
Miguel Urbano
El cuarto número de la Revista
Comunista Internacional -editada por órganos teóricos de once partidos
revolucionarios- es una valiosa contribución para la comprensión de las
amenazas y problemas que afectan hoy a nivel mundial a la lucha de los
partidos comunistas.
El tema central de la mayoría de
los artículos de esta edición es el análisis del oportunismo y de su
significado político-ideológico. En las últimas décadas su papel en la
socialdemocratización de partidos comunistas que abandonaron el
marxismo-leninismo fue decisivo.
En el ensayo de apertura de la
revista, Herwig Lerouge, del Partido del Trabajo de Bélgica, destaca las
nefastas consecuencias de la acción del Partido de la Izquierda Europea
(PIE) en la anestesia, más exactamente en la neutralización, de la
combatividad de amplios sectores de la clase obrera en países de la
Unión Europea. El Partido Comunista Francés (PCF) y la Rifondazione
Comunista Italiana (PRC) -creada tras la transformación del PCI en un
partido socialdemocrata- sustentan que es posible alcanzar el socialismo
por la vía parlamentaria. Fausto Bertinotti, que fue presidente del
PIE, retomó viejas tesis de Edward Bernstein al afirmar que «el
movimiento de los movimientos» podrá ser el motor del camino al
socialismo.
El Die Linke, el Partido de la
Izquierda Alemana- que resultó de la fusión doel PDS de la ex-RDA con el
WASG de los disidentes del SPD de la Alemania Occidental –seguidor de
esta tesis, hizo grandes promesas a los trabajadores y
trabajadoras , pero, tras algunos éxitos iniciales, no los cumplió y
entró en un rápido declive. En la década en que fue cogobierno de la
ciudad de Berlín con el SPD se convirtió en cómplice de la privatización
de más de 100.000 viviendas sociales, cerró guarderías, recortó
indemnizaciones, privatizó transportes públicos.
Los hechos demuestran que la
participación de partidos comunistas (o ex-comunistas) en gobiernos
«socialistas» no frena las privatizaciones. El gobierno de la gauche plurielle, en
Francia privatizó, además con el apoyo del PCF, más empresas que las
que fueron privatizadas durante los gobiernos de Baladur y Juppé, ambos
primeros-ministros de la derecha.
Actualmente, el «socialista»
François Hollande no duda en asumir más abiertamente que el propio Obama
la defensa de agresiones militares imperialistas. En el ataque a LIbia y
en el caso de Siria, por ejemplo.
En Grecia, Syriza -amalgama de
ex-trotskistas, de ex-maoistas y de tránsfugas del KKE- abandonó todas
las referencias al marxismo y se abstiene de responsabilizar al
capitalismo por la actual crisis mundial, que define como consecuencia
de errores del neoliberalismo. En su ambiguo programa promete revocar
las medidas mas duras impuestas por la troika, pero sus propuestas se
inscriben en un proyecto de compromisos con la burguesía y el
imperialismo. Nada que alcance a los banqueros y a la estructura
represiva de las fuerzas armadas. No se opone tampoco a la permanencia
de Grecia en la OTAN.
En su lúcida intervención en el
XV Encuentro de Partidos Comunistas y Obreros en Lisboa, Giorgos
Marinos, del KKE, arrancó la máscara al partido de Alexis Tsipras.
«La verdad -afirmó– es que
Syriza como formación oportunista que se desarrolló en uno de los
pilares de la socialdemocracia es apoyado por sectores de la clase
burguesa, es una defensora del capitalismo y de la Unión Europea. Es un
partido que elogió la linea política de Obama como progresista y
promovió el mito de que un nuevo viento soplaba en Europa para los
trabajadores con la elección de Hollande».
Juzgo útil recordar que el Bloco
de Esquerda (BE) es en Portugal (con el Partido Socialista) un defensor
entusiasta de la estrategia de Syriza. Francisco Louçã, su
ex-coordinador, inclusive participó en Atenas en un mítin del partido de
Alexis Tsipras. Tal como su aliado, el BE, nacido de la fusión de la
UDP, maoista, con el PSR, trotskista, también se abstiene hoy de
referencias al marxismo.
La metamorfosis del partido comunista de España
Importante es también el
artículo en la Revista Comunista de Raúl Martinez y Astor García,
dirigentes del Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE).
Recuerdan que el Partido de la
Izquierda Europea (PIE) fue concebido para funcionar como «polo
oportunista de dimensión continental y fuerza para la colaboración de
clases en el ámbito de la Unión Europea».
Ha cumplido bien ese papel. En
l976, en Berlín Occidental, los Partidos Comunistas de España, Francia e
Itália se adherieron a una plataforma eurocomunista «en la cual
–subrayan- tenía un papel determinante el apoyo al proceso de formación
de una unión interimperialista europea».
Y en su IX Congreso, en l978, el PCE decidió romper con el marxismo-leninismo y adoptar el eurocomunismo como su ideología.
En l988, en el XII Congreso,
Julio Anguita, en aquel momento secretario general, definó con
transparencia el rumbo del PCE: «Es por tanto necesaria una
transformación de la Comunidad Europea. Para realizarla apostamos en la
construcción de amplias alianzas, a partir del movimiento obrero y otras
fuerzas sociales de progreso, sustentadas en el terreno político por la
convergencia de partidos comunistas, socialistas, socialdemocratas,
laboristas y verdes»
Es transparente la apología de una estrategia incompatible con el marxismo.
Hoy, en un contexto histórico
diferente, cabe al Partido de la Izquierda Europea, heredero del
revisionismo, ser el ejecutor de esa estrategia que privilegia la
función de los parlamentos, y renuncia a la lucha de clases
En la práctica, las «amplias
frentes de izquierda» preconizadas por el PIE conducen a alianzas con la
burguesía que subalternan los partidos comunistas y los convierten en
instrumentos de una política reformista que niega su función
revolucionaria.
La Unión Europea ideada por el
PIE sería –cito nuevamente a Raúl Martinez y García- “la negación de
todo lo que se relaciona con la construcción del socialismo, rechazando
de plano las tradiciones revolucionarias, en oposicion abierta al
socialismo científico, la lucha de clases y la revolución socialista».
Robert Hue, ex-secretario del PCF, descendió a la bajeza de afirmar que todo en la Unión Soviética fué negativo.
La obra devastadora del oportunismo en los partidos comunistas de América
Bajo el título «Algunos rasgos
del oportunismo en América», Pavel Blanco Cabrera, primer secretario del
Partido Comunista de México, y Héctor Colío Galindo, también dirigente
del PCM, presentan, en el último número de la Revista Comunista
Internacional, una reflexión integral sobre las consecuencias
devastadoras de la acción del oportunismo, del reformismo y del
revisionismo en los partidos comunistas de América.
Afirmando que la ausencia de un
frente ideológico contra el oportunismo configura una amenaza para los
partidos comunistas, evocan la destructora herencia del browderismo en
América Latina.
Las tesis de Earl Browder, un
precursor del eurocomunismo, contribuyeron en los años 40 del siglo
pasado a la neutralización de muchos partidos comunistas de América
Latina.
Además dejaron semillas. Hoy,
Sam Web, presidente del PC de los Estados Unidos, defiende su
transformación en una organización inofensiva, casi una fuerza auxiliar
del Partido Democrata, una especie de «club ideológico».
La denominada
latinoamericanización del marxismo -cito a Pável y Héctor- «tiene mucho
en común con operaciones corrosivas como las de Santiago Carrillo, los
eurocomunistas, y el marxismo occidental».
Académicos aventureros y
oportunistas como el alemán-mexicano H. Dieterich y el irlandês-mexicano
John Holloway tienen sembrado la confusión; invocan el marxismo, pero
realmente lo combaten.
En universidades prestigiosas de
América Latina se convirtió casi una moda hacer apología del llamado
«socialismo del siglo XXI» para atacar el marxismo-leninismo definido
como una «ideología estatal soviética» que califican de obsoleta.
Subestimar los efectos desas campañas es un error. Establecen confusión
em medios progresistas. Sobretodo en Venezuela; pero hasta en Cuba
provoca estragos.
Las políticas que subalternan la
lucha por el socialismo -encarandola como tarea posterior y remota
-como habían hecho Bernstein y Kautsky- atribuyen en la práctica
prioridad a las reformas en el marco institucional, admitiendo que se
puede llegar al gobierno por la vía electoral. Son políticas
entreguistas. Marinos no exagera al afirmar que esa atitud «degrada el
propio objetivo estratégico, el objetivo que determina las tácticas, la
postura de los partidos comunistas como un todo, su trabajo en el
movimento obrero y popular, su política de alianzas».
El oportunismo se manifiesta, no olvidemos, de maneras diferentes, surgiendo a veces con máscara socialista.
Consciente desa realidad, Pável
Blanco Cabrera y Héctor Colío, en su demolidora crítica al oportunismo y
al revisionismo, alertan sobre la confusión que provoca el concepto del
llamado «socialismo de mercado chino».
La tesis fue formulada por Deng
Xiao ping, pero, mucho antes, Mao Tse tung, en um marco diferente,
defendió la viabilidad de alianzas de partidos comunistas con un sector
de la burguesía nacional supuestamente patriótico cuyos intereses no
coinciden com los del imperialismo. El resultado desas alianzas ha sido
desastroso, pero la tesis continua a ser una fuente de ilusiones.
Algunos pueblos pagaron ya un alto precio por ese tipo de alianzas.
Me identifico con Pável Blanco y Héctor Colío cuando escriben:
«En tal política de alianzas, el
rol de la clase obrera y los partidos comunistas que en ella participan
es subordinado; es un problema arriesgado, pues la independencia de
clase y la autonomía del partido dejan de ser las tareas prioritarias,
el deber inclaudicable; dejan de ser organizaciones militantes y se
transforman en agrupaciones de afiliados para las que el socialismo se
vuelve una opción distante, y que al fijar una etapa intermedia de larga
duración las coloca en la colaboración de clases, los pactos sociales y
en un parlamentarismo funcional al progresismo, que es una forma de
gestión del capitalismo».
Enuncian una evidencia al
sostenerr que la denuncia firme del oportunismo, inseparable del
revisionismo, es una exigencia apremiante en la lucha de los partidos
comunistas revolucionarios.
Ya Lenin decía que «la lucha
contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no está
indisolublemente ligada a la lucha contra el oportunismo».
Pero si el reformismo, tolerado o
erigido en opción estratégica, debe ser condenado, cualquiera que sea
su modalidad, porque no representa una amenaza para el capitalismo, y le
garantiza, al contrario, por ser inofensivo, la superviviencia
¿Qué hacer, entonces? ¿Como
invertir la actual correlación de fuerzas favorable al imperialismo?
¿Cual es la alternativa al sistema de poder impuesto a la Humanidad?
Esbozar por lo menos una
tentativa de respuesta a esas preguntas no es el objetivo de este nada
pretencioso comentario al número de la Revista Comunista Internacional
dedicado a la denuncia del fenómeno del oportunismo que amenaza a nivel
mundial los partidos comunistas.
Como comunista sé que el
capitalismo, condenado, no está en vísperas de ser erradicado. No viviré
ese día. Pero es indestructible mi convicción de que la alternativa al
monstruoso sistema de explotación del hombre por el hombre será el
socialismo. No esinminente ese gran acontecimiento. Tampoco están
definidos sus contornos, asimiladas a las lecciones de muchos y graves
errores (y desvíos) cometidos en el marco de las experiencias
socialistas ensayadas por la humanidad.
Pero es falso, perverso y
desmovilizador el discurso de la burguesía sobre la inexistencia de
alternativas al capitalismo. La socialdemocracia, farisaica, pretende
que el capitalismo es humanizable y cuenta con la complicidad del
oportunismo de múltiples matizes.
Mienten. Por su esencia y
objetivos, el capitalismo es incompatible con las aspiraciones del ser
humano. Tendrá que ser destruido.
Creo que será la convergencia de
múltiples luchas de muchos pueblos bajo el liderazgo de los partidos
comunistas como vanguardias revolucionarias, la que contribuirá
decisivamente al final del capitalismo, abriendo las alamedas de un
futuro socialista, en la fidelidad a las enseñanzas del
marxismo-leninismo .
La senda que conduce al
comunismo es larga y dificilísima de recorrer, batallando. La meta a
alcanzar, cuando existió la Unión Soviética, parecía próxima. Ilusión.
Hoy sabemos que es largo el camino a recorrer, sembrado de obstáculos de
difícil superación.El discurso retórico no ayuda.
Vila Nova de Gaia, 23 de noviembre de 2013
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