Es imposible pensar que una transformación tan grandiosa como es el pasaje de la sociedad capitalista a la sociedad socialista pueda realizarse de un plumazo feliz. Considerar esta posibilidad es, nuevamente, darles crédito a concepciones claramente blanquistas. La transformación socialista supone una lucha prolongada y tenaz, en el curso de la cual es bastante probable que el proletariado sufra más de una derrota, de modo que la primera vez, desde el punto de vista del resultado final de la lucha , necesariamente llegará al poder “inoportunamente”. Rosa Luxemburgo (Reforma o Revolución)
Toussaint Louverture
La muerte el pasado 5 de marzo del
Comandante Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de
Venezuela y cabeza visible de los gobiernos progresistas de América
Latina ha dejado huérfano al conjunto de las masas oprimidas por el
capitalismo, el imperialismo y el neocolonialismo. Desde las montañas de
Colombia hasta los humildes barrios de Gaza, desde las humildes favelas
brasileiras hasta las minas de Sudáfrica, pasando por la periferia de
Caracas, millares de trabajadores, campesinos, estudiantes,
intelectuales conscientes, Jefes de Estado, militares patriotas,
dirigentes políticos y sindicales, en definitiva toda la humanidad
progresista ha lamentado profundamente la muerte de este titán que
durante 14 años encabezó este proceso en pos de construir una Venezuela
independiente, democrática y solidaria con el conjunto de los pueblos
que luchan por su emancipación verdadera de las manos del imperialismo
que día a día las condena al saqueo y a la miseria.
Los logros conseguidos hasta ahora desde
que en 1999 Chávez tomo posesión como presidente son incuestionables.
La pobreza se ha reducido 20 puntos porcentuales (del 48,6 por ciento al
27,8), la pobreza extrema se redujo 11,5 puntos (de un 22,2 a un 10,7
por ciento) gracias a la creación de las diversas Misiones Bolivarianas
que han ayudado a sacar de la marginalidad y de la pobreza a multitud de
personas en suburbios y aldeas. Las políticas sociales del gobierno
bolivariano hicieron además reducir el índice de desnutrición a la mitad
(de un 7,7 a un 3 por ciento). Por su parte y gracias a la ayuda
internacionalista de miles de médicos procedentes de la Cuba socialista
mediante la misión “Barrio Adentro” han llevado la sanidad a suburbios y
aldeas donde no había habido nunca acceso a la atención médica,
millones de personas fueron atendidas y se calcula que salvaron la vida a
300.000 personas. El analfabetismo, mal endémico en la Venezuela de la
IV República con 1,5 millones de personas que no sabían ni leer ni
escribir, ha sido totalmente erradicado declarando la UNESCO a Venezuela
“Territorio Libre de Analfabetismo” en 2005. Según el índice de Gini la
desigualdad social se ha reducido entre un 2 y 3 por ciento anualmente
desde 2003.
Por su parte y al contrario de lo que
sostienen los medios de comunicación masivos propiedad de los
monopolios, la Revolución Bolivariana ha supuesto la conquista y
fortalecimiento de multitud de derechos democráticos. El gobierno
bolivariano ha incluido a centenares de miles de personas que se
encontraban sumidas en una marginalidad absoluta en los censos
electorales. La creación de los Consejos Comunales en barrios y centros
de trabajo, embrión de los futuros órganos de poder obrero y popular,
han supuesto el despertar político de millones de trabajadores y
campesinos que se encontraban con anterioridad marginados de los asuntos
públicos. Además la Constitución bolivariana aprobada en 1999 reconoce
la oficialidad de los idiomas indígenas y tres escaños permanentes
reservados a las comunidades indígenas en la Asamblea Nacional, así como
multitud de leyes dirigidas a terminar con la histórica discriminación
racial existente en Venezuela[i].
Además Venezuela ha tejido un amplio
marco de cooperación internacional con la creación de la CELAC
(Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que por primera vez
agrupa al conjunto de los estados Latinoamericanos sin contar con la
presencia de los países imperialistas y tradicionalmente colonizadores
de la zona como es el caso de EEUU en la Cumbre de las Américas y España
en la Cumbre Hispanoamericana. Venezuela ha sido la principal
impulsora del ALBA (Alternativa Bolivariana de las Américas), un marco
de cooperación internacional en materia económica, social y comercial
que pretende estrechar lazos entre los diversos gobiernos progresistas
latinoamericanos de Ecuador, Bolivia, Nicaragua y la heroica Cuba
socialista. Alejándose de la tradicional dependencia estructural del
bloque imperialista dominante dirigido por Estados Unidos y la U.E., y
aproximándose a potencias emergentes como Brasil, Rusia y la República
Popular China, y tejiendo lazos con países que se oponen con firmeza a
la hegemonía imperialista como Siria, Irán y Bielorrusia, así como con
países socialistas como la República Socialista de Vietnam o la
República Popular Democrática de Corea.
En definitiva el proceso bolivariano ha
convertido a Venezuela en un bastión de la humanidad progresista, una
trinchera en la lucha contra el Bloque imperialista dominante (EEUU y la
U.E. principalmente). No nos cabe la duda que el imperialismo en las
semanas próximas a la muerte del comandante reforzará su maquinaria con
el fin desestabilizar la revolución. Ya se ha anunciado la posibilidad
de que el cáncer del Presidente fuera inoculado externamente y se ha
expulsado a un funcionario de la Casa Blanca que había acudido a
Venezuela con el fin de captar a militares con fines golpistas. Los
grandes medios de comunicación controlados por los oligopolios
mediáticos han vuelto a iniciar una infamante campaña contra la figura
del comandante aún cuando su cuerpo todavía se encontraba caliente y han
dado su apoyo incondicional al candidato de la oligarquía Enrique
Capriles.
Llegados a este punto los comunistas
debemos realizar un análisis de clase sobre en qué punto se encuentra el
proceso. Formalmente Venezuela está aplicando un programa de
“construcción del socialismo”. Sin embargo ese socialismo que sirve de
guía a la revolución bolivariana no es el socialismo científico
elaborado y desarrollado por Marx, Engels y Lenin, sino en el llamado
“socialismo del siglo XXI” teorizado por el sociólogo alemán Heinz
Dieterich, este socialismo huye de las connotaciones de clases propias
del socialismo científico, parte de una teoría del Estado y la sociedad
interclasista, y niega el papel histórico de la clase obrera como
sujeto revolucionario a favor de los llamados “sujetos emergentes”. En
definitiva según diría Marx el “socialismo del siglo XXI” no se encuadra
dentro del socialismo científico sino que es una suerte de socialismo
pequeño burgués que pretende aliviar la penuria de los sectores
explotados sin alterar radicalmente la estructura de producción
capitalista[ii].
Esto se ve con más claridad cuando
observamos más detenidamente los indicadores que hay sobre la estructura
económica de Venezuela. En primer lugar Venezuela sigue siendo un país
que en esencia sigue siendo exclusivamente dependiente de las rentas
petroleras como hace casi un siglo, lo que cambió con la llegada de
Chávez a la presidencia fue la realización de una mejor distribución de
las rentas petroleras entre los sectores más desfavorecidos, un mayor
control estatal de la industria petrolera, y una limitación en el manejo
de los recursos petroleros por parte de EEUU y las potencias
imperialistas extranjeras (aunque aún siguen manteniendo un comercio
fluido con estas). Sin embargo las rentas petroleras no han sido
aplicadas en la construcción de una industria socialista nacional, esto
hace que Venezuela sea aún casi exclusivamente dependiente de sus
recursos petrolíferos y de sus recursos petrolíferos y de los créditos
externos, lo cual conduce a un aumento de la deuda externa que a su vez
tiende a aumentar la inflación de determinados productos y puede
ocasionar a largo plazo la reducción de los salarios reales.
Por su parte el proceso de socialización
de los medios de producción que debe venir acompañado a toda revolución
que se considere socialista no se está produciendo en Venezuela. La
inmensa mayoría de las fuerzas productivas y las empresas venezolanas se
encuentran todavía en manos privadas, (sólo un 30 por ciento de la
economía puede ser considerada de propiedad social). Es decir a pesar de
determinas nacionalizaciones de diferentes sectores estratégicos de la
economía la burguesía venezolana todavía conserva una parte importante
de su base material (y un poder mediático considerable) con el que puede
hacer revertir el proceso. La maquinaria del estado burgués, a pesar de
haberse sometido a reformas de carácter democrático y progresista,
todavía se mantiene, y en los círculos dirigentes del oficialismo se
están empezando a entrever casos de burocratismo y corrupción propios
de los remanentes de la anterior etapa colonial[iii].
La etapa en la que se encuentra hoy en
día la revolución en Venezuela no corresponde con la de la revolución
socialista, sino que corresponde con una etapa revolucionaria de
liberación nacional antiimperialista, patriótica y democrática. Esta
revolución lo que busca principalmente es la emancipación nacional y
económica de un Estado que hasta hace unos años estaba estructuralmente
ligado al capital monopolistas y financiero de EEUU y tenía graves
deficiencias en lo que se refiere a independencia política. El golpe
principal de esta revolución va dirigido contra el bloque imperialista
principal (especialmente “el hermano mayor americano”) y contra la
oligarquía compradora “vende patria” que durante décadas ha sido la
mamporrera de de las multinacionales sirviéndoles en bandeja los
recursos naturales de la nación. No obstante la base social en la que se
apoya la revolución bolivariana es fundamentalmente interclasista,
agrupa a diversos sectores sociales desde la clase obrera, el
campesinado pobre, los indígenas, los sectores marginados de las grandes
urbes… Pero quien hasta ahora ostenta la dirección política del proceso
son en esencia sectores de la pequeña burguesía y burguesía media.
De estos sectores de la población
proceden importantes cargos del “oficialismo” que han aquejado
comportamientos burocráticos y corruptos, y que ven el proceso como un
simple elenco de medidas social-reformistas que ayude a mitigar en lo
posible la difícil situación de las clases populares venezolanas y la
consecución de una independencia económica que le haga a su vez hacerse
hueco y desplazar a la tradicional oligarquía como clase dominante. Las
derivas que puedan tomar estos sectores una vez que este avanzado el
proceso pueden ser muy peligrosas, estos sectores si siguen teniendo la
dirección del proceso llegado a un punto de inflexión pueden llegar al
pacto con el imperialismo y con la oligarquía con el fin de salvar sus
intereses.
Contradicciones internas y la nueva dirigencia revolucionaria.
La revolución bolivariana como todo
cambio y proceso de transformación social no está exenta de las leyes de
la dialéctica y en su seno se ha dado controversias y situaciones
contradictorias. Una de ellas fue la ruptura del entonces Ministro de
Defensa Raúl Isaías Baduel con el proceso al oponerse a la Reforma
Constitucional promovida en 2007, que fortalecía los órganos del poder
popular (Consejos Comunales) y preveía un mayor control social de la
economía, bajo el argumento de que esta reforma convertiría a Venezuela
en un “Capitalismo de Estado”, notables intelectuales como Dieterich
apoyaron las posiciones de Baduel lo cual ocasionó una fuerte
controversia en el seno de la revolución y entre la izquierda
internacional misma.Finalmente Baduel se descubrió como agente de la
oligarquía y se descubrió su implicación en un caso de corrupción, (en
concreto se le acusó de apropiación indebida de 30 millones de bolívares
durante su gestión como ministro), hecho por el cual fue condenado en
2010 a 8 años de prisión.
Otra controversia surgió con la creación
en 2008 del Partido Socialista Unificado de Venezuela con la pretensión
de determinados sectores del “chavismo” de absorber al histórico
Partido Comunista de Venezuela, felizmente el PCV no se dejó arrastrar
por los “cantos de sirena” y tomo la decisión de seguir manteniendo su
independencia política sin dejar de apoyar críticamente el proceso.
El proceso ha tenido sus aspectos
contradictorios, ha tomado medidas indudablemente progresistas y
revolucionarias como es la participación popular en la defensa del
proceso revolucionario con la creación de una Milicia Bolivariana que
actualmente cuenta con 800.000 voluntarios; con medidas más dudosas como
la colaboración con la sanguinaria oligarquía colombiana en la captura
y extradición de combatientes revolucionarios de las FARC-EP y el ELN.
La muerte de Chávez abre multitud de
incógnitas sobre el desarrollo del proceso, los más agoreros (y mal
intencionados) han sentenciado que muerto el Comandante la Revolución
tiene sus días contados. Nosotros no debemos caer en el idealismo de que
los procesos son obra de un “Líder-Guía” omnipotente, los procesos son
obra de los pueblos y las masas que los impulsan y en ellos está la
posibilidad de que se resuelvan con éxito.
El hombre elegido para sustituir a Hugo
Chávez da confianza para esperar que el proceso vaya resolviendo con
éxito sus contradicciones y lo conduzca hacía su profundización y
radicalización. Nicolás Maduro no es un hombre de origen burgués, ni
pequeñoburgués, ni un militar patriota como su predecesor, es un obrero
con una larga experiencia en la lucha de clases. Conductor del Metro de
Caracas, fue un importante dirigente sindical de su ramo curtido en
multitud de huelgas y diversas luchas. Militante de la Liga Socialista,
en la década de los 90 entro a formar parte del Movimiento V República
(Plataforma electoral de Chávez para las elecciones de 1998), siendo
elegido diputado en la Asamblea Nacional en el 2.000, Presidente de la
misma en el 2005, Ministro de Asuntos Exteriores en el 2006 y elegido
Vicepresidente de la República en 2012.
Este es el hombre que el 14 de Abril
deberá enfrentarse al candidato de la derecha oligárquica Capriles,
prueba que previsiblemente superará sin muchos contratiempos. Más
difícil es la resolución concreta que este proceso plantea, abandonar la
dependencia exclusiva del petróleo, diversificación de la economía
nacional, superación definitiva de los problemas endémicos heredados del
anterior régimen (delincuencia masiva, corrupción, extrema pobreza,
marginalidad…), eliminación de la base material que permite subsistir y
sabotear el proceso a la oligarquía vende patrias, avance en la
socialización de los medios de producción y formación de un Frente
Antiimperialista continental que haga frente y suponga una barrera al
asalto de EEUU y sus potencias acólitas a los pueblos de Latinoamérica.
Para poder cumplir todas estas
condiciones es esencial que se refuerce el partido que objetivamente
representa los intereses de la clase obrera, el Partido Comunista de
Venezuela (P.C.V.). Un Partido que como reconoció Maduro en su
Conferencia partidaria, nunca abandonó los principios del
marxismo-leninismo, nunca traicionó una lucha obrera, sus dirigentes
supieron mantenerse siempre firmes en la legalidad y en la
clandestinidad, nunca abandonó su ideal revolucionario por conseguir una
nueva sociedad en donde no exista explotación del hombre por el hombre y
donde el imperialismo sea historia[iv].
Hay aspectos que posibilitan ver un
reforzamiento de la influencia del PCV en el proceso bolivariano, la
importante subida en las elecciones donde se presentó dentro de la
candidatura oficialista, la creación por parte de Maduro de una
dirección colectiva de la revolución (petición formulada por el PCV
desde hace tiempo) y el propio discurso que Maduro dio en la Conferencia
convocada por el PCV para darle su apoyo en las próximas elecciones. La
clase obrera en Venezuela ha tenido una posición bastante débil debida
principalmente a la situación de dependencia semicolonial a la que
estaba sometido el país caracterizado por un bajo desarrollo de la
industria y las fuerzas productivas en general, por eso es importante el
avanzar en la reindustrialización del país, entre otros motivos para
fortalecer la composición de la clase obrera.
El PCV ha realizado una propuesta
estratégica, en su programa de partido, que es de vital importancia y
transcendencia en un documento titulado “Trascender del actual Estado burgués, por un Estado Popular democrático y Revolucionario”. En
este documento el PCV mantiene el carácter de clase burgués del actual
Estado Venezolano y su papel histórico en la dominación sobre las clases
populares que ha ejercido la oligarquía venezolana y el imperialismo a
través de dicho Estado. El PCV denuncia que la democracia burguesa juega
un papel fundamental en la dominación de clase y en encubrir y
legitimar los intereses de la burguesía y los monopolios antes las
grandes masas, para ello se remonta a la etapa histórica en la IV
República de alternancia política entre los dos partidos de la
oligarquía, los “adecos” y los “copeianos”. La maquinaria de este Viejo
Estado sigue en lo esencial en pié y como tal es necesario desmantelarla
y sustituirla por un nuevo Estado Popular, Democrático y
Revolucionario, tal y como expresa el PCV en su programa:
“Superada la política neoliberal de la década de los 80 y 90, que buscaba reducir al máximo el papel del Estado en la sociedad, se inaugura una nueva etapa del Estado venezolano sustentado en la práctica de la llamada democracia participativa y protagónica, a través de la transferencia de competencias y recursos a los niveles más locales del aparato burocrático y la incorporación de organizaciones populares en la gestión estatal. Sin embargo, estos cambios no son capaces de modificar el carácter de clase del Estado, solamente busca facilitar los procesos burocráticos. La teoría marxista leninista y la praxis de las diferentes revoluciones socialistas han demostrado que la real transformación del Estado está condicionada al cambio en las relaciones sociales de producción, a partir del control efectivo de la clase obrera y los trabajadores sobre la administración de los recursos producto de su propio trabajo. El único Estado que servirá realmente a los trabajadores y trabajadoras es el Estado Democrático Popular Revolucionario en la perspectiva de construcción socialista.”[v]
El papel del PCV como apoyo crítico
dentro del proceso bolivariano debe fortalecerse y consolidarse, así
como debe fortalecerse y consolidarse su relación con el conjunto de
masas oprimidas de Venezuela y esforzarse por reforzar el papel de la
clase obrera en el proceso. Debe servir de un fuerte puntal de apoyo al
Presidente Maduro frente a los elementos oportunistas y corrompidos que
busquen la conciliación con la oligarquía venezolana y el imperialismo.
El PCV debe convertirse en la vanguardia del conjunto de las clases
populares y ser la garantía de la victoria de la Revolución. Para ello
el actual Estado Burgués Venezolano debe transformarse en un Estado
Popular, Democrático y Revolucionario bajo la dirección de la clase
obrera y las masas campesinas pobres, y en donde se mantenga una alianza
táctica con la pequeña y mediana burguesía, y con los sectores
intelectuales progresistas. Para ello se debe desarrollar el poder
obrero y popular en los centros de trabajo y en las fábricas mediante la
profundización y el desarrollo de los Consejos Comunales y los Consejos
Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras, como base del nuevo poder,
regular la participación de los órganos de control obrero en la
producción de las empresas estatales.
Fortalecer la participación popular del
conjunto de las masas en la defensa de la Patria y la Revolución de los
ataques y amenazas imperialistas bajo el concepto de “Guerra de todo el
Pueblo”, bajo el cual cada obrero y campesino tiene un papel y un lugar
en la defensa de la Revolución, a diferencia del viejo aparato burgués
que lega el monopolio de la defensa a un cuerpo militarizado y ajeno a
los intereses de las amplias masas. La liquidación completa y total de
los latifundios y eliminación como clase de los terratenientes, clase
rancia y visceralmente contrarrevolucionaria, que no ha dudado en
asesinar a centenares de dirigentes campesinos utilizando para ello
grupos paramilitares. La nacionalización de los sectores estratégicos de
la producción y el control obrero y popular de estos. En definitiva
este nuevo estado debe seguir profundizando estos cambios en pos de
conseguir construir un nuevo modo de producción donde los medios de
producción estén en manos de toda la sociedad para poder satisfacer las
necesidades de las amplias masas y corregir los desequilibrios causados
por siglos de colonialismo, saque y dependencia. Ese sistema es el
SOCIALISMO.
[i]“Gobierno Bolivariano de Venezuela, 13 años de avances”. http://venezuela-us.org/es/wp-content/uploads/2009/05/Fact-Sheet-13-in-13-ESP.pdf
[ii] “Los errores del estalinismo frente al Socialismo del siglo XXI” Aporrea. http://www.aporrea.org/ideologia/a30750.html
[iii] “¿Por qué Venezuela no puede ser socialista?”. http://danielcastroaniyar.over-blog.com/article-66814844.html
[v] “Trascender del actual Estado Burgués, por un Estado Popular, Democrático y Revolucionario” Tribuna Popular. http://prensapcv.wordpress.com/2013/03/14/pcv-trascender-el-actual-estado-burgues-por-un-estado-popular-democratico-y-revolucionario/
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