Pero hoy cambiamos de tercio: aprovechando la visita del COI a la ciudad candidata, vamos a sacar una lista de los motivos por los que es una vergüenza que una ciudad que apuesta tan poco por el deporte en su día a día aspire a organizar el mayor evento deportivo mundial. Seguro que se os ocurren más en los comentarios:
Madrid no tiene instalaciones deportivas suficientes. En el centro dispone de una sola piscina municipal (para decenas de miles de habitantes) y como único espacio abierto para practicar deporte, en todo el distrito Centro solo cuenta con una cancha en Lavapiés. Todo ello pese a contar con numerosos solares abandonados en el corazón de la ciudad.Una ciudad que aspira a organizar unas Olimpiadas debería tener ya resueltas todas estas contradicciones antes de presentar su candidatura. O, por lo menos, debería querer resolverlas antes de la votación del COI. Pero no hay voluntad. Pareciera que algunos políticos y empresarios solo buscan organizar los JJOO para seguir agarrando millones y millones del erario público en infraestructuras que quintuplican su presupuesto, en sueldos de puestos elegidos a dedo y en comisiones de todo tipo, yernos del rey incluidos. Esta vez no cuela. #NOaMadrid2020
Madrid descuida muchas de sus (pocas) instalaciones deportivas de barrio. Numerosos campos tienen escaso mantenimiento, no se reponen los elementos rotos por el uso y los suelos tienen más boquetes que un campo de golf. Como muestra, un botón: hace cinco años denunciamos el mal estado de una pista de baloncesto en Puerta del Ángel. Hoy sigue igual (o peor).
La única gran instalación deportiva del centro es ilegal. Y de dudosa utilidad para la mayoría de sus ciudadanos: es el campo de golf de Chamberí, construido sin el necesario estudio de impacto ambiental (gracias, Adriano).
No hay fomento del deporte de base. Solo se cuidan los grandes eventos internacionales (Open de Madrid de tenis, mundiales) mientras se descuida el deporte que practica el ciudadano diariamente. No hay una preocupación por que la gente haga más deporte ni porque la que lo hace lo tenga más fácil.
Las tasas de las instalaciones públicas son abusivas. Derivado de lo anterior, cada año suben los precios (muy por encima del IPC) de lo que pagan los madrileños por hacer deporte en polideportivos públicos o por nadar en sus piscinas. Hacer deporte es cada vez más caro.
Las grandes infraestructuras deportivas no tienen uso. Solo un ejemplo: Madrid cuenta con cuatro grandes pabellones para deportes de los que solo se usa uno: el Palacio de los Deportes de Goya, el Madrid Arena, Vistalegre y La Caja Mágica. Este último es el más vergonzante: por él se pagaron 300 millones de euros a las constructoras y de momento ha ahuyentado a todos los que han pasado por allí (Federación de Tenis, Real Madrid de baloncesto, Hispania F1) y ahora se pudre sin uso 51 semanas al año.
La apuesta por la bicicleta se retrasa año a año. Gallardón prometió implantar un sistema de bicicletas de alquiler la pasada legislatura, pero -como la palabra de cualquier político- el tiempo demostró que sus promesas valen poco. Estos sistemas de alquiler ya se han demostrado muy eficaces contra la contaminación, para la movilidad y fomento del deporte en todas las ciudades donde se ha implantado. Pero aquí seguimos sin él.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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