¿A su modo de ver la actual crisis ya data de 1971?
En aquel entonces, economistas como
Frank, Arrighi, Wallerstein, Magdoff, Sweezy y yo mismo dijimos que
había comenzado la nueva gran crisis. La grande. No una pequeña con
oscilaciones, como muchas anteriores. Debemos situar el principio en la
ruptura del patrón de cambio del dólar con el oro. Se manifestó por un
descenso brusco de la tasa de crecimiento en algunos años a exactamente
la mitad de la de los treinta gloriosos. En Europa, cayó del 5 al 2,5%, y
en los Estados Unidos, del 4 al 2%. Esta fuerte caída se debió a una
caída igual de grande en la inversión en el sector productivo. Es el
inicio de la gran crisis, que persiste desde 1972 -1973 hasta 1980.
En la década de 1980, Thatcher y Reagan
respondieron a esta crisis mediante privatizaciones para ampliar el
campo a la expansión del capital, mediante la liberalización del mercado
financiero y mediante una política de austeridad inmediata que no
aumentó las tasas de crecimiento, si no que las mantuvo a su muy bajo
nivel. En torno a estos niveles, hubo pequeñas oscilaciones. Y ahora,
cuando en Bélgica pasa del - 0,1 al + 0,1% de crecimiento, se dice: "La
crisis ha terminado". Es grotesco. Por otra parte, el objetivo de los
liberales nunca ha sido la restauración del crecimiento, digan lo que
digan. Básicamente tratan de redistribuir los ingresos hacia el capital.
Misión cumplida.
Limitar el análisis de la crisis al
análisis financiero, implica que sólo encontraremos causas que están
directamente relacionadas, por ejemplo la desregulación como la causa
principal. Los bancos y otras instituciones financieras parecen ser los
principales beneficiarios de esta expansión. Por lo que es más fácil
señalarlos con el dedo como los únicos responsables.
Pero recordemos que los oligopolios, en
general, se han beneficiado de la expansión de los mercados monetarios.
El 40% de los beneficios de los oligopolios provienen de las
operaciones financieras ... Es el dominio de los "oligopolios o
monopolios generalizados" lo que precipitó la economía a una crisis de
acumulación, que es a la vez una crisis de subconsumo y una crisis de
rentabilidad. Sólo los sectores de los monopolios dominantes fueron
capaces de restaurar su elevada tasa de ganancia, pero destruyendo las
ganancias y la rentabilidad de la inversión productiva.
"El capitalismo de oligopolios o
monopolios generalizados". Es el nombre que da a lo que usted cree que
es una nueva fase del desarrollo capitalista. ¿En qué se diferencian
estos monopolios a los de hace un siglo? ¿La novedad está en el término
"generalizado"?
Sí, desde comienzos del siglo 20 hay
jugadores dominantes en el sector financiero (en el acero, química,
automotriz, etc) ... Sin embargo, estos monopolios eran islas -
ciertamente importantes - en un mar de PYMES verdaderamente
independientes.
Pero en los últimos treinta años, hemos
alcanzado un grado de centralización del capital, cualitativamente
nuevo, inconmensurable. Fortune menciona hoy 500 oligopolios,
cuyas decisiones controlan realmente toda la economía mundial. Dominan
los sectores aguas arriba y aguas abajo aunque sean sus propietarios
directos.
Observemos la agricultura. Antes un
agricultor tenía que lidiar con una serie de empresas para cada una de
sus actividades: compras de insumos, crédito bancario y ventas a las
tiendas. Hoy en día, una PYME agrícola se enfrenta aguas arriba al
bloque financiero de los bancos y a enormes monopolios de producción de
fertilizantes, pesticidas y transgénicos, de las que Monsanto es el
ejemplo más llamativo. Y aguas abajo, se enfrenta a las cadenas de
distribución y grandes supermercados. A través de este control, aguas
arriba y aguas abajo, su autonomía y sus ingresos reales disminuyen.
En este sentido, ¿prefiere
hablar hoy en día de un proceso de acumulación del capital controlado
por la "maximización de las rentas de monopolio" en lugar de
"maximización de beneficios"?
Sí. El control asegura que estos
monopolios logren una renta monopólica extraida de la masa de plusvalía -
transformada en ganancias - que el capital extrae de la explotación del
trabajo. Esta renta se convierte en imperialista en la medida en que
étos monopolios operan en la periferia del sistema mundializado.
La maximización de esta renta concentra
la riqueza en manos de una plutocracia, pues las oligarquías controlan
estos monopolios en detrimento de la remuneración del trabajo y la
remuneración del mismo capital no monopolista.
La desigualdad creciente se vuelve
absurda. En última instancia, es comparable a un multimillonario dueño
del mundo entero que dejase a todo el mundo en la miseria. El bombeo de
renta, asociado a las políticas de austeridad, disminuye la demanda
solvente mediante la reducción, en términos relativos, de los ingresos
del trabajo.
En la producción no, ya que no hay
demanda. Por lo tanto, huye a invertir a los mercados financieros. Las
inversiones financieras de este creciente excedente es la única
posibilidad de proseguir con la acumulación controlada por los
monopolios. Es la llamada financiarización del sistema económico.
La expansión desde hace un cuarto de
siglo de la inversión en los mercados financieros no tiene precedentes
en la historia. El volumen de transacciones en estos mercados es más de
2.500 billones de dólares, mientras que el PIB mundial es 70 billones de
dólares. En este sentido, la especulación no es un vicio adicional, es
un requisito lógico del sistema.
La financiarización, es decir, la
preferencia por la inversión financiera más que la inversión en la
economía productiva real, es la consecuencia de la naturaleza
oligopólica del capitalismo contemporáneo. De esta manera los mercados
financieros tienen una posición dominante en el sistema de mercado. En
estos mercados los oligopolios (no sólo bancos) lanzan sus rentas de
monopolio y se ponen a competir entre sí por dicha renta.
La financiarización ha transferido a
treinta bancos enormes de la Tríada EE.UU.-Europa-Japón, la
responsabilidad principal en el control de la reproducción de este
sistema de acumulación.
La sumisión de la gestión de las
compañías al valor de las acciones en la bolsa, la sustitución del
sistema de pensiones de reparto por el capitalizado, la adaptación de
los tipos de cambio flexibles y el abandono de la determinación de las
tasas de interés de los bancos centrales dejando dicha responsabilidad a
los "mercados" forman todos ellos parte de esta financiarización.
Hoy en día se habla de una regulación del sistema financiero como una manera de salir de la crisis.
Es pura retórica vacía para engañar a la opinión pública.
Este sistema está condenado a continuar
su loca carrera hacia la rentabilidad. Es el producto de la lógica de
acumulación controlada por monopolios. Además, la regulación daría lugar
a lo contrario de su objetivo. Se agravaría la crisis. Si se eliminase
al excedente su salida a la inversión financiera, ¿dónde iría? ¡A
ninguna parte! Daría lugar a una devaluación masiva de capital que
supondría, entre otras cosas, una caída masiva en valores que cotizan en
bolsa.
Los monopolios u oligopolios (los
"mercados") y sus siervos políticos sólo tienen como proyecto el
restaurar el sistema financiero. Pero eso requerirá que los bancos
centrales inyecten enormes sumas para eliminar todos los créditos
tóxicos y para restablecer la rentabilidad y la expansión financiera. Y
la factura debe ser pagada por los trabajadores en general y los pueblos
del Sur en particular. Estos monopolios son los que hasta ahora, tienen
la iniciativa. Y sus estrategias siempre han dado los resultados
deseados: planes de austeridad.
Precisamente estos planes de
austeridad siguen sin cesar. Sabemos que esto conlleva una espiral de
empeoramiento de la crisis. ¿Los politicos son incapaces?
¡No! Mienten en el objetivo. Cuando los
gobiernos afirman que pretenden reducir la deuda, mienten
deliberadamente. El objetivo no es la reducción de la deuda, si no
continuar pagando el interés de la deuda, y preferentemente a tasas aún
más altas. La estrategia de los monoplios financiarizados, sin embargo,
requiere el crecimiento de la deuda - una manera financieramente
atractiva de absorber el excedente de la renta de los monopolios. El
capital gana, son inversiones interesantes.
Mientras tanto, los planes de
austeridad empeoran la crisis. Es evidente que existe una contradicción.
Como dijo Marx, la búsqueda del máximo beneficio destruye los
fundamentos que lo hacen posible.
Los capitales no tienen otra lógica que
no sea su propio interés. Para que el Estado funcione en beneficio del
capital en su conjunto, debe estar situado por encima de los intereses
inmediatos para poder imponer una política en más largo plazo. Lo
excepcional de hoy en día es que el capital financiero ejerce su
dictadura directa. El Estado se ha convertido en el sirviente exclusivo
del capital. Una contradicción fatal. El sistema se derrumba ante
nuestros ojos, pero está condenado a continuar su loca carrera. La
financiarización es necesaria para su reproducción.
En respuesta a la Gran
Depresión, el Estado fue capaz de imponer políticas a más largo término:
políticas keynesianas a largo plazo con gastos que estimulaban el
empleo y las inversiones en la producción, y por lo tanto el crecimiento
económico. ¿Por qué?
En un primer momento, la respuesta a la
crisis de 1929 fue exactamente la misma que hoy: las políticas de
austeridad, con su espiral descendente. El economista John Maynard
Keynes decía que era absurdo y que se debía hacer lo contrario. Pero,
¿cuándo se le escuchó? Sólo tras la Segunda Guerra Mundial. No porque
sus ideas fuesen malas o porque la burguesía se convenciese después de
la guerra, sino porque le fueron impuestas por la fuerza de la clase
obrera. El resultado de la segunda guerra mundial fue la victoria de la
democracia sobre el nazismo, la victoria del Ejército Rojo sobre el
nazismo. Y el miedo al comunismo.
Igualmente hoy, algunos - no muchos -
economistas burgueses lúcidos dicen acerca de las medidas de austeridad:
"es absurdo. "¿Y qué? Continuarán hasta que haya un cambio de las
correlaciones de fuerza mediante movimientos sociales.
Por el momento, las víctimas de la
crisis, los pueblos no están todavía lo suficientemente a la ofensiva. Y
cuando el capital no está forzado por sus oponentes a aguar su vino, no
lo agua. Persigue su objetivo de maximizar el beneficio económico a
corto plazo.
Podemos decir que desde 1989, hasta
2008, tuvo lugar una especie de segunda "edad de oro" , aunque
acompañada desde el principio por guerras del Norte contra el Sur.
Durante este período el capital estableció estructuras esenciales para
el mantenimiento de las rentas de los oligopólicas. Y, como la
globalización financiera ha llevado a la crisis de 1929, y recientemente
ha llevado a la crisis de 2008. Hoy hemos llegado a un momento crucial
hasta anunciando una nueva oleada de guerras y revoluciones. Sin
embargo, hay diferencias significativas. Ya he hablado de los monopolios
generalizados, la plutocracia y la financiarización del sistema
inevitablemente ligados. Además, se ha producido un "imperialismo
plural" (potencias imperialistas en conflicto entre sí) a un
imperialismo colectivo, uno de la tríada.
¿No crees posible una guerra entre las potencias imperialistas?
No. La centralización del capital ha
hecho realidad el imperialismo colectivo de la tríada. El imperialismo
ya no se escribe en plural. Hay compañeros que creen que este sistema
romperá por una creciente contradicción entre Europa y Estados Unidos.
Sin embargo, estas contradicciones son secundarias. Los intereses
comunes explican el alineamiento incondicional, espontáneo y pleno de
Europa a los Estados Unidos en el campo político. Hay una conciencia de
interés común en relación al peligro real para estos estados: los países
emergentes y el tercer mundo. Los instrumentos de la Tríada para su
dominio del sistema global son numerosos (OMC, el FMI, la OCDE, la Unión
Europea, el G7, la OTAN, etc) ..
¿Por qué estos países emergentes son un peligro?
Desde 1970, el monopolio ya no ejerce
la dominación de la producción industrial como antes. El capitalismo de
los monopolios generalizados domina el sistema mundial, con lo que yo
llamo los cinco monopolios, sus cinco ventajas. Un control del acceso a
los recursos naturales, lo que implica el control militar del planeta.
Dos, de control de las tecnologías, reforzado del papel de la OMC
protegiendo a los supuestos monopolios de patentes. Tres, el monopolio
de la palabra con un acceso privilegiado a los medios de comunicación.
Cuatro, el control global del sistema financiero y monetario por los
grandes monopolios de la Tríada. Cinco, las armas de destrucción masiva.
Bajo el virtuoso pretexto de prevenir la proliferación, mantienen el
monopolio a gran escala de las armas nucleares.
El sistema que he llamado "apartheid a escala global
" implica una guerra permanente entre los Estados y los pueblos de la
periferia, una guerra iniciada en 1990 por Estados Unidos y sus aliados
de la OTAN durante la guerra del Golfo.
Sin embargo, los países emergentes,
especialmente China, están en el proceso de deconstruir estos
monopolios. En primer lugar, la tecnología pasa del "Made in China" al "Made by China".
China ya no es la fábrica del mundo para sucursales o socios del gran
capital de los monopolios. Domina tecnología que puede desarrollar. En
algunas ámbitos, como el sector del coche eléctrico, la energía solar,
etc. cuenta con tecnologías más avanzadas que las de Occidente.
En segundo lugar, China deja que el
sistema financiero mundial se destruya, financiando incluso su
autodestrucción mediante la financiación del déficit de EE.UU., y
mediante la creación de mercados regionales paralelos independientes o
autónomos a través del Grupo de Shanghai, que incluye a Rusia, e incluso
potencialmente a la India y el sudeste asiático.
Por último, el acceso a los recursos
naturales y las oportunidades que ofrece China, son muy molestos para la
Tríada. La seguridad americana preveía incluso la necesidad de una
guerra preventiva contra China.
Para hacer frente a esto los Chinos han
escogido financiar la muerte lenta de los Estados Unidos apoyando a su
déficit. La muerte repentina de un animal de este tipo sería demasiado
peligrosa.
"Otro mundo está surgiendo lo que podría ser aún más brutal que el anterior, pero podría igualmente ser mejor. "¿De qué depende?
No tengo una bola de cristal. Pero el
capitalismo ha entrado en su fase senil. Ya no hay empresarios
creativos, sino "embusteros" (wheeler-dealers).
La civilización burguesa, con su
sistema de valores – el elogio de la iniciativa individual, así como la
honestidad el respeto a la ley, e incluso la solidaridad a nivel
nacional - está siendo reemplazado por un sistema sin valores éticos. Un
nuevo mundo ha nacido. Hay muchos signos de esta transformación:
presidentes de los Estados Unidos criminales, jefes de Estado en Europa
títeres, déspotas del Sur, el oscurantismo (sectas talibanes, de
cristianos, budistas ...), la corrupción generalizada (en el mundo
financiero en particular) ... El capitalismo puede ser descrito
actualmente como un capitalismo senil que puede dar paso a una nueva era
de grandes masacres.
En este período, los movimientos
sociales, las protestas aportan cambios políticos, para bien y para mal.
Fascistas y progresistas. En el siglo XX existía el modelo soviético,
otro mundo posible, a pesar de sus limitaciones y contradicciones. Hoy
no hay ninguna alternativa concreta, visible. Por lo tanto está por
inventar.
El desafío político actual es si las
víctimas de este sistema serán capaces de formar una alternativa
positiva, independiente y radical. Necesitamos que la izquierda radical
tome la iniciativa de construir un frente, un bloque alternativo
antimonopolios. Las condiciones históricas están ahí. En este bloque
antimonopolio, podríamos tener a todos los trabajadores y a los
productores víctimas de las oligarquías, entre ellos una gran parte de
las clases medias, el campesinado, las PYMES e incluso empresas.
Usted dice que la izquierda debe abandonar las estrategias que ayuden al capitalismo a salir de su crisis.
Hay nostálgicos que imaginan que pueden
"hacer retroceder" capitalismo monopolista a sus posiciones previas a
1945. Pero la historia nunca permite estas vueltas atrás. Debe abordarse
al capitalismo tal y como es hoy.
Estamos en un momento histórico en el
que la izquierda radical debe ser audaz. Me refiero a la izquierda que
está convencida de que el sistema capitalista debe ser superado en su
esencia.
En el Norte, existen las condiciones
objetivas para aislar el capital monopolista, que ejerce su poder
también gracias a su clero político y mediático. Esto podría comenzar
por una alianza política - no una alianza electoral - y social, que
incluyese a la gran mayoría. En las periferias, la audacia consistiría
en la formación de un bloque histórico alternativo anticompradore.
¿Esa audacia existe hoy en día?
La falta audacia izquierda es terrible
en el momento actual. ¿Os acordais de lo contentos y satisfechos que
estaban los socialdemócratas cuando se derrumbó el régimen soviético, y
con él, los partidos comunistas de Europa occidental? Les dije: "Sois
estúpidos. La proóxima caída es la vuestra, el capital ya no os
necesita, os necesitaba sólo porque había una amenaza comunista.” Y en
lugar de radicalizarse, giraron a la derecha. Se convirtieron en
social-liberales. Ahora es lo mismo votar socialdemócrata o a la
derecha. Todos dicen "No podemos hacer nada, es el mercado el que
decide, las agencias de calificación, la ventaja del capital
monopolista. '
Incluso vemos a grandes sectores de la
izquierda radical aceptar esto por timidez, miedo o angustia. Hasta
existe gente que todavía se hacen llamar "comunistas", pero que afirman
no poder ser otra cosa más que el ala izquierda de la socialdemocracia.
Es siempre la misma lógica de acomodación al capitalismo. La lógica del
“mal menor”. “Viene impuesto desde Europa” es el argumento por
excelencia. “Europa no es el paraíso, pero la destrucción de Europa
sería peor.” Pero yendo de lo menos malo en lo menos malo, se acaba
llegando al final a “lo peor”. Hace dos años, se decía a los griegos,
venga, ¡una pequeña cura de austeridad y todo irá bien! ¿Por cual vamos
ya? ¿Por la octava?
¿Cuáles podrían ser los lemas de la "alianza social y política" que propone?
Este proyecto global comienza
explicando que existe una alternativa a las políticas de austeridad. De
una manera popular, significa romper con el discurso del capital: "los
beneficios no son lo suficientemente elevados y los salarios son todavía
demasiado altos". ¿Por qué no dicen lo contrario, que los salarios no
son suficientes y que los beneficios son demasiado grandes?
Obviamente con esto no basta. Una
izquierda auténtica debe revertir el desorden social producido por los
monopolios, plantear estrategias para asegurar el máximo empleo y
estabilizar y garantizar salarios decentes con un crecimiento paralelo
al de la producción de trabajo social.
Esto es sencillamente imposible sin la
expropiación de los monopolios. Para ello es necesario la
nacionalización de sectores clave de la economía. Las nacionalizaciones
son, en una primera etapa, estatalizaciones, transferencia de la
propiedad del capital privado al Estado. Pero la audacia consiste en
proponer planes de socialización de los monopolios nacionalizados.
Tenga en cuenta estos monopolios que
controlan la agricultura aguas arriba y aguas abajo, las industrias
químicas, por un lado, los bancos y cadenas de venta al por menor por el
otro... Si se estatalizan, se puede haber representantes en la
dirección de los agricultores, de los trabajadores de las tiendas de
comercialización, de consumidores así como de autoridades locales (que
participen en ámbito medioambiental, así como... en la escuela, la
vivienda, los hospitales, urbanismo, transporte, etc.)
Pero una economía socialista no se
limita a la socialización de su gestión. Debe integrar la relación entre
el hombre, la naturaleza y la sociedad. La dimensión destructiva de la
acumulación de capital es ahora mucho más grande que la dimensión
constructiva. Continuar de la misma manera que ofrece el capitalismo es
destruir al individuo, la naturaleza y a los pueblos. El socialismo no
es el capitalismo sin capitalistas.
Es necesaria una "desfinanciarización".
Un mundo sin Wall Street, parafraseando el título de un libro de
François Morin [2]. Es evidente que la nacionalización y la
socialización implica a los bancos. Esto también implica necesariamente
la supresión pura y simple de los fondos especulativos y la abolición de
los fondos de pensiones, que se han convertido en los principales
actores de la financiarización. Su supresión debe hacerse en beneficio
de los sistemas de pensiones por reparto.
Pero podríamos repensar el sistema
bancario. En las últimas décadas, el sistema bancario se ha vuelto
demasiado centralizado y las direcciones socializadas tendrían
demasiados intereses en conflicto que unir (entre los que proporcionan
crédito y aquellos que lo reciben). Por lo tanto, se podría concebir un
"banco de la agricultura", dirigido por una junta directiva compuesta
por las partes interesadas mencionadas anteriormente. O un "banco
industrial", que se uniría a directivas de clientes industriales, de
centros de investigación tecnológica, de servicios de vigilancia de los
efectos ecológicos ...
¿Cómo ve el papel de los movimientos como Occupy, los indignados y los sindicatos en la lucha contra los monopolios?
Que exista en los EEUU un movimiento
como Occupy Wall Street es una señal magnífica. Que no se acepte sin más
las afirmaciones de que “no hay alternativa” y “la austeridad es
obligatoria” es muy positivo. Lo mismo con los indignados en Europa.
Pero son movimientos que siguen siendo débiles, que no buscan
suficientemente las alternativas. Los sindicatos juegan un papel
importante, pero deben redefinirse. No creo que las consignas de hace
cincuenta años sigan siendo válidas y eficaces. Tuvo lugar un cambio.
Hace cincuenta años, el 80% de la clase obrera se mantenía relativamente
estable y el 20% e inestable - en especial las mujeres y los
inmigrantes. Casi no existía paro, del 3%. Hoy, sólo un 40% tiene un
empleo estable, el 40% uno precario y el 20% están desempleados. La
situación es radicalmente diferente.
Por tanto los sindicatos no pueden
limitar las reivindicaciones que afecten a la mitad de la clase
trabajadora. Es imperativo tener en cuenta los derechos de los parados y
precarios. En este último grupo existe un mayor porcentaje de
inmigrantes, una mayor proporción de mujeres, jóvenes, con todo lo que
esto supone un problema para la unidad. Para converger estas luchas, es
importante reconocer la diversidad y, en cierta medida, sus intereses
propios.
Usted insiste en el hecho de que es marxista y no neomarxista...
Los neo-marxistas quieren romper con el
marxismo histórico. Quieren ir "más allá de Marx". Tampoco me considero
"paleomarxiste", es decir, alguien que sostiene de manera incondicional
el marxismo histórico, alguien que se convierten en sacerdote del
marxismo, que sólo conoce los textos sagrados y los comenta sin fin.
Leyendo entre líneas, tratan de encontrar respuestas a los problemas
actuales que no se planteaban en aquel momento.
Ser marxista, es partir de dos grandes
contribuciones elaboradas por Marx. En primer lugar, la crítica de la
realidad. Pero la realidad situada en su época. Aunque el capitalismo
actualmente ya no es lo que era, sigue siendo fundamental la crítica del
capitalismo. En segundo lugar, la crítica de la imagen ideológica del
capitalismo, es decir, de la teoría económica y del economismo.
Ser marxista significa necesariamente
ser comunista, porque Marx no disociaba la teoría de la práctica - de la
participación en la lucha por la emancipación de los trabajadores y los
pueblos. Y también significa ser un comunista internacionalista. No es
posible cambiar el mundo olvidando a la mayoría de los pueblos,
especialmente a los de la periferia.
Samir Amin
es economista. Es director del Foro del Tercer Mundo en Dakar y autor
de muchos libros, incluyendo el desarrollo desigual: ensayo sobre las
formaciones sociales del capitalismo periférico, Editions de Minuit, 1973, La
Desconexión, El Descubrimiento, 1986, y más recientemente, ¿Salir de la
crisis del capitalismo o salir del capitalismo en crisis? Tiempo de
cerezas, 2009 y El mundo árabe a largo plazo: ¿La "primavera" árabe?
Tiempo de cerezas, 2011.
Entrevista realizada por Ruben Ramboer es redactor en jefe del periódico Solidaire.
Aparecida en Estudios Marxistas
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