EL SOCIALISMO CIENTIFICO: LA SOCIEDAD SOCIALISTA
02.12.2012
Ficha de formación política XII
MA.GAV.RO.CHE
Los
trabajadores asalariados aprenden por propia experiencia que sus
demandas más importantes sólo pueden satisfacerse uniéndose como clase
social para luchar contra la clase capitalista. Pero también aprenden
que sus logros acaban malográndose y acaban imponiéndose de nuevo los
apetitos insaciables de los capitalistas, mientras los proletarios no
completen la transformación socialista de la sociedad, mientras no
alcancemos una sociedad comunista desarrollada sobre su propia base.
Como hemos comprobado desgraciadamente en la URSS y en los países
socialistas de Europa del este, en tanto no se logren suprimir las
clases sociales y, por ende, las condiciones que las producen, la
burguesía vuelve a constituirse y trata de imponer su dominación; si lo
consigue, las leyes objetivas del capitalismo vuelven a reinar y a
producir crisis, paro, desigualdad, miseria, etc.
El comunismo
La sociedad comunista será el resultado
final del desarrollo de las contradicciones del capitalismo, cuando
éstas hayan alcanzado su solución y hayan sido enteramente superadas,
por medio de la lucha de clase del proletariado y una vez éste haya
conquistado el Poder político.
La contradicción fundamental del
capitalismo, base de todas las demás, consiste en el conflicto entre el
carácter social de las fuerzas productivas modernas y la apropiación
privada de éstas, su apropiación de clase. El comunismo se asentará, por
consiguiente, en la apropiación de los medios de producción por el
conjunto de la sociedad. “El comunismo no priva a nadie del poder de
apropiarse productos sociales; lo único que no admite es el poder de
usurpar por medio de esta apropiación el trabajo ajeno. (…) al
desaparecer el capital, desaparecerá también el trabajo asalariado”.
Suprimirá la estructura familiar propia
de la sociedad burguesa y “la situación de la mujer como mero
instrumento de producción”.
También restablecerá la unión de la
agricultura con la industria, “sobre la base de la aplicación consciente
de la ciencia, de la combinación del trabajo colectivo y de un nuevo
reparto de la población (acabando con el abandono del campo, con su
aislamiento del mundo y con el atraso de la población rural, como
también con la aglomeración antinatural de gigantescas masas humanas en
las grandes ciudades)”. Suprimirá asimismo “la base de la división
en clases” que es la actual división del trabajo, “al ofrecer a todo
individuo la ocasión de formar y ocupar en todos los sentidos sus
capacidades físicas y espirituales”, con lo que el trabajo dejará de ser
una carga para convertirse en una satisfacción.
Los productos dejarán de ser mercancías
porque provendrán del trabajo directamente social, sin que sea
necesario determinar la cantidad de éste invertido en ellos mediante ese
rodeo al que llamamos valor (comparación de unas mercancías con otras,
particularmente, con el dinero). Se establecerá un plan de producción
comparando “los efectos útiles de los diversos objetos de uso entre
ellos y con las cantidades de trabajo necesarias para su producción”.
Desaparecerá
la patria, la nacionalidad: “En la medida y a la par que vaya
desapareciendo la explotación de unos individuos por otros, desaparecerá
también la explotación de unas naciones por otras. Con el antagonismo
de las clases en el seno de cada nación, se borrará la hostilidad de las
naciones entre sí”.
Al cambiar las condiciones de vida, las
relaciones sociales, la existencia social del hombre, cambian también
sus ideas, sus opiniones y sus conceptos, su conciencia, en una palabra:
“La revolución comunista viene a romper de la manera más radical con el
régimen tradicional de la propiedad; nada tiene, pues, de extraño que
se vea obligada e romper, en su desarrollo, de la manera también más
radical, con las ideas tradicionales”. Procederá a “destruir la cultura
de clase (…) la que convierte en una máquina a la inmensa mayoría de la
sociedad”. Acabará con el derecho actual que no es más que la voluntad
de la burguesía convertida en ley. También pondrá fin a la religión:
“cuando la sociedad, mediante la toma de posesión y el manejo
planificado de todos los medios de producción, se haya liberado a sí
misma y a todos sus miembros de la servidumbre en que hoy están respecto
de esos mismos medios de producción, por ellos producidos, pero a ellos
enfrentados como ajeno poder irresistible; cuando el hombre pues, no se
limite a proponer, sino que también disponga, entonces desaparecerá el
último poder ajeno que aún hoy se refleja en la religión, y con él
desaparecerá también el reflejo religioso mismo, por la sencilla razón
de que no habrá nada ya que reflejar”.
Una vez hayan desaparecido las
diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en manos de
la sociedad, el Estado –que es, en rigor, el poder organizado de una
clase para la opresión de la otra- dejará de ser necesario y se
extinguirá.
Todos estos cambios sociales ya los ha
preparado y los convierte en necesarios el propio desarrollo del
capitalismo. La conquista revolucionaria del Poder político por parte
del proletariado es la que permitirá completarlos y es la que ha
inaugurado ya la fase inferior de la sociedad comunista: el socialismo,
que se empezó a construir en varios países, que continúa desarrollándose
en algunos de ellos y que se extenderá inevitablemente por el planeta.
El socialismo
“Entre la sociedad capitalista y la
sociedad comunista, media el período de la transformación revolucionaria
de la primera en la segunda. A este período corresponde también un
período político de transición, y el Estado de este período no puede ser
otro que la dictadura revolucionaria del proletariado”. La
conquista de la dominación política por la clase obrera en cualquier
país provoca la hostilidad de los burgueses de ese país y del mundo, que
hacen todo lo que pueden por derrocarla e imponer una contrarrevolución
restauradora del capitalismo. De ahí que los trabajadores necesiten
emplear la violencia y la dictadura para avanzar hacia el comunismo:
“Democracia para la mayoría gigantesca del pueblo y represión por la
fuerza, es decir, exclusión de la democracia, para los explotadores,
para los opresores del pueblo: he ahí la modificación que sufrirá la
democracia en la transición del capitalismo al comunismo”.
“El proletariado se valdrá del Poder
para ir despojando paulatinamente a la burguesía de todo el capital, de
todos los instrumentos de la producción, centralizándolos en manos del
Estado, es decir, del proletariado organizado como clase gobernante, y
procurando fomentar por todos los medios y con la mayor rapidez posible
las fuerzas productivas.
Claro está que, al principio, esto sólo
podrá llevarse a cabo mediante una acción despótica sobre la propiedad y
el régimen burgués de producción, por medio de medidas que, aunque de
momento parezcan económicamente insuficientes e insostenibles, en el
transcurso del movimiento serán un gran resorte propulsor y de las que
no puede prescindiese como medio para transformar todo el régimen de
producción vigente.
Estas medidas no podrán ser las mismas,
naturalmente, en todos los países”. Y es que no es posible “el paso
uniforme, armónicamente proporcional de los diversos países
capitalistas a la dictadura del proletariado (…). En el mundo del
capitalismo no hubo ni pudo haber jamás nada uniforme, ni armónico, ni
proporcional. Cada país ha ido desarrollando con particular relieve uno u
otro aspecto o rasgo, o todo un grupo de rasgos, inherentes al
capitalismo y al movimiento obrero. El proceso de desarrollo ha tenido
lugar en forma desigual”. Por eso, Lenin concluye que “en comparación
con los países adelantados, a los rusos les ha sido más fácil comenzar
la gran revolución proletaria, pero les será más difícil continuarla y
llevarla hasta el triunfo definitivo, en el sentido de la organización
completa de la sociedad socialista. (…) Las Repúblicas Soviéticas de los
países más cultos, donde el proletariado goza de mayor peso e
influencia, cuentan con todas las posibilidades de sobrepasar a Rusia,
si es que emprenden el camino de la dictadura del proletariado.
En la fase de transición llamada
socialismo, cada trabajador recibe de la sociedad lo que ha entregado a
ella, deducida la cantidad que pasa al fondo social. Sólo obtendrá
medios de consumo y no medios de producción, con lo cual será imposible
la explotación del hombre por el hombre; sin embargo, se trata todavía
de la aplicación de un derecho igual a personas desiguales, de un
derecho burgués: unas son más fuertes y otras más débiles, unas tienen
más hijos que otras, etc., y, por consiguiente, unos se enriquecerán más
que otros. Estos defectos son “inevitables en la primera fase de la
sociedad comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista, tras
largos dolores para su alumbramiento. El derecho no puede ser nunca
superior a la estructura económica y al desarrollo cultural de la
sociedad por ella condicionado. (…)
En la fase superior de la sociedad
comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de
los individuos a la división del trabajo, y con ella, por tanto, el
contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, cuando el
trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad de
la vida; cuando, con el desarrollo múltiple de los individuos, crezcan
también las fuerzas productivas y fluyan con todo su caudal los
manantiales de la riqueza colectiva; sólo entonces podrá rebasarse
totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá
escribir en sus banderas: ‘de cada uno, según su capacidad; a cada uno,
según sus necesidades’”.
“En sustitución de la antigua sociedad
burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, surgirá una
asociación en que el libre desenvolvimiento de cada uno será la
condición del libre desenvolvimiento de todos” .
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