La presidenta
A continuación tiene la palabra el señor David Fernàndez en nombre del Grupo Mixto.
A continuación tiene la palabra el señor David Fernàndez en nombre del Grupo Mixto.
David Fernàndez Ramos
Buenos días a todas y a todos. Permitidme que me vaya un poco lejos para volver cerca. El mundo se ha hecho un lugar pequeño, nosotros todavía buscamos nuestro lugar, pero hoy, tal día como hoy, me voy lejos, prometo volver a nuestro país y a nuestra gente, hoy, tal día como hoy, morirán, en un mundo que se ha hecho pequeño, ochenta mil personas de hambre, y mañana también. Según la FAO mueren ochenta mil personas de hambre cada día, en un mundo donde hay 3.500 millones de personas que viven en situación de extrema pobreza, y en un mundo absurdo, injusto, desigual, donde trescientas personas tienen exactamente la misma riqueza que la mitad de la humanidad.
Si focalizamos el foco y nos centramos
allá de donde somos y allá donde estamos, en el Mediterráneo y en
Europa, estamos en la Unión Europea del capital, de los mercaderes, de
los gángsters con corbata, de aquellos mercados que imponen hoy a los
pueblos del sur de Europa un castigo inenarrable desde la vida cotidiana
de las clases populares, y también en una Unión Europea y un mundo que
se define en una frontera absurda, que es el estrecho de Gibraltar, que
es esta fosa común donde los últimos veinte años han muerto veinte mil
personas. La frontera más absurda que separa la riqueza norteña, por así
decirlo, con la pobreza del sur, en apenas treinta minutos.
Vamos al foco, y vamos a nuestra tierra,
en nombre de la Candidatura de Unidad Popular – Alternativa de
Izquierdas, que son los Países Catalanes, donde en estos momentos, hoy,
ahora y aquí mismo, hay 3 millones de personas en la pobreza, 1,7
millones de personas en el paro, 150.000 personas desahuciadas en los
últimos cinco años, 190.000 personas pasando hambre en Cataluña según
los últimos datos de Cruz Roja, once mil personas presas, personas
pobres presas, los corruptos están en la calle, como bien se sabe,
180.000 personas que son los esclavos del régimen neoliberal, son los
sin papeles que cohabitan y conviven con nosotros en nuestras calles, en
nuestros barrios y en nuestras comarcas, y aquel régimen de apartheid
también contra el 15 por ciento de nuestra conciudadanía que no tiene
derecho a voto.
El diagnóstico podría ser mucho más
amplio, desgraciadamente, veintiséis mujeres asesinadas, este
feminicidio de la violencia machista y patriarcal que hace tantas
décadas y siglos que tiene que aguantar la mitad de nuestro país. Y en
todo caso sí que estamos de acuerdo seguramente con un diagnóstico, al
que llegamos desde posturas diferentes, que es que la situación es
extraordinariamente complicada, extremadamente jodida, extremadamente
injusta y desigual, y que es verdad que este Parlamento, según el
parecer de la CUP, no ha estado a la altura de las circunstancias de la
gente que dice representar. No estaba cuando empezaron los desahucios
hace cinco años, y ha tenido que ser la fuerza de la gente la que pare
los desahucios.
Y rebobino mucho, también varios siglos,
pero me quedo en el Mediterráneo, me quedo en nuestra casa, porque como
decía Agustín de Hipona que si de los gobiernos sacamos la acción de la
justicia solo queda una pandilla de ladrones y piratas. Y según nuestro
parecer el mundo está hoy gobernado por ladrones y piratas. Obviamente,
se llamen Lehman Brothers, se llamen Golman Sachs, se llame Troika
Comunitaria, se llame Dragui o se llame Banco Central Europeo.
La primera realidad, yo creo que se ha
dicho aquí, y las reflexiones de los grupos parlamentarios lo han
constatado, es que este Parlamento reina, pero no gobierna, porque aquí
se ha dicho que estamos obligados a una deudocracia y por lo tanto justo
es decir dos cosas: que el Conseller de Economía de la Generalitat de
Cataluña de la décima legislatura estaba escogido antes de las
elecciones, estaba escogido porque lo habían escogido los mercados
financieros y porque es la troika comunitaria y los hombres de negro que
pronto se cargarán los despachos del Departamento de Economía.
Por lo tanto, estamos en una época donde
los mercados financieros votan cada día, a nosotros solo nos dejan
votar una vez cada cuatro años, una época de saqueo y una época de robo,
donde hagamos el sacrificio de los pueblos del sur de Europa, y en
general los pueblos del mundo, a este minotauro global sediento de más
sangre, ¿no?, y que es imparable en su reclamo de más y más. Le estamos
sirviendo al minotauro todo aquello que nos está cogiendo.
Se ha hablado también aquí de estado de
derecho, yo creo que ha habido tres golpes de estado, un golpe de estado
y dos golpes de mercado en el último ciclo político que vivimos en los
Países Catalanes: uno es cuando quedó demostrado que este estado de
derecho y derechas tan curioso que algunos invocan nos ha demostrado que
vale más la opinión de diez jueces que la opinión de todo un pueblo y
que la voluntad mayoritaria de este pueblo, en la votación de un
estatuto que, como es sabido, nosotros votamos en contra porque nosotros
somos nítidamente independentistas y abogamos por el ejercicio del
derecho a la autodeterminación. Y en todo caso estamos en el 2012,
arrastramos tres crisis profundas, la nacional, la socioeconómica y la
democrática, y a pesar de todo lo mejor que le ha pasado en este país en
los últimos años ha sido la fuerza de la gente, el empujón comunitario y
la capacidad de activación y movilización popular. Si estamos donde
estamos, si el acuerdo para la consulta del 2014 remarca que ahora
estamos ante una oportunidad en el pueblo de Cataluña, nosotros
invertiríamos los términos: es el pueblo de Cataluña quien le ha dado la
oportunidad a esta casa de avanzar hacia la máxima libertad política.
Venimos de un ciclo soberanista persistente, que empezó con
movilizaciones por las infraestructuras, que siguió con una consulta
donde nos enviaron a la Falange, donde nos enviaron a la abogacía del
Estado y a la justicia en Arenys de Munt, no querían una y les ofrecimos
555 desde una expresión pacífica, democrática, masiva y determinada. En
el ámbito socioeconómico no hay que decir que llevamos tres huelgas
generales en los últimos dieciocho meses, y en el ámbito democrático,
como mínimo desde nuestra lectura, el estallido de la indignación en
plazas, calles y redes fueron sin duda aire fresco que dijo que la
democracia estaba en quiebra, que la democracia había entrado en una
crisis profunda y que era una desfiguración de sí misma.
Entrando en la materia sobre la que se
debate hoy, el debate de investidura, nosotros no utilizamos un lenguaje
equívoco, pensamos que la sinceridad y la honestidad política es
imprescindible, por lo tanto hablamos de autodeterminación para avanzar
hacia la independencia. Nosotros somos los valencianos norteños, somos
los isleños de poniente, seguimos pensando en los Países Catalanes
porque tenemos un músculo que se llama memoria, y nosotros no tenemos
memoria de pez, sino que tenemos memoria de elefante, y en este país ha
habido una cultura progresiva de desculturización y de despolitización,
pero no negaremos que la lengua de Joan Fuster, que la lengua de Maria
Mercè Marçal, que los poemas de Biel Mayor son los que nos agrupan
todavía hoy en día como realidad social y cultural, que querríamos
también política y que hoy reconocemos que se tiene que hacer desde el
confederalismo y que hoy es Cataluña la que lleva el ritmo hacia la
plena libertad política.
Se ha dicho aquí y no lo repetiré,
porque lo han dicho las fuerzas políticas, que el derecho a la
autodeterminación no se puede patrimonializar, es de todas y todos, de
los que votarán que sí y de los que votarán que no, que es un mal favor
vincular autodeterminación con recortes, es como un sacrificio que se
pide a las clases populares que no se puede aceptar, desde la CUP no
podemos aceptar. Nosotros no ponemos ninguna condición ni ningún límite a
la autodeterminación, pero exigimos que tampoco nos los pongan a
nosotros. El derecho a decidir, por lo tanto, viene de un ciclo largo y
persistente de movilización, es de todas y todos, y nosotros abogamos
por un acuerdo multipartidario y sobre todo por un acuerdo que incorpore
todos los agentes sociales, sindicales y culturales de este país, y
cuando acabe la intervención me referiré a cual es la motivación.
Nosotros no autodeterminaremos recortes, ni recortaremos la
autodeterminación; y si estamos aquí y alguien piensa que hoy nos
estrenamos, y es verdad, en esta casa, pero venimos de lejos, vamos
mucho más lejos todavía, y la ecuación política fundamental de la
izquierda independentista y de los movimientos sociales que durante
muchos años han reivindicado la autodeterminación en dictadura y en
democracia hicieron una ecuación política fundamental que es que es
imposible la liberación nacional sin la liberación social, que es
imposible la libertad sin la justicia, y hoy, traducido esto hoy aquí
significa que es inútil hablar de independencia sin hablar de crisis y
que es inútil hablar de crisis sin hablar de independencia.
Lo formularon en tiempo de silencio
algunos y algunas valientes en 1968, cuando nació la izquierda
independentista moderna; en 1988 algunos, pocos, también en la fiesta
del 77 ya avisaron de que la reforma impune del franquismo era una
vergüenza –hoy todavía no podemos anular la sentencia de Companys, hoy
todavía no podemos anular la sentencia de muerto a un poeta como Miguel
Hernández, lo mejor del país continúa estando hoy en las cunetas. Y han
pasado treinta años, han pasado treinta años y hoy aquella transición ya
está hipotecada, su defunción está multicertificada, y por lo tanto nos
toca ser precursores otra vez avanzando por qué queremos la
independencia: para hacer un país libre, para hacer un país mejor. Pero
en todo caso, insisto: la autodeterminación es un derecho que
corresponde a todo el mundo y es la primera reflexión que queríamos
añadir, tanto en el acuerdo de la consulta como en el acuerdo de
gobierno.
El acuerdo de gobierno, como hemos
dicho, se refería a un sacrificio económico, que no se ha dicho aquí,
son 4.000 millones de euros, aunque después se reduzca; también lamento
que los 4.000 millones de euros, señor Quico Homs, se anunciaran después
de las elecciones y no el viernes antes, porque seguramente algunos
habrían reflexionado sobre la orientación de su voto, y dudo que del 25
al 26 se hubiera reflexionado sobre la dimensión de los recortes.
Se ha hablado aquí también, cuando
hablaba Joan Herrera, de las alternativas, y es verdad que tenemos
alternativas. Creo que el acuerdo sí que, como también se ha señalado,
rompe el discurso de la hegemonía neoliberal: resulta que ahora sí que
hay alternativas, resulta que, si ahora se puede poner la fiscalidad
sobre las entidades financieras, se podía hacer hace dos años; somos
conscientes, además, que lo más sobrecogedor siempre es el sufrimiento
evitable, y entonces ha habido sufrimiento social que era evitable los
últimos dos años, con unos recortes de 5.500 millones en los últimos dos
años, y ahora casi se nos anuncia que el próximo ciclo será de más
sufrimiento, de más injusticia, de más desigualdad por valor de 3.000 o
de 4.000 millones que todavía no conocemos. Para nosotros no son
recortes, es una sierra eléctrica, y también anunciamos que en un ciclo
de acumulación por desposesión nunca, nunca antes como hoy, había habido
tanta transferencia de renta de abajo a arriba a través del mercado
inmobiliario, a través de esta acumulación por desposesión, a través de
la financialización de la crisis que está haciendo la vida imposible a
miles y miles de personas, si no a la mayoría del país.
Nosotros somos unos insubordinados a los
mercados financieros, me parece que esto tampoco es ninguna novedad.
Hemos hablado de Islandia: Islandia rompió la hegemonía neoliberal.
Islandia como espíritu; tenemos que buscar, nosotros somos de modelo
propio, buscamos nuestro modelo propio. Islandia ha hecho cosas que los
mercados decían que estaban prohibidas: negarse a pagar una deuda
privada que querían colar como público, anular la deuda hipotecaria de
miles de familias, encarcelar banqueros –que no está mal–, juzgar
gobiernos, y finalmente arrancar un nuevo proceso constituyente de una
nueva constitución democrática. Sí, y es verdad, y más vale en política
la honestidad y la sinceridad: somos anticapitalistas, hoy el
capitalismo ya está cuestionado. El otro día Antoni Vives incluso lo
decía en un artículo, que no hay parches, aquí el que hay de fondo es un
cambio de modelo. Y por lo tanto lo han dicho premios Nobel de la paz,
ha habido premios Nobel de economía que han dicho que o se encarcelan a
los responsables de la crisis o no habrá salida, y como tenemos memoria y
no somos nada más que el testigo, somos la herencia que hemos recibido
de quien nos ha precedido en la lucha y tenemos que dejar el país en
mejores condiciones, aprovecharé un decreto de la Generalitat de
Cataluña del 1936 que nos decía, que era el Decreto de
colectivizaciones, y que hoy puede sonar singularmente elocuente. Aquel
decreto acababa diciendo que la muerte del capitalismo equivaldría a la
victoria del pueblo. 1936, 2012.
Y como aquí se hablaba de alternativas,
permítannos que nos pongamos un poco socialdemócratas, no lo
acostumbramos a hacer pero hoy lo haremos, cuando se habla de otras
alternativas. Sí que hay alternativas, señor presidente. Algunas no
cuestan ni un solo euro, dependen únicamente y exclusivamente de la
voluntad política, otras dependen de reordenar y replantear las finanzas
públicas y las políticas sociales, y otras dependen de la valentía, que
según Séneca era el punto medio entre la cobardía y la temeridad.
Las que no cuestan ni un solo euro: la
moratoria de los desahucios. A partir del próximo Gobierno, a partir del
2013, los Países Catalanes o Cataluña pueden ser un país libre de
desahucios. Y esto también es ser un país libre. El coste será para el
mercado inmobiliario, que se lo merece, porque nosotros siempre hemos
hablado que no solo queremos que se pare la burbuja inmobiliaria sino
que queremos que nos devuelvan todo lo robado. En este país, en el
tsunami inmobiliario, que ha arrancado en la época de los noventa y
hasta ahora, ha habido muchísima gente que se ha hecho de oro con las
gallinas de los huevos de oro del derecho a la vivienda. Por lo tanto,
moratoria a los desahucios.
Y otra. Seguramente, si asumimos que la
última crisis productiva en nuestra casa en los noventa supuso un paro
estructural de 200.000 personas, seguramente, cuando algún día salgamos
de la crisis, si salimos, que todo el mundo dice…, bien, vamos, vamos
atrasando las posiciones, seguramente no es osado decir que saldremos
con un paro estructural de entre 400 y 500.000 personas. Por lo tanto,
es hora de repartir el trabajo. Y con costes…, seguramente, sin que se
añadan costes al sector empresarial, pero sí de repartir el trabajo, si
queremos que este 30 por ciento que hoy está a las puertas de la
exclusión social tenga visos de que el mañana pueda ser diferente.
Hay otras que también se siguen
obviamente reordenando y replanteando, no las diré todas porque no tengo
tiempo. Una muy sencilla, porque ya sabéis que somos de la cuadrilla de
los Anonymous, y por lo tanto de la red libre y del 2.0, y por lo tanto
ya está bien de pagar licencias a Microsoft Word, 23 millones de euros
anuales, cuando tenemos software libre, tenemos Ubuntu, tenemos Debian y
tenemos otras propuestas. No vender más el país, porque es hambre para
hoy y hambre para mañana. Que un Gobierno en funciones venda Aigües
Ter-Llobregat a dos multinacionales, ¿no? La división con Acciona y con
Agbar o Tabasa, y que además se venda precisamente a aquellos que traen
el CAREC, el centro, ¿no?, el Centro Asesor Económico, no está de buen
ver y al final da la sensación de país-negocio y de país-consejo de
administración. Por lo tanto, también hay que recuperar el control sobre
los recursos estratégicos y sobre los servicios públicos, porque si no
pasa el que pasó en el América Latina, que el ciclo neoliberal arrasa, y
es comparable a pesar de todas las diferencias, lo que pasó en América
Latina en los ochenta y los noventa con lo que está pasando en el sur de
Europa: un ciclo de hegemonía neoliberal que lo arrasa todo a pesar de
que después nos tenemos que reempoderar para volverlo a construir, que
es el ciclo político que vive hoy seguramente América Latina.
Y la última, que depende de la valentía,
y que es nuestra apuesta política, es la que se decía en la «Canción de
las balanzas», que aprendimos afortunadamente en la escuela pública
catalana de este país, de la que estamos orgullosos, que decía que la
autoridad se demuestra con los fuertes y no con los débiles. No se
demuestra anulando PIRMI sino que se demuestra con aquellos que evaden,
con aquellos que ganan y con aquellos que siempre miran a otra banda
ante un sufrimiento social mayoritario. Nosotros no tenemos ningún miedo
a desobedecer la limitación al margen del déficit; no nos da ningún
miedo. Pensamos que lo que hoy está en juego precisamente es…, nos da
miedo obedecer a los mercados; lo que no nos da miedo es no
desobedecerlos. Por lo tanto, lo que hace falta es salir de la
«deudocracia», del régimen de «deudocracia», y buscar nuestra propia vía
y no tener ningún miedo a desobedecer a los mercados financieros. Hoy
estamos en una época que o es la época de los pueblos o la época de los
mercados, o es la época de los gángsters con corbata o la época de la
gente. Y esta es la dicotomía del siglo XXI, hoy seguramente alrededor
del mundo.
Desobedecer y no pagar la deuda. También
desde la voluntad política ir al piso 21 de «La Caixa», y alguien nos
decía ayer que teníamos obsesión con «La Caixa»; no tenemos…, tenemos
obsesión con «La Caixa», es verdad, pero con muchas más, ¿no? También
con Banco Sabadell, también Abertis, ¿no? Y exigirles que pongan de su
parte, no hay que hacer una ley, simplemente hay que decirle a «La
Caixa» que en los últimos cinco años de crisis, además de las
amortizaciones y de las provisiones por la exposición al ladrillo
inmobiliario, ha ganado 8.000 millones de euros. La historia de «La
Caixa» es la que es, es conocida para quien la quiera conocer, cómo nace
desde el mutualismo; decirle que ponga 2.000 sobre la mesa, que este
país está muy jodido, y que todos tenemos que aportar, si asumimos el
discurso de emergencia que se nos aplica a las clases populares. O
salimos todos o no sale nadie. Por lo tanto, pedir a «la Caixa», y
cuando digo «la Caixa» digo muchos más…, en un ciclo además en que la
estafa y el fraude es algo cotidiano. Las treinta y cinco grandes
empresas españolas en cinco años de crisis han ganado 250.000 millones
de euros limpios, y a nosotros se nos aplica un plan de austeridad de
100.000 millones, al Estado español, y aquí, cuando se aprueben las
reformas anunciadas en este Pleno de investidura, pues, seguramente de
10.000 millones de euros. Esto recuerda el gran miedo, el gran miedo de
la revolución francesa –recuerden que tumbó un sistema que se decía
feudalismo–, y por lo tanto también ayer se hablaba aquí de estado de
bienestar como una cosa, bien, que era interesante, y no es que sea
interesante, es que es una conquista social de Europa; nace de las
cenizas de Europa, alguien tendría que rebobinar y recordar que de las
cenizas del horror nazi-fascista nace la Declaración universal de los
derechos humanos el 1948 –todavía hoy papel mojado para la mayoría de la
humanidad–, y que de ahí nace un estado del bienestar, en una situación
muy convulsa políticamente que todos conocemos como Guerra Fría, y que
por lo tanto aquí no hemos llegado entre todos y todas sino gracias a la
lucha de las clases populares, porque si no, no tendríamos ni escuelas
ni hospitales. Las relaciones entre capitalismo y democracia son
históricamente tensas. Con esto acabo el bloque económico.
Después tenemos el bloque de la
corrupción, la tercera crisis, que es la de la democracia, como la
crisis de la democracia, nacida también de un régimen partidocrático con
la transición. Yo el primer recuerdo que tengo personal es el caso
Naseiro, que un señor que se llama Eduardo Zaplana, que fue presidente
de la Generalitat Valenciana, que después fue ministro de Aznar y que
hoy trabaja en una multinacional como Telefónica, dijo que estaba en
política para forrarse. De allá abajo, todo carne desgarrada, ¿no? Todo
ha sido igual. Si nos situamos dieciocho meses atrás en los Países
Catalanes, resulta que el presidente de la Generalitat Valenciana está
imputado por corrupción, que el presidente del Consejo Insular está
imputado por corrupción, y que una cosa que se llama Bancaja, que
después se llamó Bankia, ¿no?, y que le dejó 3 millones para que evitara
la prisión, y que en nuestra casa implosionaba el caso Palau-Pretoria.
Siempre se dice que es un caso aislado y una manzana podrida, pero si
uno pone los casos aislados un detrás del otro, pues, viene Turismo,
viene Trabajo, viene Adigsa, viene Prenafeta, viene el sector de
negocios de Convergència que en este país es suficiente conocido… Hay
una forma de actuar que también dificulta el proceso hacia la
liberación. Es decir, hacia la liberación, y también lo pervierte y lo
pudre. Por lo tanto, también nosotros pensamos que se ha acabado el
tiempo de meter la mano en la caja, y también venimos de un ciclo, desde
nuestra exclusión del sistema, seguramente porque también la CUP tiene
una componente de jóvenes que nos hemos quedado fuera del sistema,
podemos ser antisistema, pero sobre todo estamos fuera sistema, fuera
del mercado de trabajo, fuera de las universidades si siguen subiendo
las tasas. Y mi entorno inmediato, y es la única referencia personal que
haré, hoy está en Osaka, en Yemen, en Manchester, en São Paulo y están
en Canadá, no porque quieran, sino porque aquí no encuentran trabajo. Y,
por lo tanto, permítanme que también denunciemos que la corrupción
continúa siendo hoy una lacra que al final nos hace pensar si la
corrupción es del sistema o si sencillamente es el sistema.
Hay más formas también, fuera de la
dictadura de la austeridad, de hacer más democracia en esta legislatura,
seguramente. El territorio lo tenemos altamente urbanizado, altamente
contaminado, nuclearizado y con un desequilibrio territorial persistente
y creciente. Se ha hablado también aquí de fracking, hemos tenido en la
economía de casino la broma de mal gusto de querer hacer Eurovegas,
afortunadamente no, con un mafioso norteamericano y un halcón
neoliberal. Afortunadamente no ha sido así pero ahora venimos con la
cantinela del Barcelona World y después también podemos avanzar y
profundizar sobre la democracia en derechos civiles, en derechos
sociales. Una ley contra la homofobia, el respecto al derecho al propio
cuerpo de las mujeres de este país, por lo tanto, en la defensa del
derecho al aborto…
Las balas de goma, que han salido aquí.
Yo no dejaré de decir que cuando se pide que el Cuerpo de Mossos
d’Esquadra tenga recursos para defenderse, creo que sinceramente se hace
una exageración y se está humillando como mínimo a nueve personas que
se llaman Òscar, Jordi, Edgar, Nicola, Angelo, Pau, Carles, Jordi y
Ester, que son las nueve personas que están ciegas de un ojo por el
impacto de una pelota de goma. Y cuando los Mossos tienen suficientes
instrumentos y suficientes armas para sus funciones de disuasión o
intervención en el orden público.
Finalmente, hay otro punto importante
para nosotros, que es la cultura. Pensamos que hoy lo que está en crisis
es la cultura, son los valores, y es fundamentalmente un cambio de
paradigma cultural el que tiene que ser activado y con el cual estamos
comprometidos.
Este pueblo ha sobrevivido a décadas de
guerra, de exilio, de campos de trabajo franquista, de campos de
concentración nazis, pero ha sobrevivido gracias a la cultura. Sin
estado y contra el estado. Cuando no teníamos estado también hacíamos
enciclopedias y también hacíamos cultura y también dábamos clases de
catalán a escondidas. Y aquí, si me permitís, la única referencia –no
quiero que sea demasiado larga– a la bancada que bautizaré como del
miedo. Dos referencias. Yo soy un catalán que viene de Zamora. Mis
abuelos eran labradores, campesinos, labriegos de la tierra. Aquí hay
unos cuantos que son labradores del miedo y que no nos harán creer que
la España más metafalangista es el futuro de este pueblo.
Los felicito porque durante veinte años
de guerra mediática, política y judicial contra nuestra lengua, contra
el catalán de todos, contra la inmersión lingüística, han conseguido,
después de veinte años de tener todos los recursos, que doce familias de
cincuenta mil no quieran estudiar en catalán. Los felicito de todo
corazón y les recuerdo que la misma ofensiva… (Aplausos.) Gracias. Y les
recuerdo que la misma ofensiva no es solo en Cataluña, también pasa en
el País Valenciano y en las Islas Baleares, donde han hecho la misma
ofensiva españolista y resulta que el 87 por ciento de los niños y las
niñas de las Islas Baleares quieren estudiar en catalán y que hay cien
veinticinco mil familias en el País Valenciano que se han matriculado en
valenciano, el catalán de todos también, y no les dejan. Eso sí que es
exclusión masiva y apartheid lingüístico.
Acabo. Hemos sobrevivido a Espartero,
hemos sobrevivido a Franco… Señor Rivera, la dictadura franquista era un
estado de derecho –era un estado de derecho–, el estado de excepción
del nacionalsocialismo era un estado de derecho, y nosotros no queremos
que en Cataluña vuelvan los nacionalistas; simplemente queremos que
Cataluña sea de los catalanes. Es tan sencillo como esto.
Nuestros adversarios hoy son el Estado
español y los mercados financieros, aquello que nos hace la vida
imposible. Disponer de nuestra forma de gobernarnos a nosotros mismos, y
de mejorar las condiciones de vida y trabajo de la mayoría social… Ayer
llegó la Audiencia Nacional a Celrà y sí que me permito decirle una
cosa porque me sorprende mucho que no conozca la historia del país. Ha
hablado de barrios populares y a estos barrios populares han llegado los
autobuses secuestrados por el movimiento vecinal, incumpliendo las
leyes… Hay semáforos que tienen historia y alma y aquí incluso se ha
hecho alcantarillado gracias a la desobediencia civil.
O le explicaré, seguramente una crónica
que es personal y colectiva. Yo soy insumiso. Me negué a hacer el
servicio militar obligatorio porque no tenía ni tenemos ganas de
aprender a matar ni a morir. Lo hicimos cuarenta mil personas, y era
ilegal y era un acto de desobediencia al estado de derecho, que
finalmente ensanchó el derecho a no aprender a morir y a matar y el fin
de una leva militar obligatoria.
Por lo tanto, la historia de la
humanidad ha avanzado únicamente y exclusivamente a través de la
desobediencia civil. Y así seguiremos y así seguirá este país.
La democracia que viene, que vendrá, ya
está viniendo. Para nosotros…, quien piense que no tenemos proyecto de
futuro y modelo de desarrollo, lo hemos discutido en las asambleas, en
las comarcas, no solo con la gente de la CUP sino con los movimientos
sociales. Queremos avanzar hacia una democracia del siglo XXI. Costará,
es un proceso que será de diez o veinte años. Una democracia donde
cohabiten la democracia directa, la democracia participativa y la
democracia representativa. Una economía con un proyecto de futuro que
sea la economía social y cooperativa; un sector público fuerte y un
sector privado bajo criterios de mercado social. Y para llegar solo
queda la activación popular, la desobediencia civil y la vía
institucional.
Apelamos no a este Parlamento –también
es verdad–, apelamos a la calle. Nuestra gran esperanza del último ciclo
es la fuerza de la gente, los cierres en los hospitales, las finanzas
éticas contra las finanzas de la usura, la energía de cooperativas, como
Somos Energía, que ya están avanzando hacia un modelo energético
sostenible y responsable. Algunos privatizan el agua y nosotros, en los
municipios donde gobernamos, intentamos municipalizarla. Hay muchísimas
alternativas, afortunadamente. Yo creo que es lo mejor que le ha pasado
en el país. También venimos de un ciclo donde movimientos sociales poco
conocidos y que entran poco en esta casa han activado muchísimo la
democracia que vendrá, sea el feminismo, sea el ecologismo, sea el
pacifismo y el antimilitarismo, sea la lucha contra los desahucios.
Y así se tiene que decir. En este país,
los únicos que han parado desahucios ha sido la gente y ha sido la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Y les tendría que caer la cara
de vergüenza que ninguna institución, ningún gobierno, ningún municipio,
haya parado un solo desahucio. Y este también es un problema de país.
Por lo tanto, y empiezo a acabar, está
aquella referencia fundamental que hoy no venimos de la cultura de la
delegación, nosotros ya somos de la cultura de la participación directa.
Y hoy más que nunca resuena la gran proclama del movimiento
afroamericano por los derechos civiles que dice que «el problema no es
lo que hace una minoría particularmente cruel o particularmente
poderosa, sino que el problema reside en la mayoría, en lo que hagamos
nosotros con nuestra indolencia o con nuestra exigencia».
Nosotros nos activaremos. Sabemos que el
camino es largo. También sabemos que en Ítaca…, ya veo que Ítaca sigue
presente, pero Ítaca hoy, paradojas del siglo XXI, está intervenida y
rescatada por la Troika. Por lo tanto, tenemos más problemas añadidos
cuando lleguemos. Tendremos que pelearnos con unos mercados financieros
muy complejos y que tienen mucho poder.
Y acabo diciendo que seguramente, desde
un punto de vista colectivo, la lección del 25-N a la cual se han
referido también otras representantes, es Sepharad y es Espriu. Nunca un
pueblo se tiene que poner detrás de una persona, sino que de aquí, o
salimos entre todos o no salimos.
Por lo tanto, todo el pueblo andamos
juntos en el proyecto que es de la CUP, que es de ruptura democrática,
de transformación social y de rescate de la democracia. Somos hackers de
lo imposible. Blai Bonet decía –poeta mallorquín que tiene un poema muy
sintético del tiempo que tenemos hoy delante–: «Lucha si puedes y, si
no puedes, batalla. La impotencia nos dirá qué podemos hacer.»
En Palestina –tenía que salir también–
hay un dicho que dice que las mejores salidas se encuentran siempre en
los callejones sin salida. Y para hacer la tesis, la antítesis y la
síntesis, porque quedan dos minutos, haré el resumen con la mano
extendida para la autodeterminación de este pueblo; mano extendida a
nuestro pueblo –avanzaremos donde haga falta para avanzar–, y el puño
bien cerrado contra los recortes y contra cualquier agresión a los
derechos sociales o a los servicios públicos.
Es así. Son las posibilidades del país
donde vivimos y, por lo tanto, yo creo que este es el resumen: mano
extendida, puño cerrado, y luces y taquígrafos en la gestión de los
recursos y de la red pública de este país.
Decía Hannah Arendt que la dignidad, la
constancia y cierto coraje es todo lo que construye la grandeza de la
humanidad a lo largo de los siglos. Hoy es lo que nos hace falta:
dignidad, constancia y cierto coraje. Pero sí que diremos una cosa a los
que niegan la libertad como siempre: a nosotros no nos hace falta
permiso para ser libres ni perdón por serlo.
Muchas gracias. Visca la terra! (¡Viva la tierra!)
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