SOBRE LA MARCA ESPAÑA
Durante los últimos tiempos se nos ha inculcado una
verdad que parece incontestable, que parece mística, como si fuera parte
de un algoritmo que define todos los movimientos del Universo, desde el
caminar de una hormiga hasta la dinámica de los cúmulos galácticos
virializados. Esa verdad es expuesta de manera continua desde los
grandes medios de masas hasta las charlas de tasca en los barrios más
castizos de Madrid.

Foto portada The New York Times
Entendemos -o quieren hacernos entender- que la Marca España es algo
de todos los españoles, algo que nos representa allende los mares, como
una seña de identidad o un axioma que expresa una realidad basada en el
orgullo patrio, en sus gloriosos logros deportivos, o en su fantástico
talento artístico.
Veamos que es lo que dicen los creadores de la Marca España sobre su actividad, y sus intenciones.
“Marca España es una política de Estado, cuya eficacia reside en el
largo plazo. La garantía de la continuidad del proyecto Marca España es
que nazca y se desarrolle fruto del consenso, por encima de cambios
políticos.
Su objetivo es mejorar la imagen de nuestro país, tanto en el
interior como más allá de nuestras fronteras, en beneficio del bien
común. En un mundo global, una buena imagen-país es un activo que sirve
para respaldar la posición internacional de un Estado política,
económica, cultural, social, científica y tecnológicamente.
En la presente coyuntura de crisis, el planteamiento de la Marca debe
primar los términos económicos, coadyuvando a la recuperación del
crecimiento y del empleo.”
De este breve fragmento podemos sacar una serie de conclusiones
bastante claras, empezando por la identificación del proyecto como una
estrategia de la burguesía para alcanzar una serie de beneficios
económicos a vistas de la crisis estructural en el capitalismo mundial.
Un método para competir con la burguesía de otros estados mediante la
exaltación de una serie de valores. Del último fragmento podemos
desprender que el principal objetivo de la Marca España es la
recuperación en la tasa de ganancia del capitalismo español, en completa
ruina tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, una gran fuente de
beneficios para una burguesía que hoy es incapaz de retomar la senda del
crecimiento, debido, sobre todo, al desmantelamiento -a modo de
exigencia- de los sectores que cimentaban la coyuntura económica del
Estado antes de la entrada en la Unión Europea. Estos sectores eran la
agricultura y la industria.
Existen casos que rompen con esta dinámica independientemente del
factor de pérdidas en la tasa de ganancia del capitalismo español. Me
refiero a casos como BBVA, Inditex, Mercadona, Repsol, Santander o
Telefónica, por mencionar algunos. Estas entidades empresariales han
basado sus negocios en sectores no influenciados por la burbuja
inmobiliaria y sus beneficios siguen siendo más que suculentos pese al
estadio de crisis estructural. Es más, son las entidades que suelen
mencionarnos más a menudo como ejemplo de lo que debe ser la Marca
España. Sin embargo, todas ellas tienen un lado oscuro que es ocultado a
la mayoría de la población. Casos de esclavitud en los talleres de
Inditex en Brasil y el Sudeste Asiático, abusos sobre las trabajadoras y
los trabajadores en Mercadona, precios pactados entre Repsol y sus
competidoras, escándalos de corrupción borrados de un carpetazo en lo
más alto de Santander y Telefónica, además de un incalculable número de
etcéteras.
Entendería, por lo tanto, que algo se está haciendo mal si el
objetivo de la Marca España es promover positivamente la visión exterior
sobre el Estado y todos sus sectores, más aún viendo los escándalos de
corrupción que revolotean alrededor de los estamentos del poder, desde
la monarquía hasta los miembros más destacados del gobierno. Sin
embargo, tengo la total certeza de que la Marca España no es más que una
estrategia comercial para aumentar los beneficios de una burguesía
desesperada por aumentar su tasa de ganancia. Y aquí es donde entra uno
de los principales actores, el Estado en si mismo.
Como dije anteriormente, el objetivo de la Marca España es aumentar
los beneficios de la burguesía, según ellos para generar empleo. No
obstante, hay una realidad objetiva e incontestable que se desprende de
las políticas realizadas por los últimos gobiernos. El Estado, a través
de sus decretos y reformas, ha facilitado la explotación sobre la clase
trabajadora, y sobre todo, ha facilitado la capacidad de la burguesía
para despedir a obreras y obreros para así aumentar sus beneficios,
mediante un aumento de la productividad sobre quien aún tenga la suerte
de mantener su precario empleo. Además, cambió de forma vertiginosa su
texto más sagrado, la Santa Constitución Española -nótese la ironía-,
para cambiar un artículo mediante el cual, la prioridad del Estado será
el pago de una deuda que no para de aumentar debido a la incapacidad de
éste para hacer frente a ella. Lógicamente, dinero faltará cuando un
Estado desmantela los sectores más importantes de su economía, y además,
privatiza las empresas públicas que mejores resultados daban, por no
hablar de la carencia de ingresos que genera el hecho de que la gente
despedida gracias a las Reformas Laborales de los gobiernos de PP y PSOE
no cotice. Eso sí, para levantar la economía no hay nada mejor que
cobrar una propina a las más grandes fortunas, las que están detrás de
la Marca España, y de la evasión de ochenta mil millones de euros que
solucionarían el problema deficitario en un abrir y cerrar de ojos.
En definitiva, la Marca España es un disfraz que el lobo se ha puesto
para seguir engañando a la ovejas, una ridícula estrategia comercial
orquestada por elementos de la más baja condición moral. La auténtica
Marca es la representada por las trabajadoras y los trabajadores que
sufren para llegar a fin de mes, o son directamente expulsados de sus
casas por no poder pagar a los hombres ejemplares que, a su vez, les
echaron de su trabajo. La auténtica Marca es la de aquellos que luchan
por sus derechos como clase obrera, desde los hospitales hasta las
universidades, desde los de Iberia hasta los del próximo ERE.
Ellas y ellos son la Marca, y son a quienes todos tenemos que defender
Héctor Bermejo Martín
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