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lunes, 3 de junio de 2013

EL "GARROTE MILITARISTA" SUSTITUYE A LA POLÍTICA EN ESTADOS UNIDOS


32 junio, 2013 | Etiquetas: Internacional
 
 
La dictadura democrática estadounidense pasa a otro estadio en el contexto imperialista
La crisis estructural del capitalismo no encuentra salida dentro de la lógica del Estado de Bienestar. El fascismo resurge como herramienta para mantener la hegemonía.

El Pentágono reemplaza la Constitución de EE.UU.

El Pentágono reemplaza la Constitución de EE.UU.

Caracas, 2 jun. 2013, Tribuna Popular TP.- La guerra mediática que desde los laboratorios de inteligencia de potencias extranjeras se enfila contra la Revolución Bolivariana pretende hacer ver, especialmente a los más jóvenes, que el imperialismo no existe y se trata solo de un término con el que se persigue tapar deficiencias o fallas que existen en la conducción de algunos entes gubernamentales.
A menudo, dirigentes y voceros de la oposición utilizan la palabra para burlarse de las acusaciones legítimas que el Gobierno Bolivariano hace para denunciar ante el mundo la amenaza imperialista que se cierne sobre Venezuela.

EL IMPERIALISMO NO ES UN CUENTO

Lo cierto es que el imperialismo no es un término, sino un sistema de dominación política de un Estado sobre otros, para establecer una hegemonía militar, económica y cultural.
Así como el capitalismo se sustenta en la explotación del hombre por el hombre, como señaló Karl Marx, el imperialismo se soporta en la explotación de las naciones por otras naciones.
Es el líder de la Revolución Soviética, Vladimir Ilich Lenin, quien en 1917, en su obra: El imperialismo, fase superior del capitalismo, explicó cómo éste es el resultado de la expansión de la fase monopolista del capitalismo para apropiarse de los recursos del mundo.
Esto puede evidenciarse en la exportación de capitales y no solamente de mercancías, el parasitismo de las burguesías, la explotación de las naciones oprimidas.
Lenin puso de manifiesto la vinculación entre el sistema económico capitalista predominante y los problemas políticos del tiempo, en particular la guerra, describiendo de manera universal y científica las características del imperialismo.
El concepto aún vigente de Lenin se actualiza y observamos que el imperialismo constituye hoy la articulación de los grandes capitales mundiales en un sistema único que aumenta las desigualdades de desarrollo, pues frente a la tendencia de una degradación de la tasa de ganancia la salida es encontrar siempre nuevas fronteras de acumulación de capital.
Durante mucho tiempo eso significó conquistar territorios. Pero en la época contemporánea, el papel del capital financiero es predominante. Sin lugar a dudas, Estados Unidos se asume como única superpotencia planetaria en momentos en que con la llamada “globalización”, el imperialismo transita a una fase superior en medio de una crisis económica sin precedentes.
Como ha señalado el escritor portugués Miguel Urbano, EEUU substituyó al imperialismo tradicional, responsable de las guerras mundiales del siglo XX, por un imperialismo colectivo comandado desde el Pentágono.
Las guerras interimperialistas son cosas del pasado. Hoy son antagónicas las contradicciones entre grandes potencias y gigantes transnacionales, que se unen para el logro de sus objetivos, como ocurrió en Libia.
La invasión militar fue precedida por el boicot y la desestabilización que generaron las transnacionales petroleras instaladas en Libia.
Frente a una crisis estructural y sistémica para la cual no encuentra soluciones en el ámbito de la lógica del capital, el imperialismo diseña una política exterior de corte fascista, promoviendo guerras “preventivas” e “ilimitadas” contra los pueblos para saquear sus recursos.

DICTADURA DEMOCRÁTICA AL ESTILO GRINGO

La guerra es necesaria para la sobrevivencia del imperialismo.

La guerra es necesaria para la sobrevivencia del imperialismo.

Las estrategias de dominación son ya conocidas. En el plano económico obligan a los países a contraer altos préstamos para acumular grandes deudas y, en lo político, persiguen a toda costa la instalación de gobiernos obedientes que permitan la entrega de recursos naturales.
En una reciente comparecencia ante el Senado estadounidense, el ex boina verde Michael Sheehan, secretario de Defensa Adjunto para Operaciones Especiales, exigió al Congreso respaldar sin objeciones todas las acciones bélicas emprendidas por el Pentágono en su “lucha contra el terrorismo”, basándose en el contenido de la llamada “Autorización para el Uso de la Fuerza Militar” (AUMF, por sus siglas en inglés Authorization for the Use of Military Force), aprobada en 2001 luego de los ataques del 11 de septiembre.

Al parecer, Sheehan olvidó por completo el principio democrático de la separación de poderes y con su actitud dejó más que claro que al Pentágono no le preocupan ni el Estado de Derecho ni la legitimidad de las instituciones.

La AUMF, según este criterio, debe estar por encima de la Constitución estadounidense.
Las incumplidas promesas del presidente Barack Obama de mejorar la calidad de vida del pueblo estadounidense con algunas políticas sociales se convirtieron en buenos deseos. El dinero para la asistencia social fue a parar en la industria armamentista.
El Ministerio de Defensa imperialista ya no obedece los dictámenes que se rubrican en el Salón Oval; sus decisiones tienen prioridad, pues las leyes para la “guerra contra el terrorismo” le otorgan amplios poderes para iniciar y desarrollar conf lictos en cualquier parte del mundo, incluso dentro del territorio estadounidense, sin autorización previa del Congreso.
Para algunos analistas esto es una flagrante violación al artículo 1, sección 8, de la Carta Magna estadounidense, que establece que solo el Congreso puede autorizar una declaración de guerra u ocupación.
La AUMF también le otorga al Pentágono la facultad de declarar la guerra a “fuerzas asociadas”; es decir, a grupos que consideren terroristas.
Esto a todas luces describe una dictadura democrática, en la que el Poder Ejecutivo es solo una fachada para el encubrimiento del verdadero poder: el complejo militar industrial estadounidense que tiene su brazo armado en el Pentágono.

LA GUERRA PARA SUPERAR LA CRISIS

Las FANB hoy más que nunca garantizan nuestra dignidad y soberanía.

Las FANB hoy más que nunca garantizan nuestra dignidad y soberanía.
En la última década las cambiantes necesidades de la política imperialista de EEUU, acentuadas por la crisis económica, aumentan el uso de la guerra para el reacomodo y el sostén de su hegemonía.
Irak, Afganistán, Libia, Somalia, Yemen y nuestra hermana República de Siria son los blancos más recientes de la voracidad imperialista.
Es por estas y otras razones que resulta vital para la Revolución Bolivariana la lucha antiimperialista que constituyó uno de los pilares fundamentales de la política exterior del comandante Hugo Chávez, y que tiene evidente continuidad con el presidente Nicolás Maduro.

PATRIMONIO ESTRATÉGICO DE LA HUMANIDAD

Venezuela constituye en estos momentos un patrimonio estratégico en el enfrentamiento al imperialismo, por su impulso y papel preponderante en la integración latinoamericana y en los esfuerzos por alcanzar un mundo mejor.
Esto se ha evidenciado con el aumento de las alianzas con nuevos actores de poder, el viraje que ha dado la política en América Latina en los últimos años, el destacado rol que ha jugado Venezuela en el seno de importantes organismos internacionales y regionales de todos los continentes.
Quienes quieren supeditarse a los intereses del imperialismo estadounidense critican hoy el renacimiento de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), que ha dado una demostración contundente de fortaleza con las recientes maniobras militares de la Armada Bolivariana desde La Orchila, que implicaron el lanzamiento de un misil antibuque subsónico Otomat MK2, recuperado con tecnología propia.
“Esto forma parte de la estrategia desarrollada por el comandante supremo, Hugo Chávez, de recuperar, potenciar y fortalecer toda nuestra FANB (…) para hacer de nuestra patria una patria inexpugnable, intocable por ningún imperio de este mundo”, dijo durante las operaciones militares el presidente Maduro.
Y el escenario político actual le concede toda razón. Nadie vacila en afirmar que América Latina y el Caribe es hoy el escenario decisivo en el enfrentamiento antiimperialista justo cuando en la historia de la humanidad resulta indispensable librar esta batalla para defender el derecho de cada pueblo a su libre determinación, tal y como se está haciendo en la República Bolivariana de Venezuela.

Mientras la burguesía y la ultraderecha siguen apoyando al Pentágono, las fuerzas progresistas continentales se unen para impedir el control totalitario imperialista en nuestros territorios.

http://prensapcv.wordpress.com

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