La suerte de muchos de los inmigrantes en su última etapa del viaje migratorio de Marruecos a Melilla.
Es el caso de una de esta superviviente de un naufagio que no puede parar de llorar, y agotada, termina en el suelo. Acaba de ver el cuerpo sin vida de su marido que se encuentra en el depósito de cadáveres del hospital Hassani de Nador, Marruecos
Mientras, APDH califica de “absolutamente ilegal” la devolución a Marruecos de otra patera llegada el viernes casi al Faro de Melilla, una “expulsión de hecho” el “coger a una persona y echarla, saltándose la Ley a la torera”.
No puede parar de llorar, y agotada, termina en el suelo. Acaba
de ver el cuerpo sin vida de su marido que se encuentra en el depósito de
cadáveres del hospital Hassani de Nador. Consigue ponerse de pie y
tranquilizarse. A su lado un hombre con los brazos en alto,-en posición de
oración, tal y como marca la costumbre musulmana-, no deja de rezar. También es
familiar del fallecido, y lo despide con una oración. Acompañados en todo
momento por la gendarmería marroquí, y tras varias gestiones, han podido darle
el último adiós. Consternados, deben mirar hacia adelante, porque han
sobrevivido. Son dos de los siete subsaharianos que fueron rescatadas
con vida por la Protección Civil marroquí el pasado lunes. Iban en una
zodiac, al parecer junto a más de cuarenta personas, que
naufragaba por la Mar Chica, una zona costera de ciento quince kilómetros
cuadrados, situada en el norte de Marruecos. Esta laguna está situada a los pies
de la ciudad de Nador, a pocos kilómetros al sur de Melilla.
Estos siete supervivientes, tres hombres y cuatro mujeres, han
sido ingresados provisionalmente en el centro hospitalario de Nador. Nuestras
fuentes nos explican que todos llegaron muy nerviosos. “Uno de ellos, estaba en
estado de shock y dos de las subsaharianas que están embarazadas, llegaron muy
preocupadas”, nos dicen, y nos añaden que “otra de las mujeres traía heridas en
el pie”. A su delicado estado de salud se suma la vigilancia permanente a la que
están sometidos, ya que hemos podido saber que en la puerta de su habitación hay
siempre dos mejanis, “más otros dos que se acercan con frecuencia”, nos indican
fuentes cercanas. Además nos señalan que “a algunos de estos subsaharianos,
entre sonrisas, les han quitado hasta el móvil”. Aún así, tras
cumplir los trámites pertinentes, a quienes lo han pedido les han permitido ver
los cadáveres de los cinco hombres muertos que yacían en el depósito de esta
instalación sanitaria. Algo, que aunque resulte sorprendente, no es lo habitual
en este tipo de situaciones.
Pero éstas no han sido las únicas personas que han fallecido,
ya que nuestros contactos nos informan de que “hay dos cuerpos más que todavía
no han aparecido”, entre ellos el de un menor. “No sabemos si es de un niño o
una niña”, nos aclaran, y añaden que “otras dos personas continúan en paradero
desconocido”. Según nos explican, la gendarmería marroquí asegura que “nadando
lograron salvarse”, sin embargo, teniendo en cuenta el estado de los
inmigrantes, para otras fuentes esta versión “resulta difícil de creer”.
Un intento de entrada a España con unas consecuencias
dramáticas, tal y como podemos apreciar en las fuertes imágenes publicadas por un
medio de comunicación marroquí, pero que no ha tenido prácticamente
repercusión en la ciudad autónoma de Melilla. Los motivos pueden ser
que la patera no llegó a acercarse a la costa española y que resulta muy difícil
recabar información en el país vecino. Estas razones explicarían que casi ningún
medio de comunicación local se haya hecho eco de la noticia. Todo lo contrario,
a nivel mediático, ha ocurrido este viernes, cuando sobre las ocho y
media de la mañana una patera con diez personas ha llegado casi al Faro de
Melilla. Entonces, algunos ciudadanos que vieron la zodiac, difundieron
a través de las redes sociales, esta noticia.
Desde la Delegación del Gobierno, insisten en que la
embarcación no llegó a Melilla y que la Guardia Civil “ha actuado
conforme a lo establecido en los convenios internacionales de Salvamento
Marítimo”. De ahí, nos dicen desde la Administración General del Estado que los
agentes españoles “hayan acudido en su auxilio y hayan comprobado que sus
ocupantes se encontraban en buen estado”. Basándose en los convenios
internacionales, aseguran que el rescate corresponde a Marruecos, por lo que fue
el país vecino el que se hizo cargo de la zodiac.
Un argumento que según el abogado y presidente de la
Asociación Pro Derechos Humanos (APDH), José Alonso, “no tiene
ninguna lógica”. Aclara que en este caso la embarcación estaría en
España porque “desde la costa hasta los siguientes doce kilómetros esas aguas
pertenecen a nuestro país”, y añade que el límite territorial ya está
marcado por el espigón, “por lo que la Dársena del Puerto, el Dique Sur, el
Faro, la playa de Horcas Coloradas y Aguadú se consideran Melilla”, apunta. El
abogado insiste en que “más allá del dique, pues a lo mejor, se puede
cuestionar”, y asombrado añade que “ningún país defiende que tiene menos aguas
territoriales que los que se reconocen en los tratados internacionales”. Además,
si esto es así, “¿cómo van a llevar a cabo la ampliación del puerto de Melilla?,
¿la van a realizar sobre aguas que a priori España considera que no son suyas?”,
se pregunta José Alonso, refiriéndose al proyecto que contempla ampliar esta
instalación.
Archivo. La valla fronteriza que separa Marruecos y
España se adentra en el mar. . Al fondo el momento y lugar del
traspaso de inmigrantes de la lancha de Guardia Civil a la de la policía
marroquí, ambas en aguas marroquíes.
Por eso, asegura que el haber devuelto esta patera a
Marruecos es una “expulsión de hecho”, que quiere decir, nos dice este
letrado sin ningún tipo de duda, “coger a una persona y echarla, saltándose la
Ley a la torera”. Añade que esta actuación es “absolutamente ilegal” porque
cualquier extranjero que acceda sin documentación a España “debe ser
identificado y si se comprueba que no puede permanecer en territorio español,
por los motivos que sean, se emite una orden de devolución firmada por el
funcionario”. Insiste en que la presencia de un letrado es imprescindible, “y si
hace falta la de un intérprete”, apunta. Un procedimiento que, repite, “no se
está llevando a cabo en Melilla”, por lo que “lo hemos puesto en conocimiento
del Defensor del Pueblo”, nos dice. También nos recuerda que el pasado 15 de
marzo una embarcación con doce personas que se encontraba a quince metros de la
orilla de la Playa de los Cárabos, también fue entregada al país vecino. “Se
está denunciando en los organismos competentes, ya que se está violando el
derecho de extranjería, el derecho de estas personas”, y añade que “puede
ocurrir que cualquiera solicite asilo o refugio y hay que tramitarlo, no se les
puede expulsar”.
Apesadumbrado, el presidente de la APDH no se cansa de repetir
que “estamos denunciando a ver si algún día dentro de dos, tres o cinco años, la
gente no tiene que sufrir este tipo de arbitrariedades”. Califica estas
“expulsiones de hecho” como “ilegalidades flagrantes” y añade que pueden ser
incluso objeto de delito, “no sería extraño que el delegado del
Gobierno, el teniente coronel de la Guardia Civil o el responsable que sea, se
encuentre con una querella criminal por estos motivos”. Así de rotundo
se muestra para dejar claro que la Ley de Extranjería debe respetarse, y que no
existe ningún tratado que afecte a Ceuta y Melilla, “que prevalezca sobre esta
norma”.
Apunta también José Alonso que debemos ser conscientes
de que devolver una patera a Marruecos conlleva “condenar a estas personas a que
les rompan los brazos y las piernas”. De hecho, hemos podido saber por
fuentes cercanas a los inmigrantes que están en el Gurugú – el monte marroquí
donde estas personas se refugian esperando poder pasar a la ciudad autónoma –
que una persona ha fallecido en el bosque, y que incluso puede
que esté enterrada. No sabemos si es la misma a la que se refería la Asociación
de Prensa Marroquí (MAP) el pasado 14 de mayo. Un fallecimiento, que según este
medio de comunicación, se estaba investigando y que podría estar relacionado con
el salto a la valla del pasado trece de mayo. De ciento cincuenta inmigrantes
que lo intentaron, sólo setenta lo consiguieron, el resto acabó entre el
hospital de Nador y los campamentos del Gurugú. Estos asentamientos
fueron arrasados la noche siguiente por la gendarmería marroquí que
actúo con violencia y efectúo detenciones.
Pero no sólo quienes huyen de la guerra y el hambre pierden la
vida en Marruecos, sino también en Melilla. Concretamente este viernes
ha aparecido el cadáver de una persona cerca del puerto de la
ciudad. Al parecer, se trataría de un argelino que se ha ahogado cuando se
disponía a viajar como polizón en uno de los barcos que va hacia la península.
Una muerte más que se suma a una lista interminable de la que no se conoce la
cifra exacta, porque quienes la componen, parece que no cuentan.
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