
SE HACE DIFÍCIL CREER EN ESE GIRO… QUE TIENE QUE SER DE 180 GRADOS
El refranero universal tiene frases para todas las circunstancias por las que atraviese una persona o un colectivo social.
Ante la noticia de que unas pocas decenas de militantes del PSOE se
han dirigido al Secretario General del partido en demanda de un giro a
la izquierda, se me ocurre echar mano de algunas de esas sentencias que
la sabiduría popular ha ido acuñando a través de los siglos.
El primero y más positivo sería aquel que reza “Nunca es tarde si la dicha es buena“,
aunque estoy convencido que si los barones del partido de Pablo
Iglesias tomaran en serio la demanda, me apuesto una botella de Vega
Sicilia a que jamás se pondría en práctica… en el supuesto caso de que
ganaran las próximas elecciones, ya sean en 2015 o tal vez antes.
El segundo y menos positivo es el que dice: “A buenas horas mangas verdes“,
que define a la perfección el innegable hecho de que esos y otros
millones de militantes del PSOE han estado mirándose el ombligo,
mientras su partido se convertía en un colectivo neoliberal cum laude,
derechista, inútil y vencido por el neofranquismo del PP.
El tercero, creo que es el más idóneo para definir la imagen de Rubalcaba prometiendo ese giro: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda“.
Lo que los militantes del PSOE deben pedir es la renuncia de todos
los dirigentes del partido, reclamar congresos en ciudades, pueblos,
autonomías y barrios, para reflexionar acerca de algo impepinable:
Felipe González y sus sucesores jamás pusieron el intermitente a la
izquierda, cuando sus lujosos vehículos rodaban por las autopistas del
país.
En 2012 no se puede hablar de un giro leve o incipiente. Se trata de dar un volantazo de 180 grados.
Y eso, ustedes disculpen, es imposible desde un colectivo fagocitado
por un nutrido grupo de estafadores, tramposos, prevaricadores,
charlatanes, corruptos, pelotilleros, mentirosos y mediocres.
Sin embargo, también mantengo la certeza de que entre tanto
delincuente de corbata y traje de seda, existen algunos políticos que no
cayeron en la dulce trampa de la sinecura, por lo que aplicaré este
otro: “La excepción confirma la regla“.
Y a todos, el preferido por Zapatero: “Donde dije digo, digo Diego“.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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