!QUE SE JODAN!

Está bien. Las cosas se están
aclarando. Las alimañas franquistas se han embriagado de poder y como
todos los beodos desinhibidos por el alcohol expresan sus emociones con
total transparencia. ¡Que se jodan! Vociferaba la hija de un corrupto
llamado Fabra, que está en el parlamento precisamente por eso, para
representar los intereses de un corrupto llamado Fabra.
¡Mátalo, mátalo! era el grito
estremecedor proferido en la película “La busca”, del cineasta Angelino
Fons, por uno de los participantes en una reyerta en los bajos fondos
del Madrid desesperado, ¡Que se jodan! ¡Que se jodan¡, gritaba la niñata
parlamentaria, hija de su padre y de una clase que lleva el crimen en
el ADN, mientras Rajoy enumeraba las brutales medidas económicas. Pero,
¿de dónde sale la desesperación de esta imbécil sin biografía, que ha
pasado de las monjas al Congreso? Ella expresa lo que su clase ha mamado
en la cuna. Cuántas veces no habrá oído a su padre el ¡que se jodan,
que se jodan!
La horda fascista que se disfrazó de
demócrata durante la “Transición” está inquieta estos días. Les fallan
los medios corporativos, que ya no pueden engañar a nadie diciendo que
comen cuando no comen (hay que revisar muchas de las majaderías que se
han dicho sobre el cuarto poder) y, además, les han venido a ver desde
Asturias para recordarles el prontuario de sus crímenes pendientes de
juicio. En la burguesía española fibrila la conmemoración de su pasado
caníbal cada vez que la historia viene a visitarlos. Está bien, las
cosas se están aclarando, millones de trabajadores toman nota de que
nunca fue posible la convivencia con ellos: se llama lucha de clases. La
realidad está obligando a la burguesía a desmaquillarse. A ellos, que
se maquillan hasta el culo. ¡Que se jodan!
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