lunes, 11 de marzo de 2013
En una más que anunciada
declaración "solemne" que dejaba la "incógnita" de si postularía o no
para presidente en las elecciones del próximo 14 de abril, Henrique
Capriles Radonski fue, de nuevo, él mismo.
Vaya por delante que
sabíamos de sobra que ni se le había pasado por la cabeza no postularse,
pero tenía que montar su show. Aunque en algunos momentos intentó
simular un mensaje similar al del desaparecido Chávez, la cosa no duró
mucho. Poco a poco, y sin darse cuenta, se despeñó por el barranco, en
una caída que lo llevó directamente a su redil imperialista, facista, de
servidumbre a Washington.
Y estuvo más solo que la
una este salteador de embajadas. Ni siquiera lo acompañaba alguno de
sus socios, digamos que "importante".
Cargó contra Maduro al que, no sabemos por qué, llama casi siempre "Nicolás".
Cargó contra el Ejército.
Cargó contra el proyecto, en desarrollo, revolucionario, es decir, contra Chávez, ofendió su memoria.
Cargó contra el Poder ejecutivo.
Cargó contra Cuba, esa
Cuba adonde iría a visitar al "presidente Raúl Castro" como decía
durante la campaña electoral anterior, y que, ahora, es la Cuba de los
"hermanos Castro", la Cuba que provoca los males de Venezuela... con
médicos, maestros y técnicos.
Cargó contra el pueblo venezolano.
Cargó en definitiva, con su escaso bagaje dialéctico e intelectual, contra todos.
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