GAV RO CHE
La historia pone de manifiesto el
progreso de la sociedad, a lo largo de unos pocos miles de años, por
medio de las contradicciones sociales, el enfrentamiento de ideas y
aspiraciones, la sucesión de períodos de revolución y reacción, de paz y
de guerras, de estancamiento y de rápido progreso o decadencia. Antes
de Marx y Engels (y, en buena medida, es todavía el caso de muchos
ideólogos burgueses actuales) sólo se consideraban los móviles
ideológicos de la actividad histórica de los hombres y, dentro de ésta,
casi exclusivamente, la actividad de las grandes personalidades. Sin
embargo, esta comprensión superficial de la realidad no nos descubre qué
es lo que determina los móviles de estos hombres, ni por qué son
capaces esas personalidades de arrastrar tras de sí a masas enormes de
la población.
La sociedad se dedica a actividades como
la política, la filosofía o la religión, pero previamente ha tenido que
producir alimentos, ropa y techo para sus miembros. Por tanto, el
régimen económico es la base de la sociedad. La concepción materialista
de la historia parte de las premisas reales con las que la humanidad se
encuentra: la existencia de individuos humanos vivientes, la producción por éstos de sus medios de vida y las condiciones materiales en
que realizan dicha producción. Las condiciones materiales en las que
los hombres producen no se refieren sólo a la naturaleza (la tierra con
sus animales y vegetales, el subsuelo, el aire…) sino a las condiciones
materiales heredadas de generaciones anteriores, tanto los elementos
físicos como el modo en que se producen. “…las circunstancias hacen al
hombre en la misma medida en que éste hace a las circunstancias.” (1) A
fin de cuentas, lo que los individuos son depende de las condiciones
materiales de su producción.
Estructura de la sociedad y conciencia social
La sociedad (o ser social) está
compuesta por su base económica (o modo de producción) y su
superestructura política, cultural, ideológica, etc. La base económica
está constituida, a su vez por las fuerzas productivas y las relaciones de producción.
Las fuerzas productivas materiales
–que están en continuo desarrollo y son, por consiguiente, el
componente más dinámico y revolucionario de la producción- engloban:
- Los medios de producción que incluyen a) el objeto de trabajo,
es decir, la materia que se transforma en el proceso de trabajo; si
ella misma es ya producto de un trabajo anterior, se le denomina materia prima (incluimos también las materias auxiliares); b) los medios de trabajo,
tanto los instrumentos de trabajo, herramientas, las maquinas, etc…,
como el lugar donde se despliega el trabajo, el suelo el local, etc…
- Los seres humanos dotados de capacidad o fuerza de trabajo, que son la fuerza productiva fundamental.
Y las relaciones de producción
son las que contraen entre sí los individuos en la producción social de
su vida. Las relaciones de producción existentes en un momento dado
corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas
productivas materiales. Por ejemplo, la gran industria con su empleo
sistemático de máquinas es incompatible con la existencia de
trabajadores independientes que solamente se relacionan unos con otros a
la hora de vender su producción en el mercado; en su lugar, exige la
cooperación entre ellos en el mismo proceso de producción.
La estructura económica de la sociedad
es “la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y
política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia
social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso
de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia
del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”(2).
El elemento determinante de la historia es en última instancia la producción y la reproducción en la vida real. Pero no es el único
determinante: desde las formas políticas de la lucha de clases y sus
consecuencias, hasta los reflejos ideológicos de estas realidades
también ejercen su influencia sobre el curso de las luchas históricas y
en muchos casos preponderan en la determinación de su forma.
Las revoluciones sociales y la lucha de clases
“Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella.”(2)
Esta es la causa última de las
revoluciones habidas, las cuales han hecho posible la sucesión de las
distintas formaciones económico-sociales a lo largo de la historia: a
grandes rasgos, la comunidad primitiva, el patriarcado, el esclavismo,
el feudalismo y el capitalismo. Hoy, nos hallamos en la época de la
Revolución Comunista puesto que las gigantescas fuerzas productivas sociales
que ha creado el capitalismo entran en contradicción con las relaciones
de producción propias de este régimen –expresadas jurídicamente como
propiedad privada- y exigen la reorganización socialista de las relaciones de producción y de la sociedad en su conjunto.
Así como el desarrollo de la naturaleza
no precisa de la intervención de los seres humanos, el progreso de la
sociedad depende de éstos. Es más, sólo las masas de trabajadores son
capaces de acometer las tareas propias de una revolución social: las masas son las protagonistas de la historia.
Pero, para que las masas pasen a la acción revolucionaria, es preciso
que, en ellas, haya madurado hasta cierto punto la conciencia de
necesidad de dicha revolución.
“Del mismo modo que no podemos juzgar de un individuo por lo que él piensa de si, tampoco podemos juzgar de estas épocas de revolución por su conciencia, sino que, por el contrario hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción.”(2)
Precisamente, el motivo fundamental por
el que no todos los miembros de la sociedad adquieren conciencia
revolucionaria o incluso por el que una parte de la sociedad se opone a
la revolución es porque ocupan posiciones distintas y contrarias dentro
de las relaciones de producción imperantes (así, unos son explotadores y
quieren conservarlas, y otros son explotados y quieren cambiarlas). Los
individuos no son realmente soberanos sino que están condicionados por
los intereses de la clase social a la que pertenecen –aunque no tengan conciencia de ello- y es la lucha de clases la que decide la suerte de la revolución en cada momento concreto.
“Las clases son grandes grupos de personas que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que en su mayor parte las leyes refrendan y formalizan), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo, y, por consiguiente, por el modo de percibir y la proporción en que perciben la parte de riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo de otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social.”(3)
La ideología dominante en una sociedad es la de su clase económicamente dominante,
porque la larga permanencia de las relaciones de producción que ésta
representa las convierte en algo natural a los ojos de las masas;
porque, la clase dominante monopoliza la cultura y los conocimientos
científicos; porque se dota de instrumentos que forman parte de la
superestructura, para consolidar su dominación ideológica: iglesia,
escuela, medios de información, etc…; y también porque utiliza la
violencia de su Estado para imponer sus ideas.
No es extraño pues que, salvo en
momentos álgidos de la lucha de clases, la mayoría de los obreros tenga
ideas propiamente burguesas que paradójicamente sólo les llevan a
prolongar su estado de esclavitud. Son reflejos ilusorios, no reales, de
su verdadera situación en la sociedad. “Si la expresión consciente de
las verdaderas relaciones de estos individuos es ilusoria, si estos
últimos ponen de cabeza su realidad en sus ideas, es también
consecuencia de la limitación del modo de su actividad material y de sus
relaciones sociales, que se desprenden de ello.”(1)
De ahí la importancia de que el partido
de los obreros conscientes –además de educar a las masas con su
agitación y propaganda basadas en la teoría científica del
marxismo-leninismo- promueva la mayor participación de éstas en la lucha
de clases y en las más diversas manifestaciones de la misma.
Notas:
(1) “La ideología alemana”. C. Marx y F. Engels.
(2) Prólogo de “Contribución a la crítica de la Economía Política”. C. Marx.
(3) “Una gran iniciativa”. V.I. L
No hay comentarios:
Publicar un comentario