S.O.S. Familia y Heraldos del Evangelio emplean la comida que reciben no para
beneficencia, no para comedores sociales, sino para los comedores propios de las
organizaciones religiosas.
Un miembro de Heraldos confirma que allí comen diariamente "unos 30 hermanos" y que acuden al Banco de Alimentos porque "han renunciado a los bienes materiales" y se dedican a "evangelizar sobre todo en temas de familia y juventud".
Un miembro de Heraldos confirma que allí comen diariamente "unos 30 hermanos" y que acuden al Banco de Alimentos porque "han renunciado a los bienes materiales" y se dedican a "evangelizar sobre todo en temas de familia y juventud".
La media de edad de los voluntarios que trabajan en el Banco de Alimentos de
Madrid es de 64 años. A la espalda de uno de ellos, el mapa de Madrid claveteado
con chinchetas que marcan la localización de las entidades receptoras de comida.
Foto: E. C
En 20 años los bancos de alimentos se han hecho tan indispensables
que, de no existir, se tambalearía la espontánea red asistencial de los
territorios en los que actúan los 52 que existen en España. Sn fundaciones sin
ánimo de lucro que funcionan gracias al voluntariado. En el de Madrid trabajan
200 voluntarios con una media de edad de 64 años. Es decir, jubilados, como
Eduardo Berzosa, de 94 años y padre del exrector de la Universidad Complutense
Carlos Berzosa. Berzosa lleva 18 años acudiendo diariamente a las oficinas del
Banco de Alimentos, trabajando en el departamento de distribución. "El 80% de lo
que es mi vida se lo debo al Banco", explica mientras desayuna unas galletas en
una oficina de la nave.
En 2012, esta organización que tanto mima Eduardo repartió más de
12 millones de kilos de alimentos a través de 450 entidades. Por los números que
estas aportan, se calcula que han sido beneficiadas 52.564 personas, y
seguramente muchas más, porque donde comen dos comen tres, que dice el
refranero. El Banco es un intermediario, no trata con los necesitados sino con
los representantes de las entidades que por las mañanas cargan sus furgonetas en
la puerta trasera de este gran edificio, propiedad de la Comunidad de Madrid, y
localizado en las cercanías de Alcobendas.
Los receptores más pequeños suelen cargar unos 200 kilos al mes en
un par de visitas y las más grandes unos 1.000. Según un folleto editado por el
Banco de Alimentos de Madrid (BAM), las entidades benéficas legalmente
reconocidas que recogen los alimentos de manera gratuita –como gratuitas son las
donaciones al Banco– están "dedicadas al apoyo y cuidado directo de personas
necesitadas: familias, ancianos, discapacitados, inmigrantes, niños pobres,
enfermos de sida, drogadictos en recuperación y personas en riesgo de
exclusión". Pero en verdad el requisito principal e indispensable para que una
entidad pueda ser receptora de alimentos, que a su vez reparte entre las
personas o las cocina para abastecer un comedor, es la de estar inscrita "como
organización benéfica" en el registro de la Comunidad de Madrid.
Trabajadores voluntarios y sin ánimo de lucro en el almacén del Banco de
Alimentos de Madrid. Eduardo Berzosa (i) es el más veterano, con 18 años de
dedicación y 94 de vida.
Pero técnicamente no existe tal categoría "benéfica". Estas
organizaciones pueden ser asociaciones o fundaciones. La ley que regula el
derecho de asociación ya marca que estas han de tener unos fines no lucrativos.
Tres personas bastan para crear una asociación. Pagar la tasa de 44,64 euros y
registrarla en la oficina pertinente es suficiente para cumplir con este
requisito. Para evitar fraudes, el Banco de Alimentos pide que la asociación
receptora tenga al menos un año de funcionamiento. En el caso de las
fundaciones, para las que se necesita un capital inicial de 30.000 euros, habría
que consignar en los estatutos los fines sociales.
El Banco tiene un decálogo de exigencias a los
receptores. Los dos primeros puntos se cubren si la entidad aparece en ese
registro. "Tener el propósito de servir a los colectivos socialmente más
desfavorecidos", "no efectuar discriminación entre los beneficiarios", "no
utilizar los alimentos para finalidades contrarias a los objetivos del Banco
(distribución a personas no necesitadas, utilización de los alimentos con fin
comercial...)" son otras tres exigencias en relación a los fines. "No mantener
en existencias alimentos procedentes del Banco en cantidades superiores a las
que puedan justificarse en razón al periodo transcurrido en dos donaciones
sucesivas", "llevar libros y registros de los productos recibidos y
distribuidos" y "cumplir las normas de seguridad de alimentos" son tres
condiciones en relación al funcionamiento. Hay un noveno mandamiento que tiene
que ver con la publicidad: "Abstenerse de cualquier programa, acción pública y
cualquier comportamiento que pueda perjudicar el nombre del Banco de
Alimentos".
Gracias a la Operación Kilo el Banco consigue alimentos básicos que no suelen
llegar con las partidas de excedentes, como aceite, que siempre es necesario,
galletas, arroz o pasta. En este caso, los voluntarios son necesarios para
separar y catalogar la comida, que llega mezclada. Foto: E.C.
Este es el mandato que, junto con el décimo y último, aún más
importante, rompió
presuntamente la ONG Calvicam: "Distribuir gratuitamente los alimentos
recibidos y no cambiarlos por dinero". Su presidenta está acusada de desviar la
comida que recogía del Banco a las cocinas de un restaurante del que es socia,
en Alcalá de Henares. El Banco de Alimentos la ha tachado como entidad receptora
por lo que se abre un hueco para que entre una de las 60 que hay en lista de
espera, según explica su directora de Comunicación, Pilar Saura.
¿Todas las organizaciones receptoras cocinan o reparten lo que
reciben, entre sus socios o libremente? No, no todas. El Banco de Alimentos
también suministra a, como apuntan en su web, "colegios, conventos y similares".
No es una irregularidad ni en absoluto una ilegalidad que acudan al Banco monjas
o religiosos para su propio abastecimiento. No para beneficencia, no para
comedores sociales, sino para los comedores propios de las organizaciones
religiosas. Ese es el caso de S.O.S. Familia y Heraldos del Evangelio.
El chalé, vigilado por cámaras de seguridad, que es sede de Heraldos del
Evangelio y comedor privado de la asociación S.O.S, en el lujoso barrio de El
Viso (Madrid). Familia. Foto: E.C.
Asociación Europa del Mañana-S.O.S. Familia es una de las entidades
que aparecen en el listado de diez páginas que proporciona el Banco de
Alimentos. Es pequeña, poco relevante. Como la mayoría de entidades
beneficiarias, es religiosa. En un repaso a la lista, realizado a petición de
eldiario.es, por el departamento de comunicación del Banco, contabilizaron 116
organizaciones laicas frente a 334 religiosas, en su mayoría católicas y algunas
evangélicas.
La dirección asociada a S.O.S. Familia en la información del BAM no
es la oficina de esta organización dedicada a la "defensa de la familia y la
vida" sino la de un chalé en El Viso, un barrio de importante nivel adquisitivo
del madrileño distrito de Chamartín. Fernando Larrain Bustamante, presidente de
S.O.S. Familia, indica que "los colaboradores de S.O.S. Familia van allí a
comer" porque sus oficinas "son muy pequeñas". El chalé de El Viso es la sede de
Heraldos del Evangelio en España, una organización internacional dentro de la
Iglesia Católica considerada una continuación de la muy controvertida y con
frecuencia acusada de sectaria Tradición, Familia y Propiedad, a la que Fernando
Larrain y otros miembros de su familia estuvieron muy vinculados en Chile.
Un miembro de Heraldos del Evangelio residente en este chalé
confirma que allí comen diariamente "unos 30 hermanos" y que acuden al Banco de
Alimentos porque "han renunciado a los bienes materiales" y se dedican a
"evangelizar sobre todo en temas de familia y juventud". "Ellos nos prestan el
comedor" aclara Fernando Larrain, "porque somos todos católicos".
La labor de S.O.S. Familia, según su presidente, es la de "crear
conciencia pública sobre la familia y la vida" por lo que su actividad es
"pastoral" y no realizan una "actividad asistencial directa". Por ello, los
alimentos que recogen del Banco no se reparten entre familias necesitadas sino
que son usados para ayudar a mantener esta estructura pastoral y evangelizadora.
Y esto no entra en colisión con los mencionados requisitos del Banco, que se
declara, por cierto, "privado, apolítico y aconfesional", según una de sus
portavoces.
En sus primeros años, en la década de los 90, S.O.S. Familia se
dedicó a promover campañas contra la emisión de contenidos violentos y sexuales
en televisión, como los emitidos en Esta noche cruzamos el
Mississippi y Curvas peligrosas o los "valores
antifamiliares" de Power Rangers y Los
Simpson.
Heraldos del Evangelio fue establecida en Brasil en 1999 por
monseñor João Clá, quien fue secretario del fundador de la ultraconservadora
Tradición, Familia y Propiedad (TFP), Plinio Correa de Oliveira. La TFP defendía
la propiedad privada de la tierra y se oponía a la reforma agraria brasileña,
así como a corrientes marxistas y comunistas de la Iglesia, como la Teología de
la Liberación. Y no sólo de la Iglesia, en un artículo firmado por Correa y
publicado por el diario ABC en 1970, escribía que "la gran meta de nuestros días
es derrotar al comunismo", al que calificaba de "putrefacto".
Heraldos del Evangelio está presente en 78 países. Desde Sao Paulo
creó el fondo de ayuda denominado Proyecto Misericordia que recolecta donaciones
directas para financiar obras sociales de asistencia promovidas por la Iglesia
Católica. La sección española de Tradición, Familia y Propiedad, TFP-Covadonga,
estaba situada, cuando existía, en el mismo chalé de El Viso donde viven y comen
hoy los "hermanos" de Heraldos del Evangelio
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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