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martes, 18 de junio de 2013

FRACASO ANTICIPADO DEL NUEVO PLAN ESTADOUNIDENSE


siria y el imperialismo (1) 

Ghaleb Kandil
París ha acogido últimamente varias negociaciones entre Francia, EEUU, Reino Unido y Arabia Saudí consagradas a la evaluación de la situación en Siria después de la batalla de Al Qussair. Las informaciones que provienen de la capital francesa indican que el equipo de trabajo estadounidense, encargado de estudiar las opciones políticas y militares posibles, ha llegado a una conclusión basada en dos realidades implacables: en primer lugar, la impotencia, la debilidad y la fragmentación de los rebeldes.

 

En segundo lugar, el odio que el pueblo sirio siente hacia los grupos armados en las regiones que están bajo su control. Esto significa que los extremistas y los mercenarios reclutados y enviados a Siria no disponen de un apoyo popular significativo. Esta realidad explica en gran parte por qué el equilibrio de fuerzas ha cambiado en favor del Estado y el Ejército. Está claro que una mayoría de la población en las zonas rurales sirias rechaza a los grupos extremistas internacionales que cometen las peores atrocidades y exacciones. La decisión de los occidentales de enviar armas a estos grupos odiados por el pueblo sirio no contribuirá en modo alguno a crear un apoyo popular sin el cual las oportunidades de lograr la menor victoria significativa son casi nulas.

La evaluación de la situación propuesta por los estadounidenses deja ver los contornos del plan para un “reequilibrio de la correlación de fuerzas”, al que el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, ha hecho alusión para permitir, según él, la realización de la conferencia Ginebra-2.

El objetivo de este plan es tratar de recuperar el terreno perdido por los extremistas frente al Ejército sirio en la provincia de Daraa, donde, además de llevar a cabo ofensivas victoriosas, el Estado ha logrado convencer, a través de negociaciones, a un gran número de rebeldes para que depongan las armas y reemprendan una vida normal.

 

A pesar de la impotencia que sufre Turquía a causa de la Intifada de Taksim y la derrota infligida a los extremistas en Al Qussair después de la entrada en la batalla de Hezbolá, los occidentales han decidido reactivar el frente de Daraa. Nuevas armas y municiones han sido enviadas a los grupos rebeldes que todavía están activos en esta provincia.

Esta iniciativa estará, sin embargo, condenada al fracaso debido al cambio que han experimentado la opinión pública siria. Aquellos que simpatizaron al principio con los rebeldes han descubierto, con horror, la realidad sangrienta de su proyecto. Y ya nada podrá hacer retroceder el curso de la historia.

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