Carta publicada en el libro ¡Sí Se Puede! Crónica de una pequeña gran victoria. De Ada Colau y Adrià Alemany.

Sr. Mariano Rajoy. Señores diputados y diputadas del PP, miembros del Gobierno de España.
Les escribe Ada Colau, pero esta vez no como portavoz de la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), sino como una ciudadana
cualquiera.
Estos últimos días han sido intensos. La
Sra. Delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, y otros
miembros del gobierno y de su partido, así como algunos medios de
comunicación, han lanzado graves acusaciones contra mi persona. Se han
dicho muchas mentiras o medias verdades deformadas: que si era filo
terrorista, simpatizante de no sé qué, condenada en juicios
inexistentes, anti sistema por acciones pacíficas varias, subvencionada
con millones de euros… Es igual. Los abogados me dicen que debo
denunciar, y en algunos casos graves lo haré, pero no vale la pena
perder tiempo respondiendo a la difamación. Sin embargo se han acumulado
algunos malentendidos de fondo que creo sería oportuno aclarar.
En primer lugar, ustedes no han entendido el movimiento de la PAH. Dejen que les cuente. La PAH es un movimiento ciudadano en el que participan miles de personas, la mayoría afectadas, algunas otras solidarias, todas movilizadas por la defensa del derecho a la vivienda. Es un movimiento apartidista, muy plural y transversal, en el que personas muy distintas hemos coincidido movidas por la indignación frente al abuso de las entidades financieras y la complicidad que éstas han encontrado tanto en su gobierno como en el anterior. Por ello les digo que sus acusaciones de que el PSOE mueve los hilos de la PAH son ridículas y demuestran un desconocimiento de la realidad preocupante. Deberían venir a nuestras reuniones y comprobarlo. En ellas encontrarán votantes de todos los partidos y abstencionistas; clases medias y bajas; inmigrantes y autóctonos; jóvenes y mayores… vamos, la ciudadanía en general.
En primer lugar, ustedes no han entendido el movimiento de la PAH. Dejen que les cuente. La PAH es un movimiento ciudadano en el que participan miles de personas, la mayoría afectadas, algunas otras solidarias, todas movilizadas por la defensa del derecho a la vivienda. Es un movimiento apartidista, muy plural y transversal, en el que personas muy distintas hemos coincidido movidas por la indignación frente al abuso de las entidades financieras y la complicidad que éstas han encontrado tanto en su gobierno como en el anterior. Por ello les digo que sus acusaciones de que el PSOE mueve los hilos de la PAH son ridículas y demuestran un desconocimiento de la realidad preocupante. Deberían venir a nuestras reuniones y comprobarlo. En ellas encontrarán votantes de todos los partidos y abstencionistas; clases medias y bajas; inmigrantes y autóctonos; jóvenes y mayores… vamos, la ciudadanía en general.
En segundo lugar, la PAH no tiene, ni
necesita “lideresas”. Parece que ustedes se han empecinado en buscar
cabecillas a los que poder decapitar, como forma rápida de acabar con
una protesta que a las entidades financieras, y ahora parece que también
a ustedes, les resulta molesta. Yo no soy nadie importante ni
especialmente brillante. Soy temporalmente una portavoz, pero como yo
hay miles de personas igual o más implicadas. Esa es la fuerza
del colectivo: somos un movimiento profundamente democrático, que
apuesta por la descentralización y el protagonismo de todas y cada una
de las personas que en él participan. Ese es uno de los
ingredientes secretos que explican que en los momentos más difíciles,
las personas saquen lo mejor de sí mismas. Empoderamiento y solidaridad
nos hacen imparables.
Y finalmente, hablemos de los escraches.
Les molesta que podamos ir a protestar frente a su casa. Lo entiendo. A
mí tampoco me gustaría. Pero si alguna vez acudieran a un desahucio,
entenderían que se trata de algo infinitamente más molesto. Hay
miles de personas en una situación límite, en la calle y con deudas, en
paro, sin tener qué comer… y todo ello a pesar de que viven rodeadas de
abundancia. Miles de familias en la calle viven en el país de
Europa que más viviendas vacías acumula. Pasan hambre en un estado que
permite que cada día se tiren toneladas de alimentos en buenas
condiciones. Y ustedes gobiernan ese país, por ello no debería
sorprenderles que esas familias llamen a su puerta, después de haber
intentado en vano llamar su atención. Este movimiento,
absolutamente ejemplar, ha agotado todas las vías que la insuficiente
democracia española ofrecía: durante más de cuatro años hemos intentado
negociar con las entidades financieras, hemos hablado con los partidos
políticos, con servicios sociales, ayuntamientos… hemos puesto recursos
en los juzgados y hemos recogido como hormiguitas casi un millón y medio
de firmas. Pero nada, el Partido Popular no se ha movido ni un
milímetro y anuncia que rechazará las medidas de la Iniciativa
Legislativa Popular.
Qué casualidad. Justo en el momento en
que la PAH cuenta con más apoyo social (entre el 80% y el 90% según
todas las encuestas). Cuando ya se han entregado el millón y medio de
firmas de la ILP. Cuando la presión social les ha obligado a admitir a
trámite esa ILP que no pensaban ni debatir. Cuando llega una sentencia
europea que da la razón a las personas afectadas y dice que las miles de
ejecuciones hipotecarias y desahucios que se han producido los últimos
años en España son ilegales. Justo en este momento, cuando parecería que
ya nada más puede retrasar la necesaria reforma legislativa, ustedes
nos salen con una campaña de criminalización como única respuesta. En
lugar de escuchar el clamor popular, intentan generar confusión
llegando a comparar nuestras acciones pacíficas con el terrorismo de ETA
o la Alemania nazi. Hay que ser mala gente para decir algo así.
Recuerden que en este tema de
los desahucios de momento los únicos domicilios violados y los únicos
muertos los ha puesto la población. No sus señorías, que hasta
la fecha se han limitado a mirar desde lejos, y desde la comodidad, un
drama que podrían haber evitado si hubieran actuado donde les compete,
en el Congreso. Por supuesto que la ciudadanía no es tonta y en seguida
ha visto que en toda esta campaña de difamación no se buscaba más que
hacer ruido para desviar la atención. Pero no les va a funcionar. La
realidad es tozuda y miles de personas estafadas y desahuciadas no van a
desaparecer por mucho que su gobierno las ignore.
Dejen que termine usando el paralelismo
con la Alemania nazi al que ustedes recurren con tanta ligereza. Si bien
la gravedad no es comparable, en ambos casos estamos hablando de
situaciones de vulneraciones sistemáticas de derechos humanos. En España
afortunadamente no estamos frente a campos de concentración,
deportaciones ni asesinatos masivos. Pero sí tenemos violentos
desalojos, miles de personas empobrecidas que ven comprometidas sus
necesidades básicas, condenadas de por vida a la exclusión social y la
economía sumergida. Y todo para mantener unos privilegios y unos
beneficios astronómicos a las élites financieras.
Décadas después del nazismo, la sociedad alemana aún no se ha perdonado a sí misma el no haber sabido reaccionar a tiempo para evitar la barbarie. Pues bien, en España miles de ciudadanas y ciudadanos hemos decidido que en el futuro queremos poder mirarnos al espejo. Una democracia que permite la vulneración sistemática de derechos humanos, e incluso la promueve, no es democracia, por mucho que se vote cada cuatro años. Democracia será cuando el interés general se anteponga a los dictados de los mercados. Cuando nada sea más importante que la vida y la dignidad de las personas.
Décadas después del nazismo, la sociedad alemana aún no se ha perdonado a sí misma el no haber sabido reaccionar a tiempo para evitar la barbarie. Pues bien, en España miles de ciudadanas y ciudadanos hemos decidido que en el futuro queremos poder mirarnos al espejo. Una democracia que permite la vulneración sistemática de derechos humanos, e incluso la promueve, no es democracia, por mucho que se vote cada cuatro años. Democracia será cuando el interés general se anteponga a los dictados de los mercados. Cuando nada sea más importante que la vida y la dignidad de las personas.
Sr. Presidente nunca es tarde para
rectificar. No teman los escraches, no teman a la población. Bajen a la
calle y hablen con la gente. Hagan justicia y detengan los desahucios.
Hay vidas en juego que no pueden esperar más.
Barcelona, 8 de abril de 2013
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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