El "Ejército Sirio Libre" representa más intereses
imperialistas que sirios, y en lugar de un ejército, son bandas terroristas con
intereses contrapuestos.
Las recientes amenazas de EE.UU. contra Irán, Siria y Venezuela muestran que
este tiempo de crisis económica capitalista trae consigo el peligro de nuevas
guerras e intervenciones imperialistas.
A finales de mayo, en noticias que tuvieron más publicidad en los medios de
comunicación israelíes que en Estados Unidos, el Senado estadounidense aprobó
por unanimidad una resolución respaldando a Israel en caso de que lance un
ataque contra instalaciones nucleares iraníes. El Senado, en otras palabras, le
dijo a la administración Obama que no era lo suficientemente agresiva.
Aunque el presidente Barack Obama y su equipo han intentado proteger y
expandir los intereses imperialistas de Estados Unidos usando la economía, la
diplomacia y las amenazas militares, algunos en la clase dominante de Estados
Unidos al parecer quieren más acción. El senador John McCain por ejemplo, hizo
una visita sorpresa el 27 de mayo al “Ejército Sirio Libre” para subrayar lo que
su facción considera necesario: enviar más armas para matar sirios. Algunos
imperialistas europeos están de acuerdo y la Unión Europea ahora ha quitado su
embargo oficial sobre el envío de armas a la oposición contra el gobierno de
Bashir al-Assad.
Ponemos al “Ejército Sirio Libre” entre comillas ya que no hay nada “libre o
gratuito” en esta colección de reaccionarios pro-imperialistas. Representan más
intereses imperialistas extranjeros que sirios, y en lugar de un ejército, son
una colección de bandas terroristas con intereses contrapuestos.
Es posible que la facción de Obama esté intentando utilizar su propia
evaluación sobre cómo avanzar el imperialismo estadounidense evitando otra
guerra agotadora en Asia occidental. Ya sea esto cierto o no, sin embargo, la
facción de Obama está utilizando su poder económico, diplomático y el potencial
de su poderío militar para eliminar el legítimamente electo Gobierno Bolivariano
de Venezuela.
En ese país la estrategia de Estados Unidos, ahora que ha muerto el
unificador y carismático Hugo Chávez, es erosionar el apoyo al gobierno
progresista encabezado por el recién electo presidente Nicolás Maduro. En este
momento, los oligarcas venezolanos y sus representantes políticos —especialmente
el perdedor a la presidencia, Henrique Capriles Radonski — siguen el liderazgo
de Estados Unidos.
Inmediatamente después de las elecciones —que Capriles y Estados Unidos se
han negado a reconocer, incluso después de recuentos y verificación
internacional— las fuerzas fascistas de Capriles se amotinaron y asesinaron a 11
personas. Esta movida fracasó. La Mesa de la Unidad Democrática de Capriles
(MUD) también fracasó en el intento de movilizar a la Organización de Estados
Americanos para que atacara a Maduro. Y las organizaciones regionales más
independientes de América Latina respaldaron al gobierno legítimo de
Venezuela.
Capriles, con el completo respaldo de Estados Unidos, desarrolló una ofensiva
económica para erosionar el apoyo al gobierno. Esto se realizó con éxito y
brutalmente contra el gobierno de Salvador Allende en los años 70 en Chile.
Ahora en Venezuela las cadenas de supermercados pertenecientes a millonarios de
oposición están provocando una escasez artificial de todo, desde alimentos hasta
papel higiénico. Los medios de comunicación propiedad de millonarios ferozmente
anti-bolivarianos y hostiles al pueblo pobre, difunden rumores e incertidumbre
para ayudar a mantener al país en un clima de tensión permanente.
Así como el movimiento progresista y anti-guerra aquí en el centro del
imperialismo mundial debe exigir “Manos fuera de Siria” y “No ataque contra
Irán”, también debemos movilizar para reforzar la solidaridad con Venezuela
Bolivariana que se encuentra bajo un feroz ataque del imperialismo y la
oligarquía local.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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