
¡
Por Lázaro Fariñas
Por fin y por ahora,
las aguas han cogido su nivel en la localidad de Ferguson, en los
suburbios de la ciudad de St. Louis (Missouri), y subrayo por ahora ya
que, aunque hay calma después de la tormenta, eso no quiere decir que la
tempestad se alejó del lugar.
Solamente se ha aplacado, aunque siguen imperando buenas condiciones como para que vuelva, incluso, con más violencia.

DESARMADO, POR ROBAR UNOS CIGARROS, RECIBIÓ SEIS TIROS, DOS DE ELLOS EN LA CABEZA
Dos investigaciones se están llevando a cabo sobre lo que
verdaderamente sucedió, cuando un policía blanco le disparó seis balazos
a un adolescente negro en plena calle.
El Departamento de Justicia está conduciendo una investigación
paralela a la que están realizando las autoridades del condado de St.
Louis. Un jurado de 12 personas, en el que tan sólo hay tres de la raza
negra, se ha formado para investigar los sucesos.
A mi modo de entender, hay muy poco que investigar, ya que no veo
qué tipo de justificación puede existir, para que un hombre armado le
pueda disparar seis veces a uno desarmado.
Por muy robusta que sea una persona, si le dan un tiro en medio de
la pierna, esa persona queda incapacitada para ser una amenaza para
nadie, así que ¿cómo se puede justificar que hasta dos balazos hayan
penetrado el cráneo del adolescente?.
De todas formas, se está realizando dicha investigación, pero cabe
preguntarse qué pasará si el jurado llega a un veredicto absolutorio y
el policía es encontrado inocente.
Esas son las buenas condiciones que existen como para que la
tempestad vuelva a estallar en Ferguson e incluso, extenderse a otras
ciudades de Estados Unidos.

¡ NO LE OIGO ! ¿QUE HAN MATADO A QUIEN? ¿A UN NEGRO? BUENO, PUES ESO LO CONDENO Y YA ESTÁ
No se sabe, a ciencia cierta, qué tiempo le llevará al jurado
investigador arribar a una conclusión, pero de lo que sí estoy seguro es
que la violencia volverá a estallar si el policía es encontrado
inocente.
La comunidades negras tienen una natural e histórica desconfianza
del sistema judicial de este país. Si el policía es absuelto, no sería
esta la primera vez que un jurado haya llegado a la misma conclusión en
casos similares.
La lucha por los derechos civiles de los ciudadanos negros de este
país ha sido larga y ha estado cargada de injusticia. Mucho antes de que
el presidente Johnson firmara la famosa Ley de los Derechos Civiles,
allá en los años 60, los negros en Estados Unidos eran tratados de una
forma miserable. Y
a no eran, por ley que lo prohibía, esclavos de los blancos, pero sí
eran completamente discriminados en los trabajos, en las escuelas, en
los autobuses, en los baños públicos y hasta en las fuerzas armadas.
La ley firmada por el Presidente evitó que fuera legal discriminar a
nadie por motivo del color de la piel, pero una cosa es lo que se firma
en un papel y otra lo que está afirmado en la conciencia de las
personas. Por lo menos, en los estados del sur, la evolución de las
relaciones entre negros y blancos ha sido más lenta, definitivamente con
mucho progreso, pero muy lejos de lo ideal.
Aún persisten los barrios negros, muchos de ellos con
características de verdaderos guetos donde se respira un aire de
increíble violencia.
Personalmente y debido a mi trabajo con el sistema escolar, trabajé
en algunos de esos barrios de Miami, manteniendo una muy estrecha
relación con miembros de esas comunidades.
Llegué a conocerlos muy bien y desde adentro, hice muy buenas
amistades con ellos, oí sus quejas, sus desconfianzas y sus resquemores
para con los blancos.
Me imagino que, poco a poco, todos esos sentimientos llegarán a su fin, pero me temo que, como dice la canción, «pasarán más de mil años, muchos más…».
Habrá que ver qué pasará cuando el jurado de 12 miembros arribe a
sus conclusiones en el caso del adolescente de Ferguson, pero más allá
de lo que llegue a suceder, habrá que ver cuándo una tragedia como la
ocurrida deje de ocurrir.
En medio del asesinato del adolescente de Ferguson, a solo unos
kilómetros de allí, dos policías acribillaron a balazos a otro joven
negro de 23 años, también en plena calle, el cual portaba un cuchillo
entre sus manos.
Y vuelvo a preguntarme: ¿no podían los dos policías tirarle al brazo? ¿No podían paralizarlo con una pistola eléctrica?
Por supuesto que sí podían, pero vuelvo a afirmar: su entrenamiento
no es para paralizar, sino para matar. Hasta que en las academias
policíacas no dejen de entrenar a sus alumnos de esa forma, la muerte de
ciudadanos por parte de esos cuerpos de seguridad continuará per
seculam, seculorum.
*Periodista cubano radicado en Miami
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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