LAS ARBITRARIEDADES Y SADISMO DEL APARATO CARCELARIO SON ESCANDALOSOS EN ESTA ESPAÑA DE TORTURA Y PANDERETA
Inés
nació en mi pueblo, jugó en las mismas calles que yo. Conoció la
dictadura y frente a ella tomó conciencia social, política y feminista.
En 1978 consideró la Transición como un apaño del franquismo y siguió
entregada a la pelea. Como el Che: del dicho al hecho, sin trecho.
¿Equivocadamente?
La Historia la juzgará, sin duda mejor que los que ya lo han
hecho. Un día del verano de 1987 fue detenida. Torturada durante cinco
días, fue sometida a un juicio farsa, como lo son todos los juicios en
los que la cuestión del tormento está por medio. ¿O no? La condenaron
por graves delitos, según la legislación vigente. Según esa misma
legislación, en el 2008 tendría que haber salido de la cárcel.
BAJO
EL MANDATO DE FELIPE GONZÁLEZ, HUBO MINISTROS TERRORISTAS, GENERALES
ASESINOS Y ALTOS CARGOS DELICNUENTES, COMO VERA Y BARRIONUEVO
Era 1987. Ese año, el jefe del GAL era presidente de Gobierno
y, en la cúpula de Interior, personajes como Barrionuevo o Vera
trajinaban con sangre. En 1987, el coronel Galindo seguía torturando
vascos en Intxaurrondo, controlaba el narcotráfico y procuraba que nadie
investigara la aparición de dos cuerpos en una fosa común en Alicante.
En 1987 la Guardia Civil mataba a quemarropa a Lucía
Urigoitia y a un ciudadano belga en una discoteca de Irun, sin que las
“investigaciones hasta el fondo”, prometidas por los políticos, pasaran
la epidermis. En 1987 los “incontrolados” seguían agrediendo a
ciudadanos que estaban perfectamente controlados y el GAL asesinaba a
García Goena.
UN CRIMINAL Y NARCOTRAFICANTE COMO EL EX GENERAL GALINDO, PIEZA CLAVE EN LA ETAPA DEL GAL PATROCINADO DESDE EL GOBIERNO
En
1987 Amnistía Internacional repetía su informe anual, condenando al
Estado español por la práctica de la tortura e instando abolir la Ley
Antiterrorista.
Y
es que, en 1987, la tortura era espectáculo diario: un día Sabin
Zarandona se arrojaba por el hueco de la escalera en la comisaría de
Indautxu para eludir el tormento, y otro día era Begoña Sagarzazu la que
denunciaba su intento de violación en comisaría.
Los nueve primeros días de octubre de 1987, hubo 120 personas
detenidas en Iparralde y 88 en Hegoalde, amén de 44 más detenidas en
manifestaciones de protesta. De las apresadas por los españoles, 32
denunciaron torturas. En 1987 Julen Elorriaga, asesino de Lasa y Zabala,
era nombrado Delegado del Gobierno Español en la CAV y otro
delincuente, José Ramón Goñi Tirapu, Gobernador de Gipuzkoa. 
Otro malhechor, Urralburu, ocupaba la Presidencia del
Gobierno de Navarra, y malsinaba con otro canalla, Luis Roldán, que
acababa de dejar la Delegación del Gobierno de Navarra para ocupar la
Dirección General de la Guardia Civil. En 1987, un juez de Baiona
ordenaba la detención del asesino Amedo Fouce. En 1987 comenzaba la
dispersión de los presos, medida criminal, destinada a arruinar la vida
de los familiares y a matarlos por las carreteras.
Si a lo anterior añadimos la violencia practicada por ETA,
concluiremos en que 1987 fue un año en extremo violento. Con una
matización: ETA era la única que reconocía sus actos y a la postre, la
única que pagó, larga y desorbitadamente, por ellos.
De
todos los criminales de 1987 citados, ninguno fue torturado, ni
dispersado, ni nadie pisó apenas la cárcel pese a tener alguno más de 70
años de condena. Todos los asesinos y torturadores, incluso los
condenados, fueron indultados, ascendidos, premiados. Para más
obscenidad, todo es público y notorio.
Tras 21 años presa, Inés estaba a punto de salir cuando
unos sádicos le dijeron que le alargaban la condena 9 años más. Porque
sí. Tras cuatro años de doliente espera, el Tribunal de Estrasburgo le
dio la razón y ordenó su puesta en libertad. En la cárcel le ordenaron
hacer la maleta, le indicaron la puerta y seguidamente se la cerraron.
Pura maldad.
“No
sabes cómo echo de menos las plantas, flores, prados, montes, mar,
naturaleza. Nada añoro más que eso. Imagínate 10 años ya viviendo entre
hormigón y barrotes”, me escribía Inés hace tiempo. No, no
me lo imagino. Sólo sé que una sola vez, en extraña e irrepetible
coyuntura, pude darle una rosa entre barrotes sin cristal.
LOS TERRORISTAS “BUENOS” JAMÁS HAN CUMPLIDO NI LA TERCERA PARTE DE SUS CONDENAS, NI FUERON TORTURADOS
Ahora
Inés va a cumplir 25 años presa, todos en condiciones de
excepcionalidad. Casi siempre aislada, se agarró a sus convicciones para
no enloquecer. Estudió en la UPV hasta que los sádicos se lo
impidieron. Algeciras, Albacete, Murcia, ahora A Coruña… siempre bien
lejos, para aumentar el daño. Pura perversión.
Si Inés fuera una piltrafa carcelaria, una delincuente
más, una confidente policial, y se pusiera de rodillas ante sus
verdugos, hacía tiempo que estaría ya en la calle, presa ambulante de
por vida.
Sin embargo Inés es una mujer maltratada pero entera;
dulcificada por los años pero firme en su credo; aislada pero solidaria;
presa pero libre; con una historia de la que no renuncia, (entre otras
razones porque la ha pagado con creces) pero dispuesta a seguir su ideal
social, nacional y feminista con los nuevos instrumentos establecidos
por su gente. Su continuidad en prisión es un escándalo, que sólo sirve
para mostrar, no para saciar, la sed de venganza de sus secuestradores.
Animo Inés. Salvo una, todas las puertas tienes abiertas. Mal de su grado, no te las han podido cerrar: las de tu pueblo, tus montes, tus ideales y tus gentes. Las del amor sin bisabises, las de la risa sin cristal. Las de la esperanza de una sociedad sin carceleros. Las del futuro de un pueblo en marcha. Sólo queda una puerta, cerrada todavía por el miedo, el odio y la impotencia. Y van a tener que abrirla..
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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