HUELGA DE HAMBRA EN TELEFONICA
Telefónica truncó los 24
años de antigüedad de Marcos Andrés Armenteros por estar de baja
médica. Le dijeron «usted no es rentable», y le echaron. Otros como
Iñaki Urdangarin sí son rentables, pero con un salario de 1,5
millones. Antes de ayer se inició una huelga de hambre en apoyo al
trabajador.

Juanjo BASTERRA
Cada vez son más quienes piensan qué
mal está repartido el mundo, cuando Telefónica, que bate récord en
beneficios económicos año tras año, expulsa de su puesto de trabajo a
trabajadores como Marcos Andrés Armenteros, que llevaba 24 años en la
empresa y se encontraban de baja laboral por enfermedad, mientras que
mantiene en su staff de altos cargos con un sueldo de 1,5 millones al
año al yerno del rey de los españoles, Iñaki Urdangarin, imputado por
posibles delitos fiscales cometidos entre 2003 y 2005 por empresas que
sirvieron al duque de Palma para desviar dinero público a través del
Instituto Nóos. En caso de que tenga que ser despedido por el caso de
corrupción recibiría una indemnización suplementaria de 2,7 millones.
Germán Márquez, Iñaki Seguín y José
Garea son delegados sindicales de ESK en Telefónica en Bilbo. Apoyan a
su compañero de Barcelona que ayer por la noche inició, junto a otros
cinco sindicalistas, una huelga de hambre para conseguir la readmisión
con un enorme apoyo popular. Garea acude hoy a Barcelona a incorporarse
mañana al ayuno, y el fin de semana, se incorporarán otros cuatro
sindicalistas más de ESK.
En declaraciones a GARA sostienen que
esos despidos se realizaron con la función de «amedrentar y meter miedo
a la plantilla», ya que fueron el anticipo de los ERE y de las
elecciones sindicales. Con la frase «usted no es rentable», la
dirección de Telefónica en Barcelona mandó a la calle al trabajador.
Para Garea los objetivos por los que luchan, junto al apoyo que dan
sindicatos como CoBAS y EC, son conseguir la readmisión, que no se
utilice el artículo 52 de la reforma laboral que permite esas
decisiones «unilaterales» a las empresas; que si los despidos son
declarados improcedentes, las dirección readmita a los trabajadores y,
sobre todo, «romper el cerco informativo que Telefónica impone con su
poder». Esta empresa que multiplica los beneficios, sin embargo, reduce
el empleo fijo y aumenta las subcontrataciones. «De 75.000
trabajadores en plantilla en 1992 estamos 22.000 en este momento y en
Bizkaia de 2.500 baja a 1.000 trabajadores», se lamentó.
Marcos Andrés Armenteros explicó a este
diario que ha tenido lumbalgias y problemas de espalda. El problema
comenzó hace dos años cuando «nos aplicaron por los pelos el artículo
52 de la reforma laboral de Zapatero con carácter retroactivo. Por las
bajas laborales, Telefónica me echó a la calle, lo mismo que a una
compañera de Madrid. Hemos luchado. Ganamos un primer juicio por
despido nulo, pero la empresa recurrió y quedó en despidos
improcedentes. Tenía la posibilidad de reincorporarnos al puesto de
trabajo o echarnos, pero Telefónica optó por la segunda posibilidad»,
dijo. La compañera de Madrid no siguió en la pelea, pero sí Marcos
Andrés. «Mi impresión es que no debiéramos de permitir que nos traten
como a objetos. La huelga de hambre es la batalla por la dignidad,
porque llevaba 24 años trabajando en Telefónica, entre con 18 años y
tengo 42 años, y por una decisión te dejan en la intemperie, pero lo
más grave es que te echan por estar enfermo». Esa decisión ha calado
entre sus compañeros, «porque muchos tienen miedo, y callan», pero la
respuesta de otros, de sus amigos, vecinos y sindicalistas «es enorme».
Hay una plataforma social «Sí, soy rentable», que le apoya.
«luchar para sumar»
Armenteros sostiene que «todo lo que se
hace cuando no se tiene nada, es ganar. Todo lo que hagamos con esta
lucha será sumar». Admitió que con las sucesivas reformas laborales «un
grupo de gente ha despertado; otro grupo, tiene más miedo, pero un
tercero está noqueado. No sabe muy bien de lo que se trata. La mayor
parte de la población adulta no sabe de dónde viene, lo que tiene y lo
que le han quitado. No sabe que lo tiene que reconquistar. Se pensaban
que las cosas estaban ahí desde siempre; no, se consiguieron con la
lucha». Por eso, llamó a la solidaridad «porque los de siempre ganan
más que nunca. La mayoría tienen que trabajar más por menos dinero y en
peores condiciones para que unos pocos sigan multiplicando sus
beneficios».
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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