jueves, 6 de septiembre de 2012
/RT
La reciente masacre en Daraya, en las afueras de Damasco, donde murieron 245 personas,
es obra del Ejército Libre Sirio y no de las fuerzas regulares. Así lo
evidencian los testimonios recogidos por el periodista inglés y
columnista de The Independent, Robert Fisk.
La muerte indiscriminada de mujeres, niños y hombres fue inmediatamente
atribuida por varios medios de comunicación europeos y estadounidenses
al ‘régimen’. Y eso que en las primeras imágenes difundidas por una
cadena de televisión local, los sobrevivientes apelaban a las Fuerzas
Armadas fieles a Bashar al Assad y daban la bienvenida a su presencia.
Tanto los vecinos del distrito, como los militares que aparecían en el
cuadro acusaban a los rebeldes armados de la violencia desencadenada.
El periodista inglés verificó muchos de aquellos testimonios al ubicar a
los que hablaron ante las cámaras. No encontró ni un elemento de
propaganda oficial en lo que exclamaba o decía entre sollozos la gente
que había perdido a sus seres queridos o estaba aterrorizada por lo
ocurrido. Y tampoco a una sola persona que inculpara al Ejército o al
Gobierno de aquella masacre.
Fisk cita, entre otras, a una testigo presencial identificada como
Leena, quien le dijo que había visto 10 cadáveres en el camino antes de
que llegaran las tropas nacionales. Otra mujer consultada dijo que los
invasores estaban encapuchados y agregó que, atemorizada, había besado a
varios cuando penetraron su vivienda en un intento de prevenir que
dispararan contra su familia.
El conductor de una carretilla elevadora Amer Rajab detalló a Fisk cómo
los rebeldes asaltaron su casa. Aniquilaron los bienes de la familia,
incendiaron las camas y las alfombras, robaron el televisor y parte de
la computadora, supuestamente para confeccionar una bomba.
“Estábamos en el camino hacia Senaya (otro suburbio de Damasco) cuando de repente se pusieron a disparar contra nosotros”, relató el camionero Jaled Yajya Zukari. "Le
dije a mi mujer que se tumbe en el suelo, pero una bala impactó el
autobús y pasó directamente a través de nuestro bebé y luego le pegó a
mi mujer. Fue una misma bala. Ambos murieron. Disparaban desde los
árboles, desde un área verde. Puede ser que fueron los militantes
escondidos detrás de los árboles que pensaban que éramos un autobús
militar que transportaba soldados”.
El periodista recuerda que no es la primera ocasión en que una masacre
es convenientemente atribuida por los medios oficiosos de Occidente a
las fuerzas de Al Assad, pero en realidad es cometida por los militantes
sunitas antigubernamentales. Así fue el caso de Houla, donde el 25 de
mayo fueron asesinados al menos 108 civiles, entre ellos 34 niños, dice Fisk.
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