¿ DIA DEL TRABAJADOR ?
Entre
los millones de trabajadores que hoy pasearán por las calles de medio
mundo, habrá quienes no tengan que celebrar absolutamente nada.
De ahí que este festejo del 1º de Mayo no enerve particularmente a
quienes como yo, varados en el escepticismo, lamentan que los líderes
sindicales de aquellos colectivos que renunciaron a la batalla por los
derechos, aceptando todo tipo de agresiones laborales, sociales y
policiales, se coloquen en el frente de los cientos de miles de ex
trabajadores que hoy clamarán su protesta en plazas, parques y avenidas,
ante una de las etapas más lamentables de cuantas se han vivido en el
neoliberalismo dominante.
Nada más lejos de mi intención que desilusionar a los manifestantes o
dejar en el aire la tufo del desánimo generalizado, pero sí incidir en
que este año (como ya debió suceder en 2010 y en 2011) la sociedad debe
tener presente, al menos, dos objetivos: recordar a los sindicatos que
se denominan a sí mismos como “de clase” y comenzar a exigirles que
cumplan los mínimos, como representantes de un inmenso grupo de parados,
cuyo número aumentará probablemente hasta los siete millones.
Estoy convencido de que no habrá esa cifra de manifestantes, aún
sumando todas las actividades que este 1º de Mayo generará a lo largo y
ancho de la España hundida.
Quienes forman las interminables colas del INEM pueden ganar a los
empleados en pocos años, si los responsables de los sindicatos
mayoritarios continúan con su política de servilismo complaciente y
silencios comprensivos con el empresariado; un colectivo repleto de
delincuentes, evasores fiscales, estafadores o cómplices de cientos de
homicidios por imprudencia “voluntaria”, como en el reciente desastre
del taller en Bangla Desh.
Voy a salir a la calle este mediodía para reunirme con mis
compañeros/as, que ya advertimos en varias elecciones sindicales del
peligro que corríamos millones de personas, si al frente de estas
agrupaciones se colocaba a presuntos luchadores.
Gritaré por todos los derechos hurtados a los trabajadores del
estado, pero también les recordaré que en la cabeza del sindicato no
podemos “liberar” a funcionarios sólo dispuestos a salir a las calles
cuando lo decide Rubalcaba y llenar el aire con discursos
reivindicativos. Lo malo es que esas quejas se producen por su propia
ineficacia y renuncias.
Va de retro, CCOO, UGT, USO…
En Andalucía existe un SAT y en Euskadi un LAB. Ahí sí hay clase. Y mucha lucha.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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