“Morsi es un presidente que llegó al poder a través de la ley, y pisoteó la
ley para permanecer en el poder”, ha afirmado esta semana el escritor egipcio
Alaa Al-Aswany, autor de obras tan internacionales como “El edificio
Yacobián”.
Hace tan dos semanas Hillary Clinton y Barack Obama felicitaban al presidente egipcio Mohamed Morsi por su labor como mediador durante la ofensiva israelí en Gaza. Morsi aprovechó el momento para anunciar su "decretazo", a través del cual anuló la efectividad de cualquier decisión judicial contra él o contra el panel encargado de redactar la Constitución, integrado por sus aliados islamistas.
Aquella medida encendió la mecha de la indignación entre importantes sectores de la sociedad egipcia y fue el origen de las protestas que estamos viendo estos días.
Con el "decretazo" aprobado, el panel redactor de la Carta Magna, libre ya de amenazas judiciales que pudieran cuestionar su legitimidad, se dio prisa por culminar el borrador del texto constitucional. Tanto, que una semana después anunció que estaba listo y Morsi fijó el 15 de diciembre como fecha para su votación en referéndum: Menos de quince días para que los egipcios pudieran leer, valorar y analizar la propuesta de borrador.
“En un país con importantes porcentajes de analfabetismo ¿cómo le va a dar tiempo a la gente a valorar si esta es la Constitución que merecemos?”, se preguntó en una intervención televisiva el escritor Al-Aswany.
Diversas organizaciones políticas y sociales se echaron las manos a la cabeza tras leer el borrador y denunciaron varios aspectos del mismo: limita la libertad de expresión e información en determinados casos, establece que los tribunales militares podrán seguir juzgando a civiles, no prohíbe de forma explícita la discriminación por razones de género, sexo, origen o religión, o limita la creación de sindicatos - ”solo podrá haber un sindicato por gremio profesional”, artículo 53- algo que ha provocado gran malestar entre la izquierda y el movimiento obrero egipcio. Los sindicatos independientes, con un activo papel en la organización de huelgas y protestas, podrían verse seriamente amenazados.
Varios asesores de Morsi presentaron su dimisión, las protestas crecieron en las calles y grupos de la Hermandad Musulmana y salafistas trataron de disolverlas con violencia. Surgieron enfrentamientos en los que seis personas murieron y cientos resultaron heridas. Los grupos islamistas no dudaron en reprimir a los manifestantes con dureza. Decenas de activistas denunciaron secuestro y maltratos.
El periodista del diario egipcio ha descrito cómo los detenidos son interrogados y torturados, en presencia de policías uniformados, agentes vestidos de civil y quince miembros de la Hermandad, “supervisados por tres hombres barbudos que decidían quién podía estar en la habitación”.
“Los interrogatorios incluían intervalos de golpes para forzar a las víctimas a confesar que son “matones”. Si el detenido negaba afiliación a un partido, los torturadores intensificaban los golpes y la violencia verbal (...) Este reportero escuchó gritos dentro de una habitación. Un hombre que sangraba gritaba “Soy una persona educada, tengo un coche, ¿parezco un matón?. Algunos detenidos no eran capaces de responder en los interrogatorios debido a su estado físico. Algunos sangraban copiosamente y estaban exhaustos, pero no recibían asistencia médica, solo les ofrecieron botellas de agua.”
"Nos merecemos algo mejor que tener que elegir entre el Ejército o los Hermanos", han coreado estos días algunos grupos en las manifestaciones frente al palacio presidencial.
Finalmente, Morsi se ha visto obligado a hacer alguna concesión: Ha anunciado que da marcha atrás al decretazo y ha nombrado a un grupo de expertos juristas para que redacten un nuevo decreto. Pero el borrador constitucional permanece intacto, la fecha del referéndum se mantiene, y con ella, la indignación de la oposición y de los movimientos sociales de la llamada revolución egipcia.
En las paredes de las calles del palacio presidencial, escenario de protestas multitudinarias, han aparecido varios dibujos de ovejas, en clara alusión a la Hermandad Musulmana.
“Es el carácter de los Hermanos. Sus seguidores protestan siguiendo órdenes. Nosotros lo hacemos por elección, somos libres”, ha escrito la activista Gigi Ibrahim.
“Estamos viviendo algo muy significativo”, ha dicho el activista y periodista Hossam El-Hamalawy: “Desde Alejandría hasta Aswan, por primera vez en su historia, Egipto es testigo de una verdadera rebelión contra los Hermanos Musulmanes”.
9/12/2012
http://www.eldiario.es/internaciona...
Hace tan dos semanas Hillary Clinton y Barack Obama felicitaban al presidente egipcio Mohamed Morsi por su labor como mediador durante la ofensiva israelí en Gaza. Morsi aprovechó el momento para anunciar su "decretazo", a través del cual anuló la efectividad de cualquier decisión judicial contra él o contra el panel encargado de redactar la Constitución, integrado por sus aliados islamistas.
Aquella medida encendió la mecha de la indignación entre importantes sectores de la sociedad egipcia y fue el origen de las protestas que estamos viendo estos días.
Con el "decretazo" aprobado, el panel redactor de la Carta Magna, libre ya de amenazas judiciales que pudieran cuestionar su legitimidad, se dio prisa por culminar el borrador del texto constitucional. Tanto, que una semana después anunció que estaba listo y Morsi fijó el 15 de diciembre como fecha para su votación en referéndum: Menos de quince días para que los egipcios pudieran leer, valorar y analizar la propuesta de borrador.
“En un país con importantes porcentajes de analfabetismo ¿cómo le va a dar tiempo a la gente a valorar si esta es la Constitución que merecemos?”, se preguntó en una intervención televisiva el escritor Al-Aswany.
Diversas organizaciones políticas y sociales se echaron las manos a la cabeza tras leer el borrador y denunciaron varios aspectos del mismo: limita la libertad de expresión e información en determinados casos, establece que los tribunales militares podrán seguir juzgando a civiles, no prohíbe de forma explícita la discriminación por razones de género, sexo, origen o religión, o limita la creación de sindicatos - ”solo podrá haber un sindicato por gremio profesional”, artículo 53- algo que ha provocado gran malestar entre la izquierda y el movimiento obrero egipcio. Los sindicatos independientes, con un activo papel en la organización de huelgas y protestas, podrían verse seriamente amenazados.
Varios asesores de Morsi presentaron su dimisión, las protestas crecieron en las calles y grupos de la Hermandad Musulmana y salafistas trataron de disolverlas con violencia. Surgieron enfrentamientos en los que seis personas murieron y cientos resultaron heridas. Los grupos islamistas no dudaron en reprimir a los manifestantes con dureza. Decenas de activistas denunciaron secuestro y maltratos.
Casos de tortura
El diario Al-Masry Al-Youm ha tenido acceso a un “centro de tortura” gestionado por la Hermandad en el propio palacio presidencial. Por allí han pasado estos días numerosos activistas contrarios al presidente Morsi.El periodista del diario egipcio ha descrito cómo los detenidos son interrogados y torturados, en presencia de policías uniformados, agentes vestidos de civil y quince miembros de la Hermandad, “supervisados por tres hombres barbudos que decidían quién podía estar en la habitación”.
“Los interrogatorios incluían intervalos de golpes para forzar a las víctimas a confesar que son “matones”. Si el detenido negaba afiliación a un partido, los torturadores intensificaban los golpes y la violencia verbal (...) Este reportero escuchó gritos dentro de una habitación. Un hombre que sangraba gritaba “Soy una persona educada, tengo un coche, ¿parezco un matón?. Algunos detenidos no eran capaces de responder en los interrogatorios debido a su estado físico. Algunos sangraban copiosamente y estaban exhaustos, pero no recibían asistencia médica, solo les ofrecieron botellas de agua.”
"Algo mejor que el Ejército o la Hermandad"
A pesar de la represión, las protestas han seguido. El Ejército, que hasta ahora había permanecido callado, ha instado al diálogo y ha advertido que no permitirá que el país se suma “en un oscuro túnel que resultará en una catástrofe”. Su aparición en escena ha provocado escalofríos entre los movimientos sociales y activistas de las revueltas, que en muchos casos sufrieron en sus propias carnes la represión militar bajo el régimen de Mubarak o a lo largo del año 2011, cuando las Fuerzas Armadas aún ocupaban el poder."Nos merecemos algo mejor que tener que elegir entre el Ejército o los Hermanos", han coreado estos días algunos grupos en las manifestaciones frente al palacio presidencial.
Finalmente, Morsi se ha visto obligado a hacer alguna concesión: Ha anunciado que da marcha atrás al decretazo y ha nombrado a un grupo de expertos juristas para que redacten un nuevo decreto. Pero el borrador constitucional permanece intacto, la fecha del referéndum se mantiene, y con ella, la indignación de la oposición y de los movimientos sociales de la llamada revolución egipcia.
En las paredes de las calles del palacio presidencial, escenario de protestas multitudinarias, han aparecido varios dibujos de ovejas, en clara alusión a la Hermandad Musulmana.
“Es el carácter de los Hermanos. Sus seguidores protestan siguiendo órdenes. Nosotros lo hacemos por elección, somos libres”, ha escrito la activista Gigi Ibrahim.
“Estamos viviendo algo muy significativo”, ha dicho el activista y periodista Hossam El-Hamalawy: “Desde Alejandría hasta Aswan, por primera vez en su historia, Egipto es testigo de una verdadera rebelión contra los Hermanos Musulmanes”.
9/12/2012
http://www.eldiario.es/internaciona...
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Egipto ha vivido esta semana una
nueva rebelión popular. El Presidente Mohamed Morsi, quien a
principios de este año ganó la primera elección presidencial desde la caída del
dictador Hosni Mubarak en febrero de 2011, ha tratado de consolidar su
presidencia y el dominio político de los Hermanos Musulmanes con: 1) un decreto
que amplía dramáticamente sus poderes, y 2) un referéndum urgente, convocado
para el 15 de diciembre, sobre un proyecto de constitución que consolida al
islamismo como la fuerza política dominante en el país.
El martes 4 de diciembre, cientos de
miles de personas se unieron a una manifestación a favor de la democracia que se
dirigió hacia el palacio presidencial para denunciar el decretazo de Morsi. Al
día siguiente, los Hermanos Musulmanes contraatacaron, movilizando a miles de
sus partidarios más fanáticos para atacar a los activistas que realizaban una
sentada frente al palacio presidencial.
Egipto está sobre el filo de una
navaja. Morsi prometió la noche del jueves en la televisión nacional seguir
adelante con el referéndum. En protesta, algunos miembros de su gobierno
dimitieron y la rebelión se extiende a sectores cada vez más amplios de la
población. El ejercito, que se interpuso entre los manifestantes y
contramanifestantes islamistas que rodeaban el palacio presidencial advirtió que
no intervendría. Finalmente, el sábado día 8, Morsi y los dirigentes de los
Hermanos Musulmanes decidieron intentar canalizar la revuelta popular contra el
decretazo por la vía electoral, evitando una confrontación en las calles: el
Decreto presidencial quedó anulado, aunque se mantendrá el referéndum sobre el
proyecto constitucional para el próximo día 15. De no ser aprobado, Morsi ha
anunciado que convocara nuevas elecciones legislativas en tres meses, con el
mandato de que el nuevo parlamento redacte una nueva constitución.
El jueves,
SocialistWorker.org habló con Mostafa Ali y Ahmed Shawki,
que se encuentran en El Cairo, para pedirles su análisis de los últimos
acontecimientos.
Ahmed: Es una frase manida, pero es
evidente que hemos abierto una nueva etapa de la Primavera Árabe. Lo que hemos
presenciado en Egipto, en un período muy corto de tiempo, es el enorme
crecimiento de la oposición al gobierno recién elegido de Mohamed Morsi, de los
Hermanos Musulmanes, y la expresión de esa oposición en protestas
masivas.
Hace un año, las elecciones
parlamentarias fueron ganadas por el Partido Libertad y Justicia (PLJ), el brazo
político de la Hermandad, y por otros partidos islamistas. Hace seis meses,
Morsi ganó la presidencia. Y ahora, lo que está teniendo lugar es un rechazo a
Morsi y la Hermandad por parte de amplias capas de la población de
Egipto.
La velocidad de los acontecimientos
es enorme.. El 22 de noviembre Morsi publicó un decreto que amplia sus poderes
enormemente. Algunas partes del decreto están redactadas de manera
que parezca que Morsi está al lado de la revolución: el cese del odiado
fiscal general de la era Mubarak. Pero el objetivo principal es situar su
autoridad y la autoridad del gobierno - así como de la Asamblea Constituyente
que prepara una nueva Constitución para Egipto - más allá del control del poder
judicial o de cualquier otra persona.
Luego, Morsi elevó la apuesta. La
Asamblea Constituyente hizo público su proyecto de constitución, y Morsi anunció
la convocatoria de un referéndum nacional solo dos semanas después.
Pero hay un enorme resentimiento
contra lo que es claramente una toma de poder por parte de los Hermanos
Musulmanes y sus aliados, y se refleja en todo el país, lo que ha provocado la
re-movilización de un gran número de personas en protesta contra el gobierno. No
sólo en las zonas urbanas, que ya habían expresado un importante apoyo a algunos
de los candidatos laicos en la elección presidencial, como Hamdeen Sabahi, sino
en todo el país.
Mostafa: La ira contra la Hermandad no es
sólo en los grandes centros de la revolución, El Cairo y Alejandría. Un nuevo
fenómeno de las últimas semanas es que la indignación es cada vez mayor en las
zonas rurales y las ciudades provinciales que han sido bastiones de la
Hermandad.
Las protestas, en su mayor parte,
han sido acciones espontáneas. Se han producido varios ataques a la sede de los
Hermanos Musulmanes en Alejandría, en Canal de Suez, en las ciudades de Ismailia
y Suez, en el norte del Delta y otros lugares.
Morsi y los Hermanos Musulmanes no
esperaban que la reacción que ha tenido lugar alcanzase esta masividad y
radicalidad, especialmente en los últimos tres días.
Creo que se han dejado llevar
probablemente por un nivel de confianza infundado de su capacidad de salir bien
parados en cualquier situación. Salieron de la negociación con
Israel de alto el fuego en Gaza creyendo que eran invencibles, y que podían
rentabilizar a su favor lo que parecía una victoria para la política exterior de
Egipto y consolidar su poder en el país. Hay muchos informes, de hecho, que
afirman que Morsi promulgó el decreto con el visto bueno de los Estados
Unidos y, concretamente, con la aprobación de la Secretaria de
Estado Hillary Clinton.
No creo que esperasen el enorme
número de personas que salió a las calles. El martes, se sorprendieron cuando
cientos de miles de manifestantes marcharon hacia el palacio presidencial. Y al
día siguiente, el miércoles, trajeron a unos centenares de matones de la
Hermandad para dispersar una protesta pacífica que pensaban que reuniría como
mucho a una docena de manifestantes. Creían que así iban a
desmoralizar a la oposición.
De hecho, sucedió justo lo
contrario. La movilización contra el ataque de los matones de la Hermandad
reunió a miles de personas. Los manifestantes superaban inicialmente en número a
los militantes de la Hermandad y se enfrentaron a los matones
islamistas en una batalla callejera durante horas y horas. La Hermandad tuvo que
traer refuerzos de toda la ciudad para evitar que el palacio presidencial fuera
asaltado.
Ahmed: Una expresión muy clara del rechazo
a Morsi fue la decisión de 11 periódicos nacionales de propiedad privada de
suspender su publicación el martes en protesta preventiva contra los recortes a
la libertad de expresión que se esperan como consecuencia de la dirección que
están adoptando Morsi y los Hermanos Musulmanes. Incluso los tres periódicos
gubernamentales se hicieron eco de estas preocupaciones. El sindicato de
periodistas se declararon en huelga, y todos los periódicos que se publicaron lo
hicieron con una nota en primera página declarando que están en contra de
cualquier dictadura, contra la censura y similares.
El miércoles, las estaciones de
televisión privadas hicieron lo mismo, incluyendo sus páginas web asociadas. No
transmitieron ninguna noticia para enviar el mensaje de su oposición.
Esa decisión de las cadenas de
televisión se levantó para comunicar la noticia de que se estaba atacando a los
manifestantes pro-democracia frente al palacio presidencial, que está situado
fuera del centro de la ciudad y donde residió Hosni Mubarak - hoy, no es la
residencia privada de Morsi , pero si donde se reúne el gobierno.
Que los Hermanos Musulmanes y
algunos de sus aliados enviaron matones para romper la sentada ha causado una
enorme conmoción y una fuerte polarización, porque la gente no estaba
acostumbrada a ver batallas de este tipo en las calles.
Lo que ocurrió el miércoles no fue
como la revolución del 25 de enero del año pasado, donde una multitud de
personas se manifestó contra la policía o el estado. En cambio, ahora, se trata
de "egipcios contra egipcios" – con este tipo de lenguaje es como la gente
explica como los Hermanos Musulmanes enviaron a sus matones para atacar
físicamente a los manifestantes.
Mostafa: Hace menos de un mes, la
popularidad de Morsi y de la Hermandad era muy alta. Las encuestas recogían un
70% de apoyo; incluso aunque no fuese tan alto, era muy significativo. Muchas
personas que no habían votado a Morsi en junio veían con buenos ojos sus
promesas pre-electorales e inmediatamente posteriores: reformas y mejora del
nivel de vida, justicia social y satisfacción de las reivindicaciones de la
revolución.
Había enormes expectativas y un gran
apoyo popular a Morsi. Pero en cuestión de dos o tres meses, se ha
disipado.
La gota que colmó el vaso fue el
intento de Morsi de impulsar una constitución antidemocrática que pisotea los
derechos de los trabajadores, de los campesinos, de las mujeres y de los
cristianos y de las minorías oprimidas. La Asamblea Constituyente fue dominada
por los islamistas, que elaboraron un proyecto de constitución como querían, y
le dijeron a la oposición liberal y a la izquierda que se fastidiaran. Y Morsi,
por su parte, decretó que la Asamblea Constituyente quedaba protegida de
cualquier intento judicial de disolución.
En solo las dos últimas semanas,
estas cuestiones han provocado una enorme desilusión entre un montón de gente
que se podría calificar de simpatizantes ocasionales de la Hermandad - personas
que querían dar una oportunidad a la Hermandad, que tenían grandes esperanzas en
la capacidad de la Hermandad para llevar a cabo las reformas sociales y
económicas. En lugar de las reformas sociales y económicas, se han encontrado
con un intento de golpe de estado autocrático y dictatorial para consolidar su
poder.
Sin embargo, la situación es
bastante complicada, ya que si bien millones de personas comenzaban a
radicalizarse por estos temas, pequeños sectores de los restos del régimen de
Mubarak, especialmente los jueces, parecían encabezar el movimiento de protesta.
La Hermandad, en un principio, intentó calificar la amplia oposición de
“revolucionarios con buenas intenciones”, pero que estaban siendo engañados por
los restos contrarrevolucionarios del antiguo régimen. Hubo un ataque ideológico
muy duro contra cualquier intento de oponerse a la toma del poder por la
Hermandad.
Pero lo que ha quedado claro en las
dos últimas semanas es que la gran mayoría de las personas que iban a Tahrir
para protestar y que se declaraban huelga no eran los restos del régimen de
Mubarak. De hecho, muchas de estas personas habían votado por Morsi, pero
se habían desilusionado muy pronto con él.
Así que el optimismo descabellado de
que la Hermandad sería capaz de llevar a cabo muy rápidamente reformas se
transformó en su contrario: y la gente reconoce ahora que la Hermandad no está
interesada en reformar el sistema, en lograr la justicia social, en redistribuir
la riqueza o incluso en cumplir su promesa de mantener un estado democrático
civil, no un estado islámico.
Ahmed: Quiero hacer hincapié en este
punto. La gente está hablando de que los Hermanos Musulmanes quieren gobernar
para satisfacer sus propios intereses, y no los de la nación. Hoy me encontré
con una manifestación en la calle de un par de miles de jóvenes gritando,
"¡Morsi, Morsi, renuncia!" que es el mismo lema que se gritaba contra de
Mubarak.
Ese tipo de comparación de Morsi con
Mubarak creo que habría sido impensable hace unos meses. Impensable en el
sentido de que los Hermanos Musulmanes, a pesar de todo lo que uno puede pensar
de ellos, fueron muy importante en la defensa de la plaza Tahrir durante la
revolución del 25 de enero, sobre todo los jóvenes. Y a pesar de que los
dirigentes de la Hermandad tardaron en sumarse a la revolución, al final
resultaron ser la fuerza política mejor organizada en Egipto, con la mayoría de
las conexiones, los recursos más políticos, etc.
Pero ahora la impresión es que la
Hermandad está tratando de imponer sus propios intereses egoístas.
La consigna de los jóvenes en la
manifestación de hoy fue: "Por todo Egipto, una nación para todos". No es sólo
retórica vacía. El contenido social de la consigna es un Egipto que no se limite
a la Hermandad, un Egipto que incluya a los coptos.
Mostafa: Un hecho importante es que varios
millones de personas que nunca lo habían hecho antes se han unido a las
manifestaciones y huelgas en las dos últimas semanas. Son las personas que se
protagonizaron la revolución del 25 de enero. Se les llama de una manera muy
divertida en Egipto - son el llamado "Partido del sofá." Se trata de personas
que vieron la revolución por televisión, que no estaban necesariamente en
contra, pero si asustados por el fantasma del caos que podría
provocar.
Se trata de personas que han estado
en la barrera. Muchos puede que hayan apoyado la Junta Militar. Pero ahora
participan en manifestaciones callejeras, y no para que vuelva el viejo régimen.
Es probable que no tengan un nivel de conciencia tan avanzado como el de quienes
pelearon en la calle los últimos dos años, pero están aprendiendo rápidamente y
poniéndose al día en cuanto se refiere a las lecciones de los dos últimos
años.
En general, el movimiento sigue
estando compuesto por personas que han luchado los dos últimos años, pero ahora
incluye además a nuevos sectores que evolucionan en una dirección radical debido
a las traiciones de los Hermanos Musulmanes.
Quiero detenerme en un punto. Es
sobre la conclusión a la que han llegado muchas personas que fueron testigos de
los acontecimientos de los últimos días acerca de la Hermandad y su supuesta
invencibilidad como organización.
Mucha gente cree que se trata de una
organización fascista, muy controlada, con cientos de miles de miembros, y que
si intentas movilizarte contra ella, te aplastará. Pero en los últimos días el
número de personas que estaban dispuestas a protestar y también a luchar contra
los ataques de la Hermandad ha sido asombroso. La gente no creía que era capaz
movilizar más gente y levantar una oposición a los islamistas.
La gente estaba muy desmoralizada
hace dos meses. Entre los partidarios de llevar la revolución hasta el final
había un sentimiento general de pesimismo en el sentido de creer que la
Hermandad y los islamistas eran todopoderosos. Pero ahora, las discusiones han
cambiado, porque vemos que en realidad se puede construir una oposición
masiva.
Puede que todavía no sea evidente
cómo se desarrollará esta oposición y quién la dirigirá. Hamdeen Sabahi y
Mohamed El Baradei se encuentran actualmente al frente del movimiento, aliados a
uno de los hombres de Mubarak, Amr Moussa, el ex ministro de asuntos exteriores
de la dictadura. Esto podría cambiar en las próximas semanas porque mucha gente
en las calles no quiere que los restos del antiguo régimen dirijan este
movimiento.
Quieren acoger a nuevas personas que
quizás hayan tenido reservas acerca de la revolución, que no hayan
apoyado claramente a la revolución, pero también hay un creciente rechazo de
cualquier forma de asociación con los símbolos del antiguo régimen. Así que la
naturaleza de la oposición es una cuestión que se resolverá en las próximas
semanas.
Ahmed: Creo que el decreto
de Morsi y la reacción contra él han creado una crisis ideológica. Hubo un
período en el que la Hermandad era vista como un factor unitario, a través del
Islam, de Egipto, pero ahora se la percibe como algo mucho más reducido en sus
intereses y sectario.
Esta mañana fui a una librería, y vi
una portada de la revista Time que decía: "El hombre más importante de
Oriente Medio", con una foto de Mohamed Morsi: ¡el mismo hombre contra el que la
población egipcia se está levantando!
Obviamente, la portada era
inmediatamente posterior al éxito de las negociaciones de alto el fuego en la
Franja de Gaza con Israel. Pero ahora estamos viendo no sólo manifestaciones,
sino periodistas en televisión hablando abiertamente de la incompetencia de
Morsi; preguntándose cómo es posible que después de su victoria
electoral y de un éxito semejante en política exterior pueda dar semejante
decretazo para ampliar sus poderes y los de la Hermandad.
La Hermandad ha perdido en buena
medida la patina con la que se había recubierto como una organización con raíces
profundas. Una patina en el sentido de que la Hermandad estaba allí y era capaz
de ayudar, aun cuando el régimen de Mubarak no lo hiciese, en caso de desastres
o crisis. Ahora es vista como una organización que, a pesar de todo el poder que
acumula, lo ha fastidiado todo, y nada es mejor.
En esta situación, se plantean todo
tipo de cuestiones sociales, políticas y económicas, y todavía no se ha resuelto
la más urgente: que Morsi y la Hermandad están dispuestos a
imponer a través de un referéndum su constitución el 15 de diciembre ,
contra una clara y evidente oposición de masas.
Así que en la práctica cualquiera
que sea el resultado del referéndum va a estar contaminado por esta urgencia
impositiva y la legitimidad del gobierno se ha erosionado en solo cinco meses de
mandato de Morsi. La manera de lidiar con ello, desde el punto de vista de la
Hermandad, como se puede entender de los comentarios de algunos funcionarios del
gobierno, es la amenaza de la utilización de la fuerza física a un nivel mucho
más amplio y armada.
Y eso plantea otro punto importante
sobre el carácter de los Hermanos Musulmanes como organización: y
es que ya no es sólo una organización. La Hermandad tiene el control técnico
sobre el estado y ha aumentado sus contactos en el ejército, lo que significa
que puede utilizar no sólo a 5.000 o 10.000 matones, o a todos los que pueda
reunir, sino que también puede recurrir a la maquina del Estado. Esto plantea el
conflicto a un nivel totalmente diferente.
Sin embargo, todavía nos enfrentamos
solo a la intransigencia de Morsi y sus asesores, de sus
portavoces y del resto de las fuerzas asociadas con él contra
lo que claramente no es un movimiento marginal laico de izquierdas.
Han provocado claramente una reacción popular y la gente dice: "Espera un
minuto, ¿hemos reemplazado un dictador por otro?"
El contenido social de esa
conciencia, ya sea nuevo o no, es muy radical. Puede conducir al cinismo, lo que
creo que explica en parte la pasividad de los últimos meses. Pero en una
situación de confrontación como la que vimos ayer, esa pregunta se plantea en
cada café, en cada universidad, en cada lugar de trabajo.
La Federación Egipcia de Sindicatos
Independientes rechaza el decretazo presidencial
La Federación Egipcia de Sindicatos
Independientes (EFITU) emitió esta declaración rechazando la Declaración
constitucional que anunció el presidente Mohamed Morsi y llamando a los
trabajadores egipcios a movilizarse contra el decreto.
Queridos hermanos y la hermanas
trabajadores,
Cuando hemos conocido la Declaración
Constitucional anunciada por el presidente Mohamed Morsi, el 21 de noviembre,
todos nosotros hemos preguntado a nuestros colegas:
"¿Que tiene esta declaración que ver
con nosotros?" "¿Favorece o perjudica nuestros intereses?"
Analicemos juntos lo que está en la
declaración, y lo que el presidente dijo en su discurso frente al Palacio
Ittihadiyya ante sus seguidores.
1. Honrar a los mártires y los
heridos, conceder pensiones a las familias de los mártires y de los que no
pueden mantenerse a sí mismos y a sus familias a causa de sus heridas -
Estamos totalmente a favor.
2. El Fiscal General - Queremos
ver como se le lleva a juicio. Exigimos su cese, pero esto no debe
significar que el Ejecutivo impone su control al poder judicial. ¿Dónde están el
Mariscal de Campo Tantawi y Anan?
3. Prevenir la disolución de la
Asamblea Constituyente y el Consejo de la Shura, hay una serie de razones
que nos preocupan:
◦ Los trabajadores están
representados en esta Asamblea Constituyente por el Ministro de Trabajo, Khalid
al-Azhary. ¿Puede alguien que haya visto su actuación durante su mandato creer
que va a defender los derechos de los trabajadores?
◦ No nos basamos en conjeturas:
todos los proyectos que han surgido de la Asamblea Constituyente han sido
completamente vaciados de los derechos de los trabajadores, campesinos,
pescadores, trabajadores en puestos de trabajo informales. Los artículos que
mencionan los trabajadores y la justicia social no comprometen a nadie para su
aplicación real – ni al gobierno ni a los patronos. Al mismo tiempo, los
proyectos protegen los intereses de los dueños de las fábricas y los directores
de las empresas: en la actualidad nos encontramos con patronos que se niegan a
pagar los salarios de los trabajadores y los despiden, o dan órdenes de cerrar
la fábrica y echar a los trabajadores, incluso cuando han gozado de privilegios
y exenciones fiscales. Incluso han obtenido préstamos bancarios y nunca los han
devuelto.
Este proyecto de constitución ata
las manos del gobierno y le impide tomar cualquier medida para reabrir las
empresas que han cerrado, o para salvar sus puestos de trabajo, o recuperar sus
derechos.
Asimismo, el proyecto de
Constitución cancela la cuota de representación de los trabajadores y de los
campesinos en el Parlamento y el Consejo de la Shura. No habrá nadie en absoluto
para defender los derechos de todos los que trabajan en Egipto, al igual que
nuestro derecho a tener una Ley del Trabajo para sustituir la injusta Ley 12 de
2003, o una auténtica ley de salario mínimo y máximo, o seguridad social o un
servicio de salud universal para todos los ciudadanos, o cualquiera de las otras
leyes que protegen muchos de los derechos de las personas
trabajadoras.
4. Inmunidad para las decisiones
presidenciales - ¿Cómo puede el presidente promulgar leyes, y trabajar para
su aplicación, sin que ninguno de nosotros tenga derecho de acudir a los
tribunales para impugnarlas? ¿Y si se emite un decreto que prohíba todos los
sindicatos que se han creado desde la revolución? ¿Nadie podrá oponerse a
ella?
5. En cuanto al discurso del
presidente - En su discurso, el presidente dijo que iba a usar la ley contra
la interrupción de la producción o el bloqueo de carreteras, o prohibir por ley
las huelgas y sentadas. ¿Cómo se supone que vamos a defender nuestros derechos
cuando nos están robando? ¿Se supone que debemos dejar que nos echan de nuestros
puestos de trabajo, y se niegan a pagarnos nuestros salarios? ¿O ver a nuestros
colegas morir o ser herido porque nuestros jefes no proporcionar lugares de
trabajo seguros? ¿O mirar para otro lado cuando los empresarios se quedan con
nuestras cuotas de la seguridad social? ... Y ¿se supone que no debemos hacer
nada?
La primera ley que el presidente
anunció después de la Declaración Constitucional fue la Ley 97 de 2012
que modifica la Ley 35 de 1976 sobre los sindicatos. Lo que tememos es que se
utilizará esta reforma para sustituir a los jefes de la Federación Egipcia de
Sindicatos que la dirigían con la ayuda de los gobiernos de Mubarak, y que han
llegado a la edad de jubilación, con los nuevos líderes de la Hermandad
Musulmana, afiliados con el nuevo régimen.
Hay mucho que decir sobre todo ello,
pero sólo añadiremos:
Hemos sido enjuiciados, detenidos,
suspendidos de trabajo, transferidos y perseguidos porque ejercemos nuestro
derecho a la huelga y ha organizar sindicatos. ¿Por qué hemos estado esperando
dos años, mientras el gobierno no decretaba una ley sobre la
libertad sindical, y ahora sale deprisa y corriendo con una ley en nombre de la
defensa de la revolución que criminaliza las huelgas y sentadas? ¿Cómo pueden
poner a los huelguistas a la misma altura que los traficantes de drogas y de
divisas? ¿Vamos a seguir diciendo que "no es asunto nuestro?"
"No - ¡si es asunto
nuestro!" Estas
decisiones son un ataque directo contra nuestros intereses. Por eso tenemos que
resistir y luchar. Por eso no podemos dejar que el presidente acapare estos
poderes y tenemos que proteger a la Asamblea Constituyente y el Consejo de la
Shura contra su mandato de disolución.
Llamamos a todos los trabajadores
honrados del movimiento obrero - ya sean de los sindicatos independientes o de
aquellos vinculados a la Federación Egipcia de Sindicatos que dignos y quieran
luchar – a manifestarnos en la calle y unirse a las sentadas , para reunirse
como trabajadores y defender estas consignas en sus pancartas:
1. Modificar la Declaración
Constitucional, como se explica anteriormente.
2. Reformar la Asamblea
Constituyente. Que al menos el 50% de sus miembros sean obreros y
campesinos.
3. Garantizar las libertades
sindicales en la Constitución y la ley.
4. Aprobar una nueva ley que
defienda los derechos laborales de los trabajadores.
5. Acelerar la implementación de una
ley sobre salario mínimo y máximo, y vincularlos con la subida de
precios.
6. La readmisión de todos los
trabajadores que han perdido sus puestos de trabajo.
7. Dimisión del gobierno de Hisham
Qandil
Trabajadores de Egipto, ¡uníos!...
¡por nuestro amado Egipto y por todos nuestros derechos!
Mostafa Ali es periodista y miembro
del Partido de los Socialistas Revolucionarios de Egipto, Ahmed Shawki es
editor de la revista Internacional
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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