RAFAEL NARBONA
No está de más recordar que la economía
sólo es el reflejo de una determinada interpretación de la sociedad y
que los mercados financieros no son una fuerza de la naturaleza, sino la
expresión más obscena del capitalismo. Por eso, la crisis no puede
resolverse exclusivamente con medidas económicas, sino con una nueva
pedagogía política, que incluya un nuevo concepto del hombre y la vida
en comunidad.
El “hombre nuevo” del que habló el
socialismo no es una quimera, sino una necesidad imperiosa para
restituir la esperanza de una sociedad más justa y equitativa,
particularmente cuando no cesan los ataques contras los más débiles y
vulnerables. El capitalismo no es tan sólo un sistema de producción,
sino una forma de legitimar la explotación del ser humano por élites
respaldadas por el poder legislativo, judicial y militar. Se puede decir
que recoge la herencia del feudalismo, actualizando sus bases teóricas
por medio del darwinismo social y el liberalismo económico. Su coartada
es la ley del más fuerte como principal mecanismo regulador de la
actividad productiva.
La sociedad debe imitar a la naturaleza y
no contribuir a que se perpetúe la debilidad. El éxito material no es
una mera contingencia, sino una prueba de excelencia. Por eso, no hay
que condonar deudas ni acordar quitas. Los intereses de usura aplicados a
los países con primas de riesgo desorbitadas son la evidencia de un
fracaso que no puede quedar impune. Es el mismo argumento que se ha
utilizado durante décadas con los países del Tercer Mundo, forzados a
devolver presuntos préstamos de ayuda al desarrollo cuyos intereses
desbordaban escandalosamente sus presupuestos de sanidad y educación. Se
habla constantemente de solvencia, liquidez, inflación, deuda, déficit,
austeridad, rescate, consolidación fiscal, eficiencia o competitividad,
sin advertir que esos tecnicismos no son conceptos inocentes, sino
simples eufemismos concebidos para encubrir que las desigualdades se
agudizan cada vez más, condenando a naciones enteras a un porvenir de
miseria y precariedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario