gratis y ahora librando menos y teniendo horarios a la carta para la
empresa, en los días y horas que ellos quieran… Qué pensarían ustedes,
si no pudieran ver a sus hijos y sus familias por que tienen que
trabajar siempre y gratis todos los domingos y festivos???”
Las consecuencias que tiene sobre ellas y
ellos son catastróficas; la miseria en sus vidas es una habitual. De
esta forma indican que “créanme si les digo, que un gran
porcentaje de los trabajadores de este gremio, tienen que comer en
comedores sociales y pedir alimentos en Caritas si quieren alimentar a
sus familias… Con nuestros sueldos, tenemos dos opciones, pagar la
hipoteca o comer.”
Igualmente, aluden al uso chantajista de
los parados para forzar la rebaja de las condiciones laborales de los
trabajadores que actualmente pueden trabajar; sostienen un ejército de
reserva permanente para este propósito sumiendo en la mayor de las
miserias a quienes tienen la mala suerte de caer en esas filas. De esta
forma indican que “estas empresas se aprovechan de la
necesidad y el temor de los trabajadores en este país, con 6.200.000
parados y que día a día estas empresas contribuyen a que estas cifras
aumenten”.
Finalmente, reclaman que todos los
trabajadores y trabajadores que en Ikea tenemos la posición de clientes
repasemos nuestra conciencia de clase. Que, como una manera más de apoyo
y de solidaridad con compañeros y compañeras -aunque no pertenezcan a
nuestro mismo centro de trabajo-, no acudamos a realizar nuestras
compras en domingo, pudiendo realizarlas cualquier otro día de la
semana, para parar lo que es un nuevo retroceso que nos encamina hacia
las condiciones de hace décadas, por no decir de hace un siglo. De esta
forma lo plasman: “hagan un
examen de conciencia y miren un poco más allá de sus propias
necesidades, que seguro no son tantas, porque durante años, los
domingos y festivos han sido para estar con la familia, amigos…se ha
dedicado al descanso y todo el mundo ha vivido mejor. Por qué nos hacen
retroceder 30 años en derechos a los trabajadores y no hacen lo mismo
con los domingos y festivos ?????.“.
Además, se suma las condiciones
particulares de Ikea en su trato a los trabajadores, como una secta,
según testimonios de trabajadoras de Ikea Alcorcón. La “familia Ikea”
realmente la han estructurado para absorber y anular al trabajador.
Desde la familia, a la que tratan de introducirlos, les someten con
presiones psicológicas para admitir el empeoramiento de las condiciones
laborales. Si no aceptan están fuera de la “familia”, están fuera del
grupo y son aislados/as con todas las consecuencias que conlleva,
incluyendo la no renovación o el despido.
La situación general de los trabajadores y trabajadoras de los grandes almacenes:
La carta reflexiva que los trabajadores y
trabajadoras de Ikea es extensiva al resto de grandes almacenes, al
problema que tienen en común. Desde la liberalización de los horarios
comerciales los grandes empresarios propietarios de las grandes
superficies comerciales han estado preparando la ofensiva contra los
derechos de los trabajadores. Bajo la excusa de la creación de más
puestos de trabajo consiguieron ampliar el horario de apertura comercial
a los domingos. Pero a la par lo han aprovechado para poder engrosar
más sus cuentas de beneficios haciendo cargar ese aumento de horas de
trabajo sobre las espaldas de los trabajadores, la apertura de los
domingos les ha salido gratis en cuanto a costes laborales: supresión
del plus económico por trabajar los domingos, modificación del contrato
laboral bajo coacciones (pasando de ser de lunes a sábado a ser de lunes
a domingo), incremento de horas laborales sin remuneración, … Así lo
expresa al carta: “empresas con beneficios
como ésta (nota: se refiere a Ikea) y que sigue destruyendo empleo en
lugar de crearlo y a los pocos empleados que quedan, día a día,
recortándoles derechos. Que nos queda ya, pagar por ir a trabajar???”
“Solamente en este sector
ya se han destruido más de 5000 puestos de trabajo, con la apertura de
domingos y festivos. Dónde están todos los cientos de puestos de
trabajo que se iban a crear con la libertad de horarios
comerciales?????”. En concreto, en junio de este año
CC.OO. sacaba el dato de 4.829 despedidos en el sector comercial
madrileño como consecuencia de los recortes laborales emprendidos por
las grandes superficies y por la liberalización de los horarios. Por
ello, las trabajadoras y trabajadores de Ikea afirman que “comprar domingos y festivos fomenta la destrucción de empleo, la pérdida de derechos y la conciliación familiar.”.
Es la tendencia a la que este régimen conduce a los trabajadores en pro
del máximo beneficio, la propiedad privada, la “libertad” de mercado y
la competencia entre empresas por el control del mercado.
Frente a ello, a los trabajadores no nos
queda más acudir a la llamada realizada, en este caso particular, por
las trabajadoras y trabajadores de Ikea, al igual que las que realicen
en otros centros de trabajo. Frente a los recortes laborales emprendidos
por los empresarios más o menos unidos en virtud a sus intereses de
clase, la unidad y la organización para la lucha por los intereses de
los trabajadores y trabajadoras, como clase social, es el camino que
debemos emprender y que están pidiendo, entre otros, desde su centro de
trabajo en Ikea.
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