inSurGente- El jueves 19 fuiste detenido prácticamente en la puerta de tu casa, ¿cómo sucedieron los hechos?
Vicente
Sarasa. Antes de nada quisiera mostrar mi inmenso agradecimiento a los
redactores de Insurgente por haberos interesado por mí, y ya, en un
terreno más general, por haber compensado tan dignamente las maniobras
de Falsimedia en lo que respecta a mi detención. En momentos como este
es cuando se aprecia en su justa dimensión la importancia de la labor
que dirigís.
Con
respecto a la detención. Serían las 9 y media de la mañana y acababa de
salir del piso de mi compañera para dirigirme a mi casa de siempre –muy
cerquita, en el Barrio de Astilleros– donde iba a impartir una clase
particular, tras la cual salíamos un grupo de militantes de Red Roja a
un curso de formación en los Pirineos oscenses. En un callejón fui
abordado por miembros del Servicio de Información de la Guardia Civil
que me introdujeron en un coche, con más miembros de paisano de ese
cuerpo cubriendo el operativo. Desde ese momento entré en incomunicación
bajo la acusación de “secuestro sin dar razones del paradero del
secuestrado” (refiriéndose a Publio Cordón). Se me negó avisar a mi
familia y compañera de mi detención ante la alarma que produciría. Fui
llevado al nuevo cuartel que está próximo al barrio y sólo horas más
tarde fue avisada mi familia cuando ya se había enterado por la prensa.
Entretanto, y tras un primer momento en que se pensó que me había pasado
algo grave de salud dentro de mi casa, mi compañera y mi familia ya
estaban recorriendo comisaría y otras entidades sin lograr saber dónde
estaba realmente. Posteriormente fui trasladado a Madrid donde estuve en
los calabozos de la Dirección de la Guardia Civil hasta el sábado 21
por la mañana en que pasé a la Audiencia Nacional donde se me levantó la
incomunicación y pude ver brevemente a mi abogado, al que
reiteradamente estuve reclamando pues se me decía que sólo tenía derecho
a ser asistido por un abogado de oficio. Durante mi estancia en la
Guardia Civil de Madrid recibí varias veces la visita del médico forense
enviado por la Audiencia Nacional ante el que confirmé que no estaba
recibiendo maltrato.
InSurGente ¿En qué contexto político enmarcas esa detención?
V.S. Independientemente de la propia dinámica interna policial y jurídica del caso en que se me ha implicado, la campaña mediática orquestada desde el Ministerio del Interior –donde a la mentira manifiesta y a la exageración se les ha adobado con mucha tendenciosidad e intoxicación de determinados medios– evidentemente está en relación con la necesidad de presentar victorias políticas y desviar la atención en medio de un progresivo aislamiento social, incluso entre sus “bases naturales”, con innumerables manifestaciones en la calle frente a un gobierno que no para de tomar brutales medidas de recortes que están creando una situación de verdadero shock social. En este sentido, hay que recordar que en situaciones de aguda crisis se exacerban incluso las diferencias y contradicciones entre diferentes grupos de poder en el seno mismo de los aparatos del estado y del sistema en general, en el que no está de nada claro que intereses políticos particulares coincidan en ese momento con el general dentro del mismo sistema.
InSurGente.
La prensa del régimen de un modo inmediato te condenó y habló de tu
pertenencia al GRAPO, saltándose la obvia presunción de inocencia
V.S.
No sólo la presunción de inocencia, sino que han “olvidado” que hay
sentencia absolutoria al respecto. Pero no hay que sorprenderse. La
burguesía en general sólo exige un estricto cumplimiento de su propio
derecho burgués cuando son ellos lo que se ven implicados en delitos o
en sus propias gaitas internas. Esa prensa se cree con el poder que se
deriva de la conciencia de que pertenece a las clases dominantes que les
lleva a no calcular los desatinos legales y jurídicos que protagoniza.
Se ven con fuerza para cometer impunidades. Y así lo han venido haciendo
desde la tan cacareada Transición. Mi caso no es el más flagrante. En
ese sentido, aprovecho esta pregunta para remarcar la dificultad que
para un comunista conlleva la necesidad de contextuar la ineludible
defensa jurídica a que nos vemos obligados a atender con el plano
superior de la legitimidad política que se desprende de poner su suerte
al servicio de los intereses de los trabajadores. Sin pretender salirme
mucho de la pregunta, me gustaría sacar a colación lo que expresé en el
escrito “Por una desmitificación de la democracia burguesa” (también
publicado en Insurgente): La democracia burguesa no es democracia por
burguesa sino, bien al contrario, es por esto que históricamente no
termina de serlo. Aún consciente de la verdadera esencia antidemocrática
de la burguesía y sus medios, estamos valorando salir al paso jurídico
también de las intoxicaciones y provocaciones que están realizando, como
la que acaba de protagonizar Antena 3 diciendo que en el 2006 la
Policía me soltó a los pocos días de mi detención, con un nauseabundo
“vete a saber por qué”, obviando calculadamente mi pasos por prisión y
las comparesencias judiciales que se sucedieron.
InSurGente. ¿Qué pasó por tu cabeza esos días que estuviste preso?
V.S.
Hombre, terminas por estar más preocupado por tu compañera, por tu
familia, que por ti. Te preocupas cómo va afectar todo eso a la
intervención política de la que formo parte y que se está forjando desde
hace unos años en el contexto de la gravísima crisis sistémica que
estamos viviendo. Te preocupas, en línea con lo dicho en la pregunta
anterior, cómo forjar la mejor defensa jurídica sin que entre en
contradicción con la salvaguarda del fortalecimiento de la legitimidad
de la línea revolucionaria que al fin y al cabo uno está defendiendo
dentro del Estado español.
inSurGente. ¿Por qué te acogiste a no declarar ante el Juez Bermúdez?
V.S.
Esto tiene que ver con la necesidad de conocer las causas inmediatas
que hayan podido llevar a inculparme. Como ha dicho la propia prensa (a
pesar de que el sumario es secreto) hay un testimonio de alguien que
estuvo imputado y juzgado por este caso, y que desde hace algún tiempo
está colaborando con los aparatos del estado. Da la impresión de que hay
una “puesta de ventilador” en lo que se refiere a lanzar acusaciones
aquí y allá que realmente me preocupan desde el plano político. Y no es
cuestión de entrar en juego de dimes y diretes puramente personal que
creo estar en mi derecho precisamente político de rechazar.
insurgente- ¿Cómo se consiguió el dinero para pagar la fianza de 10.000 euros para poder salir en libertad?
V.S. Fue adelantado en su totalidad por compañeros y amigos a los que nunca sabremos -mi familia, compañera y yo- agradecerles suficientemente la solidaridad que nos han brindado. Ahora se está recogiendo fondos en distintos puntos del Estado español (principalmente en Madrid y Cádiz) no sólo para devolver la fianza a los que – con un sacrificio que nos consta – la adelantaron, sino para responder a las costas lógicas que se derivan de un proceso que esta lejos de haber acabado.
inSurGente.
En la manifestación que hubo en Cádiz, varios militantes de Red Roja y
otras organizaciones de izquierdas respaldaron una pancarta pidiendo tu
libertad
V.S. Ciertamente ha sido sorprendente y maravillosa la acogida popular y del amplio y diverso activismo político-social de Cádiz. Igualmente ha sido emocionante la solidaridad que han recogido mis compañeros de Red Roja en Madrid y otros lugares del Estado por parte de organizaciones comunistas y de la izquierda radical. Mención especial debe hacerse de la inmediata iniciativa que tuvieron nuestros compañeros de Izquierda Anticapitalista de Cádiz que, además, cedieron su local para una importantísima y nutrida reunión donde tratar mi caso inmediatamente después de salir de prisión. Los compañeros de la MAIS (Mesa Andaluza de la Izquierda Soberanista, donde forma parte Red Roja Andaluza con nuestros entrañables compañeros y amigos de Jaleo¡¡ de Cádiz) han tratado mi caso como uno propio. Gente del 15M, de la CGT. Imposible nombrar a todos ahora. Y muchas personas activistas sin organización, pero que, como decíamos en esa mencionada reunión, en realidad formamos parte de una suerte de organización sin límites definidos (independiente de las nuestras respectivas) que va creciendo y que va logrando articularse en torno a un eje dual: la crisis social ahora al centro del debate y del combate principal, y, por otro lado, el pueblo no está dispuesto a pagar la crisis de magnates y banqueros. Cuando he visto esa solidaridad, he pensado en la que requiere tanto represaliado político que llena las cárceles del Estado español. Y sólo sea por cercanía en el tiempo, quisiera hacer una mención especial a la situación de José Antonio Ramón Teijelo, que lo dejé en Soto de Real en unas condiciones de salud que realmente son preocupantes, agravadas por el asilamiento en el que se encuentra.
inSurGente. El presidente de la Asociación de la Prensa lamentó que no se hubiera abucheado la acción
V.S.
El pobre Fernando Santiago rezuma frustración y sabe que a él sí que no
le sigue ya nadie que no hubiera que darle unos euritos, como se hace
con las criaturas que se ganan un par de ellos poniendo carteles de
propaganda de cualquiera de los partidos que se reparten el cotarro.
Normal que le desazone ver trabajadores en lucha acercarse amigablemente
a esa pancarta mientras lo identifican a él como un enemigo de clase
con quien se la tienen que jugar hasta en los tribunales. Es un tipo
condenado a lanzar graves insinuaciones contra organizaciones que
trabajan dentro del movimiento popular de Cádiz (ahora nos ha tocado a
la gente de Cádiz Rebelde-Red Roja). Al fin y al cabo, sabe que está
condenado a apostar por que las condiciones subjetivas se sigan
retrasando con respecto a unas condiciones objetivas económico-sociales
que no paran de madurar, por emplear un lenguaje que a él, como mínimo,
ha de sonarle. Y es que su única salida airosa en la historia estriba en
que no fragüe ninguna alternativa realmente progresista a la que él
(ex-progre y hasta ex-pope) está ya inhabilitado a pertenecer. En fin,
un oportunista que no ha llegado tan alto y que le quedan...pocas
oportunidades para seguir medrando.
insurgente.
La prensa local se acercó al bloque de vivienda de la barriada obrera
donde vives esperando encontrar el repudio a un "sanguinario terrorista"
y se encontraron el cariño de tus vecinos. Así lo hemos leído.
V.S.
Yo he tenido la suerte tremenda de nacer en un barrio obrero. No
hablaron de un vecino; hablaron de su hijo. Desde muy pequeño sabía que
ni mi casa terminaba en mi puerta ni mi familia se limitaba a la del
libro de familia. Mi madre era un ejemplo que me enseñó mucho comunismo
antes de que yo supiera su nombre. Pero mi madre vive en “La Rubia”, en
“La Chera”, en Manuela que, en torno a los 90, es la que dice “mi niño”.
Y aunque yo ya no pernocto en esa casa, siento la necesidad de entrar
en ese patio como el que entra en su lar. Por lo demás, mi patio es ese
de las luchas de Astilleros con Guillén Moreno, con Cerro del Moro y
saben bien cómo se las gastan los medios de comunicación al servicio de
“los de arriba” cuando se trata de aislar y calumniar a un colectivo a
fin de machacarlo. En estos tiempos de profunda crisis social, la
experiencia vecinal y la solidaridad natural entre la gente del barrio
es un bastión y ejemplo de resistencia ante la degradación que se ceba
prioritariamente con la gente atomizada y aislada. Como se comprenderá
mejor ahora, incluso entre mis compañeros del activismo político-social
de mi ciudad, no es ningún mérito que me encuentre entre los que
promovemos la “línea de barrio”: “bajarse a los pies de la gente si
queremos que hagan más suyo nuestra lucha y discurso políticos”.
inSurGente¿Qué pasos legales te esperan?
V.S.
Ahora estamos en mitad de un recurso que se ha impuesto contra la
libertad bajo fianza y otras medidas cautelares como la de firmar
diariamente y no salir al extranjero. A ver qué pasa con esto. Con
respecto al proceso en sí, estamos en la fase de instrucción en el
juzgado nº3 de la Audiencia Nacional antes de que pase a la sala donde
se nos juzgará.
inSurGente- Como militante comunista en Red Roja, cómo valoras la situación social, política y económica que padece el país
V.S.
Esta pregunta daría para mucho. Me limitaré a dar unas pinceladas
parciales. Como puede leerse en nuestras declaraciones, la fortísima
degradación social en curso se enmarca en dos crisis: una del sistema y
otra política que nos afecta directamente. Por un lado, aunque las
causas inmediatas de la crisis sistémica del capitalismo se sitúen en el
plano financiero, en realidad, es una crisis del conjunto del sistema
que viene de lejos. Entre nosotros hablamos de “crisis boomerang” en el
sentido de que estalló en el conjunto de países industrializados
capitalistas allá por los 70 y
lograron exportarla a la periferia, entre otras, vía la deuda externa
que arrasó a países enteros. Ahora la periferia del capitalismo central
incluye a países como Portugal, Grecia y al nuestro. En el Estado
español ciertamente la crisis cobra tintes particularmente dramáticos y
prácticamente el país entero es víctima del negocio de la deuda como
única medio que encuentran los capitales para sortear el descenso de la
tasa de ganancia. Vivimos una brutal expropiación social a fin de salvar
a los responsables principales de la crisis con un gobierno de
patriotas de salón que sólo negocia qué eufemismo ponerle a una
intervención imperialista euro-alemana que amenaza con dejar en pañales
las brutales agresiones antisociales ya cometidas. Se vive un verdadero
estado de alarma social y la gente se ve progresivamente abocada a
adoptar formas revolucionarias hasta para defender conquistas y derechos
que no van más allá de unas miras reformistas. Ello conlleva además a
que surjan grietas entre los que nos dominan que estamos obligados a
aprovechar. Y precisamente me gustaría terminar hablando de nuestra
responsabilidad política como revolucionarios. No podemos sustraernos a
que apenas salimos de una época de reflujo político donde parecía que el
capitalismo no tenía alternativa creíble. Por
ello, no deberíamos juzgar la importancia de los movimientos de la
calle por la literalidad de sus proclamas, sino por la más que
previsible traducción práctica real en perspectiva. Para nosotros es
evidente que no vivimos una Spanish Revolution, pero sí que su necesidad
está poniéndose a la orden del día hasta para mucha gente que ni
sospechaban que iban a adoptar determinados discursos. Desde
Red Roja, pensamos que la línea revolucionaria sólo podrá desarrollarse
y tomar fuerza interviniendo en los problemas de la gente, en la
defensa de sus conquistas y derechos y en la resistencia cotidiana a la
exclusión social. Y que debemos hacerlo desde una dualidad organizativa
que consiste en sumar revolucionarios no a cualquier costa al tiempo que
compensamos con una gran flexibilidad y generosidad a la hora de
promover la máxima unidad política a distintos niveles en función de
objetivos comunes.
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