Nacimiento de nuevo dracma sería doloroso y apresurado
21 de mayo del 2012.
Si finalmente los políticos deciden que Grecia debe abandonar el euro, la salida podría ser tan rápida que los billetes del “nuevo dracma” podrían no estar impresos a tiempo.
En principio, algunas de las consecuencias a largo plazo de que Atenas deje la moneda única no son desagradables. La zona euro ya no tendría que preocuparse más del que siempre ha sido su miembro más débil. Aunque el valor de una nueva moneda griega caería tan pronto fuera emitida, eso haría a la economía griega mucho más competitiva.
Pero los efectos a corto plazo serían brutales, tanto a nivel local como para la economía mundial. Una Grecia sin euro podría encontrarse en dificultades para importar alimentos y combustible, la vida diaria se reduciría a intercambio de bienes y servicios y el Gobierno se vería incapaz de pagar a los trabajadores con algo que quisieran aceptar.
“Sería el caos”, dice Marios Efthymiopoulos, profesor visitante en el Centro Universitario Johns Hopkins para Estudios Internacionales Avanzados y presidente del grupo de expertos Global Strategy, con sede en Tesalónica.
“Los bancos colapsarían y habría que nacionalizarlos. No se podría pagar nada excepto con cupones. Sólo hay una imprenta (de moneda) en Grecia. Está en el museo de Atenas y ya no funciona”, añadió.
El costo de gestionar una salida de Grecia, lo que generaría turbulencias en los mercados globales y una presión financiera colosal sobre España e Italia, podría ser pequeño ante el gasto que implica mantenerla con apoyo financiero. Pero dado que los países del norte de Europa - y sus electores - se están cansando de rescates, esa probabilidad claramente va incrementándose.
Los líderes mundiales del G8 reunidos en Camp David este fin de semana volvieron a comprometerse para mantener a Grecia en la zona euro, subrayando las preocupaciones sobre los costos de una salida.
“Hay tantas cosas que no sabemos”, dice Domenico Lombardi, especialista en economía mundial en la Brookings Institution.
“Si Grecia sale del euro, tendrá que dejar también la UE”, añadió, aunque algunos sugieren que los tratados pueden ser interpretados o modificados para que el país permanezca en el bloque.
Lombardi se pregunta con cuánta ayuda contaría Grecia: ” Cuánto apoyo internacional hay? Probablemente no mucho. Es muy difícil saber qué podrían hacer en la práctica”, inquirió.
Dado que la vida de los griegos cambiaría de la noche a la mañana, los disturbios serían inevitables. Quien tomara la decisión - si después de todo se tomara en Atenas - podría contar con dejar el poder en semanas o incluso días.
“Sería verdaderamente revolucionario, en todo el sentido de la palabra”, dice Tyson Barker, responsable de relaciones transatlánticas en la Fundación Bertelsmann.
“Hay varias formas en que podría darse (…) pero podría terminar como Cuba, con el uso de múltiples monedas o con una economía esencialmente de intercambio, al menos en los primeros días”, aseveró.
Las compañías privadas y países como Reino Unido y Estados Unidos han detallado planes de contingencia para un colapso de la zona euro. Grecia, sin embargo, está en una situación más delicada.
Si fuera de conocimiento público que un Gobierno griego estuviera preparando una salida, el pánico resultante podría fácilmente convertirlo en una profecía.
Esta misma semana, los ahorristas griegos - y en pequeños números en otras partes de la zona euro - han comenzado a sacar su dinero de los bancos.
De producirse la salida de Grecia del euro, tendría que comenzar a los días o incluso horas de que l a decisión tuviera lugar en lo más alto.
Casi sin excepción, sus líderes políticos han prometido seguir en la moneda única pese a oponerse a los rescates.
En teoría, no existe la posibilidad según los tratados europeos de que otros miembros expulsen a un país.
Pero en realidad, analistas y autoridades dicen que podrían paralizar Grecia cerrándole el acceso a los préstamos del Banco Central Europeo.
Eso la forzaría a emitir su propia moneda ya que podría no tener otra forma de pagar a sus trabajadores o proporcionar efectivo suficiente para mantener en marcha la economía.
En ese momento, Grecia probablemente intentaría también convertir toda su deuda local, y quizás también la internacional, a la moneda nueva y depreciada.
Los acreedores internacionales, sin embargo, protestarían.
Eso sería el comienzo de una reestructuración de deuda que podría llevar años. Pero la deuda histórica sería el menor de los problemas inmediatos.
Incluso la producción física de una moneda nueva estaría cargada de problemas. Cualquier firma internacional contratada para imprimir billetes griegos exigiría a buen seguro el dinero por adelantado. Cualquier cupón o billetes temporales producidos localmente serían rápidamente falsificados, lo que le restaría aún más valor.
Como en otros países que no pertenecen a la zona euro, como Montenegro, el euro podría ser la principal moneda para la mayoría de las transacciones. Pero el acceso sería mucho menor y estaría más allá del control o influencia gubernamental, lo que haría casi imposible usarlo para pagar los sueldos, por ejemplo.
Los ahorros en euros existentes en bancos griegos se revalorizarían en la nueva moneda, lo que haría caer rápidamente su valor. Los billetes de euro ya en circulación, sin embargo, conservarían su valor y serían mucho más apreciados.
Además, la policía tendría que gestionar un dramático incremento de los disturbios y quizás más violencia. Ya ha habido ejemplos aislados de alemanes - o personas que parecían alemanes - que han sido atacados en un aparente descontento con la austeridad a la que obliga la UE.
Los líderes griegos podrían decidir desplegar el Ejército en las calles en un intento por garantizar la seguridad y mantener la calma. Pero eso podría ser profundamente divisorio.
“Si eso ocurre, definitivamente habrá incidentes de seguridad en las calles de Atenas”, dijo David Lea, analista de en Control Risks. “Pero el Ejército griego no está preparado para hacer frente a esto”, comentó.
En pocas ocasiones ha necesitado un país ayuda internacional tan desesperadamente. Pero los países de la zona euro probablemente quieren preservar sus recursos financieros para proteger a otras naciones, particularmente Italia y España.
En otros tiempos, podría haber sido posible sacar a Grecia lenta y tranquilamente. Decenas de países han abandonado bloques monetarios desde 1945, principalmente Estados coloniales. Pero implementarlo bajo tanta presión de los mercados lo hace imposible.
“Una salida es técnicamente factible”, dijo Lea en Control Risks. “Pero gestionarlo es extremadamente difícil. Requiere mucha planificación y acuerdo. Y dadas las circunstancias actuales, no hay posibilidad de que eso sea así”, concluyó.
En principio, algunas de las consecuencias a largo plazo de que Atenas deje la moneda única no son desagradables. La zona euro ya no tendría que preocuparse más del que siempre ha sido su miembro más débil. Aunque el valor de una nueva moneda griega caería tan pronto fuera emitida, eso haría a la economía griega mucho más competitiva.
Pero los efectos a corto plazo serían brutales, tanto a nivel local como para la economía mundial. Una Grecia sin euro podría encontrarse en dificultades para importar alimentos y combustible, la vida diaria se reduciría a intercambio de bienes y servicios y el Gobierno se vería incapaz de pagar a los trabajadores con algo que quisieran aceptar.
“Sería el caos”, dice Marios Efthymiopoulos, profesor visitante en el Centro Universitario Johns Hopkins para Estudios Internacionales Avanzados y presidente del grupo de expertos Global Strategy, con sede en Tesalónica.
“Los bancos colapsarían y habría que nacionalizarlos. No se podría pagar nada excepto con cupones. Sólo hay una imprenta (de moneda) en Grecia. Está en el museo de Atenas y ya no funciona”, añadió.
El costo de gestionar una salida de Grecia, lo que generaría turbulencias en los mercados globales y una presión financiera colosal sobre España e Italia, podría ser pequeño ante el gasto que implica mantenerla con apoyo financiero. Pero dado que los países del norte de Europa - y sus electores - se están cansando de rescates, esa probabilidad claramente va incrementándose.
Los líderes mundiales del G8 reunidos en Camp David este fin de semana volvieron a comprometerse para mantener a Grecia en la zona euro, subrayando las preocupaciones sobre los costos de una salida.
“Hay tantas cosas que no sabemos”, dice Domenico Lombardi, especialista en economía mundial en la Brookings Institution.
“Si Grecia sale del euro, tendrá que dejar también la UE”, añadió, aunque algunos sugieren que los tratados pueden ser interpretados o modificados para que el país permanezca en el bloque.
Lombardi se pregunta con cuánta ayuda contaría Grecia: ” Cuánto apoyo internacional hay? Probablemente no mucho. Es muy difícil saber qué podrían hacer en la práctica”, inquirió.
Dado que la vida de los griegos cambiaría de la noche a la mañana, los disturbios serían inevitables. Quien tomara la decisión - si después de todo se tomara en Atenas - podría contar con dejar el poder en semanas o incluso días.
“Sería verdaderamente revolucionario, en todo el sentido de la palabra”, dice Tyson Barker, responsable de relaciones transatlánticas en la Fundación Bertelsmann.
“Hay varias formas en que podría darse (…) pero podría terminar como Cuba, con el uso de múltiples monedas o con una economía esencialmente de intercambio, al menos en los primeros días”, aseveró.
Las compañías privadas y países como Reino Unido y Estados Unidos han detallado planes de contingencia para un colapso de la zona euro. Grecia, sin embargo, está en una situación más delicada.
Si fuera de conocimiento público que un Gobierno griego estuviera preparando una salida, el pánico resultante podría fácilmente convertirlo en una profecía.
Esta misma semana, los ahorristas griegos - y en pequeños números en otras partes de la zona euro - han comenzado a sacar su dinero de los bancos.
De producirse la salida de Grecia del euro, tendría que comenzar a los días o incluso horas de que l a decisión tuviera lugar en lo más alto.
¿IRSE O RECIBIR UNA PATADA?
Pero a medida que parece incapaz de abrirse paso entre las duras medidas de austeridad y reformas exigidas por los prestamistas bajo los términos de los actuales rescates, Atenas podría ser sencillamente incapaz de tomar la decisión de irse.Casi sin excepción, sus líderes políticos han prometido seguir en la moneda única pese a oponerse a los rescates.
En teoría, no existe la posibilidad según los tratados europeos de que otros miembros expulsen a un país.
Pero en realidad, analistas y autoridades dicen que podrían paralizar Grecia cerrándole el acceso a los préstamos del Banco Central Europeo.
Eso la forzaría a emitir su propia moneda ya que podría no tener otra forma de pagar a sus trabajadores o proporcionar efectivo suficiente para mantener en marcha la economía.
En ese momento, Grecia probablemente intentaría también convertir toda su deuda local, y quizás también la internacional, a la moneda nueva y depreciada.
Los acreedores internacionales, sin embargo, protestarían.
Eso sería el comienzo de una reestructuración de deuda que podría llevar años. Pero la deuda histórica sería el menor de los problemas inmediatos.
Incluso la producción física de una moneda nueva estaría cargada de problemas. Cualquier firma internacional contratada para imprimir billetes griegos exigiría a buen seguro el dinero por adelantado. Cualquier cupón o billetes temporales producidos localmente serían rápidamente falsificados, lo que le restaría aún más valor.
Como en otros países que no pertenecen a la zona euro, como Montenegro, el euro podría ser la principal moneda para la mayoría de las transacciones. Pero el acceso sería mucho menor y estaría más allá del control o influencia gubernamental, lo que haría casi imposible usarlo para pagar los sueldos, por ejemplo.
Los ahorros en euros existentes en bancos griegos se revalorizarían en la nueva moneda, lo que haría caer rápidamente su valor. Los billetes de euro ya en circulación, sin embargo, conservarían su valor y serían mucho más apreciados.
¿CIERRE DE FRONTERAS, TROPAS EN LA CALLE?
Sería necesario probablemente cerrar fronteras para impedir que los griegos se lleven sus euros a bancos de otros países.Además, la policía tendría que gestionar un dramático incremento de los disturbios y quizás más violencia. Ya ha habido ejemplos aislados de alemanes - o personas que parecían alemanes - que han sido atacados en un aparente descontento con la austeridad a la que obliga la UE.
Los líderes griegos podrían decidir desplegar el Ejército en las calles en un intento por garantizar la seguridad y mantener la calma. Pero eso podría ser profundamente divisorio.
“Si eso ocurre, definitivamente habrá incidentes de seguridad en las calles de Atenas”, dijo David Lea, analista de en Control Risks. “Pero el Ejército griego no está preparado para hacer frente a esto”, comentó.
En pocas ocasiones ha necesitado un país ayuda internacional tan desesperadamente. Pero los países de la zona euro probablemente quieren preservar sus recursos financieros para proteger a otras naciones, particularmente Italia y España.
En otros tiempos, podría haber sido posible sacar a Grecia lenta y tranquilamente. Decenas de países han abandonado bloques monetarios desde 1945, principalmente Estados coloniales. Pero implementarlo bajo tanta presión de los mercados lo hace imposible.
“Una salida es técnicamente factible”, dijo Lea en Control Risks. “Pero gestionarlo es extremadamente difícil. Requiere mucha planificación y acuerdo. Y dadas las circunstancias actuales, no hay posibilidad de que eso sea así”, concluyó.
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