lunes,11 de febrero de 2013
Tras
destaparse en Inglaterra los asesinatos de aproximadamente 1000
personas en un hospital público de gestión privada, el primer ministro
Cameron, según sus propias palabras, pide perdón por tan espantosa
negligencia.
De
acuerdo con la RAE, negligencia se define como descuido. Me pregunto
pues dónde está el descuido. ¿Acaso no buscaban la eficacia económica?
Bien, pues justamente eso fue lo que hicieron los gestores del hospital.
Es verdad que se puede hacer de otra forma, negando el acceso a la
sanidad utilizando como criba el dinero, es decir, quien no tenga perras
en bolso se muere, ni siquiera llega a ser atendido. Pero como eso no
encaja en un sistema público la criba es algo más sutil, se hace
internamente. En este caso, el celo de los gestores les llevó a repuntar
en las estadísticas, lo cual llamó la atención de las autoridades
sanitarias, pero si en lugar de unos 1000 asesinatos hubieran cometido
100, 200, nadie se habría alarmado.
Cualquier
persona de bien podría llegar a pensar que unos miles de cadáveres
lograrían la eliminación inmediata de ese tipo de gestión privada. Es
cierto, un par de ejecutivos de la fundación que gestiona el hospital
dimitieron y Cameron promete crear un cuerpo de inspectores, es decir,
burocracia. Pero nada más. No se plantean devolver el sistema de salud
inglés a su forma de gestión anterior, que era pública y una de las
mejores del mundo, una gestión que no podía cometer negligencias de ese
tipo puesto que no estaba guiada más que por criterios médicos, los
únicos razonables en un hospital.
Claro
que razón y capitalismo no tienen nada que ver. El capitalismo solo
entiende de capital, ese es su criterio, y pretenden imponerlo en todos
los aspectos de la vida. No hay ninguna negligencia, no es un descuido,
estamos ante un objetivo político de la burguesía.
Por
desgracia sus negocios los pagamos nosotros, y muy caro, no pocas veces
con nuestras vidas. El capitalismo es el crimen organizado y protegido
por las armas. Tanto es así, que sus maravillosos principios no los
aplican a los suyos, tienen la deferencia de reservarlos para nosotros.
Por eso distinguir, tal y como hacen algunos liberales de pacotilla,
entre un capitalismo de amiguetes, como por ejemplo el español, y otro
en el que reina una verdadera libertad de mercado, por ejemplo el
yanqui, es en el mejor de los casos mera propaganda, y en el peor una
soberana estupidez.
El
capitalismo funciona muy bien para los que lo gobiernan. Para el
proletariado funciona fatal. Los hijos de cualquier burgués no tendrán
que enfrentarse al hambre, ni al desempleo, ni a la guerra, ni a los
desahucios, ni a la falta de oportunidades para educarse o curarse,
ellos no tienen que competir para conseguir un empleo, de estas y otras
calamidades solo sabemos nosotros.
No
queremos sus cínicas disculpas. Si tan arrepentidos están pueden
renunciar a su condición. Cameron podría aprovechar las circunstancias y
dar ejemplo. Sabemos que no lo harán, fuera hace mucho frío. Es curioso
el empeño de tantas personas en acomplejar a las víctimas cuando se
atreven a enfrentar a sus victimarios. Por lo que a mí respecta,
prefiero que las negligencias las cometan los nuestros, que sean los
burgueses los que tengan a bien aceptar nuestras más sentidas
disculpas.
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