Llamar a las mujeres el sexo débil es una calumnia; es la injusticia del hombre hacia la mujer.
Mahatma Gandhi
Una de cada tres mujeres es víctima de violencia física o sexual de su
pareja
No se trata de una cifra media elevada por culpa de países poco desarrollados
No se trata de una cifra media elevada por culpa de países poco desarrollados
Javier Salas
Taller de prevención y respuesta a la violencia de género con mujeres
refugiadas en Perú. / ACNUR
Para las mujeres de todo el mundo, de cualquier región, cultura,
credo o condición económica, mantener una relación de pareja supone un grave
riesgo de sufrir agresiones físicas o sexuales. Tan grave como que una de cada
tres mujeres mayores de 15 años ha sufrido este tipo de violencia por parte de
algún marido, novio, amante o expareja. En algunas regiones, ese porcentaje pasa
del 30% global hasta el 38% de la población femenina.
La lectura de una cifra tan espeluznante, revelada por
el primer informe global detallado y fiable, sólo puede ser la de alarmar a
los gobiernos de todo el planeta, según defiende Margaret Chan, directora
general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo impulsor del
estudio: “La violencia contra las mujeres es un problema global de proporciones
epidémicas”.
Una pandemia de violencia y asaltos sexuales consentidos por las
sociedades y los gobiernos de todo el planeta que ofrece más datos aterradores:
si una mujer muere asesinada, en un 38% de las ocasiones el responsable de su
muerte ha sido su pareja. No conviene confundirse con el dato, ya que no se
trata de una cifra media elevada por culpa de países poco desarrollados; más
bien al contrario, ya que el porcentaje de asesinadas a manos de sus parejas
alcanza el 45% en EEUU y el 54% en Reino Unido. El informe identifica “pareja”
como “esposo, pareja de hecho, novio o amante, o exmarido, expareja, exnovio o
examante”.
Además, a nivel mundial, el 7% de las mujeres han sido agredidas
sexualmente por una persona distinta de su pareja (11,9% en África, 12,6% en los
países ricos, 10,7% en Latinoamérica, 4,9% en el sudeste asiático), lo que
empuja a estas mujeres a sufrir otros importantes problemas de salud derivados
de la agresión. El informe hace un importante esfuerzo por identificar el
impacto en la salud de las mujeres de la epidemia de violencia que las asedia:
además de las muertes y las lesiones derivadas de los ataques físicos y
sexuales, las agredidas duplican las probabilidades de sufrir depresión,
alcoholismo, embarazos no deseados, abortos y enfermedades sexuales.
Los países ricos no son mejores
Cruzando todos los datos, el 35% de las mujeres del planeta mayores
de 15 años ha sufrido alguna vez violencia física de su pareja o una agresión
sexual por parte de otra persona, unos 920 millones de mujeres en todo el
mundo. La media de los países ricos es de 32,7% y del 36,1% en América
Latina.
“Aunque desde hace tiempo venimos hablando de una alta prevalencia,
por primera vez tenemos los datos analizados y en conjunto para contar con esa
evidencia”, explica a Materia una de las responsables del
estudio, la mexicana Claudia García-Moreno. “Son datos realmente impactantes:
una de cada tres mujeres a nivel global reportando violencia por parte de su
pareja, o una de cada ocho violencia sexual, son números que nos deben llevar a
una acción más urgente”, reclama García-Moreno, asesora principal en Género,
Derechos Reproductivos, Salud Sexual y Adolescencia de la OMS.
Según este decisivo informe, realizado con datos de 141 estudios
obtenidos de 81 países, “estos homicidios son a menudo el resultado final de una
fallida respuesta social, sanitaria y penal a la violencia de la pareja”. La
mayoría de los estados tienen firmados acuerdos que obligan a ”prevenir,
investigar y sancionar toda forma de violencia contra las mujeres”, recuerda la
guía de actuación que ha elaborado García-Moreno a partir de los datos del
informe. Sin embargo, 600 millones de mujeres viven en países en los que la
violencia conyugal no se considera delito.
“Hay que trabajar con las leyes: no sólo leyes contra la violencia
de género, sino también leyes sobre la familia, sobre el divorcio, etc. En
muchos países todavía hay mucha legislación que va en contra de las mujeres”,
lamenta García-Moreno, que lleva coordinando políticas de género en la OMS desde
1994. Su experiencia sirve como ejemplo, ya que considera
su mayor logro haber incluido la violencia de género en la agenda de la OMS:
“La primera reacción fue que eso no es un problema de salud, nadie diría eso
ahora”.
Responsabilidad de los gobiernos
Para esta experta es esencial hacerle frente a los “factores
socioculturales de aceptabilidad” y, sobre todo, actuar con los niños: “Sabemos
que los niños que viven la violencia en su infancia recrean esos patrones más
tarde, hay que actuar en escuelas y a edades tempranas”.
El estudio en realidad consta de tres trabajos complementarios:
uno publicado por la OMS y la Escuela de Londres de Higiene y Medicina
Tropical, otro
por la revista The Lancet y otro
de Science. La autora principal de este último, Karen
Devries, insiste en señalar a Materia que es “la primera
vez en que se recopilan de forma tan amplia y sistemática datos globales sobre
niveles de violencia contra las mujeres”. Por tanto, no se atreve a aventurar un
diagnóstico sobre la evolución reciente de este problema: “Sería prematuro
hablar de progresos o tendencias. Lo que hace falta es que estos resultados
sirvan como una llamada a la acción”.
Desde la perspectiva de Devries, los avances en materia de
violencia contra las mujeres son escasos porque, entre otras razones, “sigue
siendo un campo relativamente nuevo” dado que la gran mayoría de los estudios se
realizaron en la última década. “Aunque hay muchos médicos e investigadores que
están haciendo un gran trabajo, yo diría que la conciencia de que la violencia
contra las mujeres es un problema aún no ha sido incorporado al ámbito de las
políticas de salud pública”, critica Devries. Y concluye: “Nuestro análisis
muestra niveles muy altos de violencia y subraya la necesidad de centrarse en la
prevención primaria
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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