ESTRATEGIA 2013: AGREDIR A LAS REVOLUCIONES LATINOAMERICANAS DESDE EL VATICANO
Puede que sean millones, cientos de ellos, los ciudadanos/as que crean a pies juntillas en la infalibilidad del papa en materia de fe (es decir, solo él decide el pensamiento único), así como en la convicción patológica (desde un punto de vista psiquiátrico) de que este personaje habla por boca de un dios que, según los evangelios cristianos, se encarnó en la figura de un “profeta” al que se conoció como Enmanuel, Yeshuah, Yahshuah o Jesús y Jesucristo (Gesú, Jesuschrist, etc,) para los fieles occidentales.
Resulta
innecesario decir que, ante una crítica pontifical sobre cualquiera de
los actuales procesos de liberación de naciones como Venezuela, Ecuador
y Bolivia, aquellos millones de siervos del catolicismo menos cristiano
y más fariseo, se preguntarán si deben o no seguir votando por una
opción revolucionaria, cuando también resulta palmario que en la
historia del cristianismo, todos los papas han sido leales a las peores
dictaduras, las más sanguinarias.
No
hace falta pertenecer a ninguna organización como la CIA o el Mossad,
el M-16 o la Interpol, para saber que desde que esas revueltas sociales
que determinaron los triunfos de Morales, Chávez (y el día 14 de Abril,
Maduro) y Correa, como en cierta medida los de Rousseff, Mujica y
Fernández, deberían ser el objetivo a batir desde la Casa Blanca, madre
de todas las dictaduras, involuciones, guerras, invasiones y crímenes
contra la humanidad de los últimos 60 años.
Pero ¿cómo hacerlo, cuando EE.UU., de común acuerdo con la Unión Europea, decidió no apoyar las asonadas sangrientas al uso, pero sí promover otros golpes, presuntamente menos cruentos, como los acaecidos en Honduras y Paraguay, cuyo reconocimiento en la OEA resulta tan hipócrita como los informes sobre derechos humanos en la justamente vilipendiada CIDH?.
Las mentes pensantes de la Mafia universal del crimen organizado (C.I.A.) obedecieron las órdenes
emanadas de las últimas reuniones del grupo Bilderberg: implementar
todas las estrategias de influencia personal sobre la Curia romana (la
Camorra que domina las conciencias de casi mil trescientos millones de
católicos) para que en la cúpula vaticana se entronizase a otro siervo
del capitalismo con más “agallas” que Benedicto XVI.
El
régimen neoliberal, que hasta la izquierda blanda llama democracia,
utiliza muy sabiamente en su beneficio, desde 1776, virtudes como la
caridad y conceptos sobre libertades públicas o derechos humanos que
distan de la realidad tanto como la pureza de la pedofilia.
No
se consiguió con Juan XXIII (el Papa bueno), ni con Juan Pablo I, al
que tras un mes de papado se asesinó en su propio dormitorio mediante un
potente veneno. Y si alguien duda del crimen, que solicite la
exhumación del cadáver, como se ha hecho con Arafat o con Pablo Neruda,
para comprobar que la negativa será la única respuesta. El miedo a la
verdad flota sobre la cúpula de San Pedro.
El
polaco Juan Pablo II, que encarnó la vuelta del catolicismo más
ultramontano a los países del bloque soviético y el acceso al poder de
elementos de ideología tan reaccionaria como su paisano Lech Walesa,
intentó hacer lo propio en Cuba, saliendo con el rabo, el báculo, la
mitra y la casulla entre las piernas ante aquel escenario: católicos,
pero revolucionarios. Incluso sus representantes eclesiásticos se
abrazaban con los responsables gubernamentales comunistas. Y en frente
del puerto, en la fortaleza de Carlos III, en La Habana, se yergue una
inmensa estatua que no representa a Fidel Castro, sino al Sagrado
Corazón de Jesús.
Tras
el fracaso del primer papa no italiano en la historia reciente (desde
1522 hubo diecisiete franceses, doce griegos, seis sirios, cinco
alemanes, cuatro españoles, tres africanos, dos portugueses, dos
dálmatas, un inglés, un cretense y un troyano), el cónclave lanzó a la
fama a un teutón cuya pertenencia a las juventudes hitlerianas anunciaba
un claro apoyo a las oposiciones al movimiento bolivariano y la
revolución cubana… en el exterior, dado que en el interior de la isla,
tales grupos suman no más de mil personas. Los pontífices hablan del
Espíritu Santo, pero este no es una paloma de la paz, sino un águila
imperial.
El
Papa Benedicto protagonizó, pocos años más tarde, un nuevo intento de
acoso y derribo del socialismo caribeño. Segundo fracaso estrepitoso.
Con sus ornamentos y escándalos de pedofilia envolviéndole por los
cuatro costados, el pontífice regresó a Roma con una mosca detrás de la
oreja.
En
2013, acuciado por lo revelado en los documentos del “vatileaks”, en
los que se encontraron informes muy comprometidos para la Iglesia sobre
cuentas corrientes en Suiza y otros paraísos fiscales, como también
acerca del manejo de dinero procedente del narcotráfico, constitución de
empresas inmobiliarias, bancos y más pederastia escondida y nunca
denunciada por el 10% de los cardenales, el ex nazi decidió hacer las
maletas y poner balneario de por medio.
Hace
un par de meses, Ratzinger sorprendió al mundo con su retirada, para
dedicarse al rezo y la oración: léase, vivir sin agobios y
responsabilidades, dejando una enorme patata caliente a otro colega con
más experiencia en asuntos de represión, servicio a las dictaduras,
comprensión hacia el terrorismo de estado, complicidad en crímenes y
bendición de asesinos. Astucia, se llama eso, qué carajo…
Y hace unos días, llegó
la hora de Don Bergoglio, el papa que consintió la tortura y prisión de
sus compañeros sacerdotes, el robo de bebés. Así es el jesuita
intrigante y servil que silenció las continuas violaciones de los
derechos humanos, los asesinatos en masa y la desaparición (los vuelos
de la muerte, incluidos) de miles de personas.
Latinoamérica,
sin embargo, para enorgullecerse por tener el primer papa no europeo de
la historia, aseguran los medios al servicio del neoliberalismo.
Pero
también lo dicen algunas de aquellas plataformas que, de una u otra
forma, apoyan los movimientos de liberación nacional. No tienen otro
remedio.
Contar
la verdad acerca de este cura argentino (enemigo declarado del
fallecido presidente Néstor Kirchner y de su esposa, la actual
mandataria Cristina Fernández) y de los designios que se ha marcado
(entre ellos habrá visitas urgentes al continente), podría acarrear que
miles de electores abandonaran a sus líderes en favor de una oposición
más proclive a la mentira, que seguirá exhibiendo en escena la obra “Caridad con los Pobres, pero no Revoluciones”, que el elenco de la Iglesia Católica interpreta desde hace siglos.
La
Teología de la Liberación fue aplastada por el cardenal Ratzinger desde
el Santo Oficio (una suerte de Inquisición moderna), mientras el Papa
Paco, con una actitud mucho más sibilina y maquiavélica, quiere aplastar
todo apoyo a las democracias emergentes, porque demuestran algo tan
sencillo y mágico como que el socialismo puede ser un sistema que logra
transformar la caridad en justicia social.
Se
avecinan tiempos difíciles, compañeros y compañeras de Latinoamérica y
el Caribe. Desconfiad de un Papa que ha cumplido y cumplirá exactamente
lo que la tradición cristiana decía del Anticristo: tergiversará las
enseñanzas de los Evangelios.
A
Don Bergoglio le encanta retratarse al lado de los pobres, los
desheredados, los que padecen infortunio, las miserias, la necesidad y
el hambre.
Si
esas lacras desaparecen, Papa Paco I y Los Pedófilos tendrían que
basar su cristianismo en estudiar cómo liberarse de su propia mierda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario