LA BURGUESÍA ASESINA A LOS OBREROS
12.11.2012
Los
burgueses suben a los obreros al altar del beneficio para a
continuación sacrificarles en nombre de los más bellos ideales. Lo que
ha hecho nuestra igual Amaia no es otra cosa que adelantarse a los
negros propósitos de los explotadores, si le iban a matar al menos que
lo vea todo el mundo, que sepa todo el que quiera saber que son unos
asesinos. Lo bueno sería arrastrar por los pelos de la cabeza a todos
los sinvergüenzas que la empujaron ventana abajo, desde el director de
la sucursal hasta los accionistas del banco pasando por los
representantes políticos que defienden sus intereses de usureros, y así,
como el que arrastra un cerdo jabalí por el monte tras haberle dado
caza, llevarlos ante el cadáver todavía caliente de su víctima para
embadurnar sus limpios y elegantes trajes con la sangre de esta
trabajadora vasca llamada Amaia. Esta chusma burguesa está acostumbrada a
no ver el resultado de sus negocios, como los pilotos de
caza-bombarderos, vuelan tan alto que no alcanzan a ver la destrucción,
la conocen, por supuesto, pero no se manchan, estos asesinos regresan a
sus barrios de lujo creyéndose grandes hombres cuando no son más que
vulgares asesinos.
Los representantes de la burguesía se
mueven por lo visto a golpe de suicidio, o mejor dicho, a golpe de
suicidio mediático, los que se matan en un rincón no cuentan.
Cuatrocientas mil familias expulsadas de sus viviendas no les decían
nada, tal cosa no era un problema para estos señores, tienen que ver
los sesos de sus víctimas esparcidos por el suelo para que se decidan a
hacer una chapuza por reforma, porque justamente eso es lo que van a
hacer, siempre pensando en el voto, en conservar su trozo de la tarta.
La burguesía jamás ha solucionado el problema de la vivienda, que nadie
crea que lo van a solucionar ahora. Un problema que no se limita a los
desahucios, millones de obreros no tienen acceso a un techo y se ven
obligados a malvivir arrimados, en albergues o directamente en la
calle. Este fenómeno es consustancial al capitalismo como nos explicó
Engels en su Contribución al problema de la vivienda.
Una vez más esos revolucionarios decimonónicos, viejunos, desfasados,
fanáticos e inservibles nos explican lo que ocurre en el siglo XXI, que
nadie espere entender lo que nos está pasando a través de los
artículos escritos por catedráticos de pacotilla defensores del régimen
criminal que nos gobierna.
Ahora pues, que dicen querer
solucionar el problema de los desahucios con unos cadáveres encima de
la mesa, me pregunto qué tenemos que hacer los obreros para que pongan
solución al problema del desempleo, ¿hay que prenderse fuego en las
oficinas del INEM? ¿Nos tiramos por una ventana de la empresa cuando
los parásitos que nos explotan decidan que ya no les hacemos falta? Y
cuando terminen de privatizar la sanidad pública, ¿qué debemos hacer
los obreros privados de atención? ¿Inmolarnos en sus eficientes
hospitales privados? ¿Y los que quieran estudiar y no puedan? ¿Y los
que tienen que hacer cola en la puerta de la iglesia para llevarse algo
de comida a la boca? ¿Nos ahorcamos en los supermercados donde la
burguesía acapara la comida que debería llenar nuestras neveras y
estómagos? ¿Y si en lugar de suicidarnos decidimos pasar a cuchillo a
todos los que nos obligan a vivir una vida subalterna y miserable? ¿Eso
nos convertiría en malas personas, en terroristas? ¿Y qué son ellos
entonces? ¿Amables hombres de negocios? ¿Respetables padres de familia?
¿Por qué tenemos que soportar el terror en nuestras vidas? ¿En nombre
de qué? ¿De la democracia, del estado de derecho, de la paz social, de
una supuesta inferioridad…? ¿Y si decidimos que ya no merece la pena
vender cara nuestra mano de obra y pasamos a vender caras nuestras
vidas?
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