CARTA ABIERTA A CAYO LARA

17 de julio del 2012
Emiliano Gómez
No quería dejar pasar la ocasión sin
reparar en esta noticia que, aún siendo de corto recorrido, merece algún
comentario si quiera sea por su significado simbólico. Me refiero a la
escenificación y entrega del carnet de CC.OO. En la foto que da cuenta
de tan relevante evento, apareces (justo es decir que con cara de
resignación más que de alegría) flanqueado a tu derecha por el inefable
Toxo, ese líder de la causa obrera que es capaz de seguir impertérrito
su discurso de la Marcha Minera, mientras a unos cientos de metros
apalean a sus correligionarios, y, a tu izquierda, por Javier López, que
aparece en la lista de imputados del caso Bankia, por haber formado
parte del consejo de administración de dicha entidad.
Ay, Cayo, quién te ha visto y quién te
ve con semejante compañía, ¿ya no recuerdas aquellas febriles reuniones
por las tierras de la Mancha cuando, en la segunda mitad de los noventa,
los traidores de Nueva Izquierda (aquel invento del grupo Prisa) se
vendieron al PSOE y trataron, no ya sólo de entregarles las Comisiones
Obreras, donde aún vegetan algunos de esos insignes y preclaros
dirigentes, sino también la Izquierda Unida de Castilla-La Mancha? No
alcanzo a comprender que es lo que te ha convencido de este club de
sindicalistas keynesianos y reformistas para incorporarte a él justo en
este momento de tribulación y de incertidumbre, en el que la agresión
avanza y es necesario presentar batalla y construir un proyecto que, a
través de la lucha de clases, cambie de arriba a abajo las estructuras
de este pútrido sistema.
¿Cuál es el mensaje que, con este
gesto, quieres transmitir a los militantes de I.U.? No sé si se trata de
reconocer el acierto de este sindicato de la concertación a la hora de
firmar con el gobierno la ley del Pensionazo a los cuatro meses de la
Huelga General del 29-S o la firma vergonzosa del II Acuerdo para el
Empleo y la Negociación Colectiva (2012-14) con la patronal, que luego
quedó en papel mojado al decretar el gobierno de Rajoy, tan sólo dos
semanas después, la Contrarreforma Laboral. O tal vez valores como es
debido el silencio cómplice de CC.OO. mientras se saqueaban los fondos
públicos para rescatar a la Banca o sus tímidas protestas frente a la
Reforma Constitucional que entronizaba la reducción del déficit,
blindando el cobro de la deuda por parte de los bancos. O simplemente lo
hagas para mostrar el apoyo de I.U. y el tuyo propio a todas esas
huelgas generales que convoca CC.OO. cada dos o cuatro años (incluso en
este momento, después que Rajoy se ha cargado todo el sistema de
protección de los trabajadores, Toxo “no descarta una Huelga General”).
Porque si de lo que se trata es de
hacernos ver a los todavía militantes de I.U. que ya se ha concluido la
Refundación de la Izquierda (por cierto, que no he visto a CC.OO. y UGT
en ninguno de los actos que se llevaron a cabo en Castilla-La Mancha) y
que ésta consistía en aliarse con los restos del naufragio del proyecto
socialdemócrata y que quiénes un día nos vimos forzados a abandonar
CC.OO. ante la deriva revisionista y derechista de su dirección
(pregunta a Agustín Moreno, porque supongo que pasarás a formar parte
del Sector Crítico) y emprendimos el difícil camino de construir un
sindicalismo alternativo que no traicionase los intereses de la clase
trabajadora, estamos equivocados por seguir militando en I.U. Si es así,
no tengo más remedio que agradecerte este gesto de clarificación
ideológica, aunque la verdad es que ya estaba un poco mosca con lo de
Valderas en Andalucía.
Por último, quiero hacerte notar que
son muy pocos en Izquierda Unida los que llegaron a saber de la
pertenencia de Julio Anguita al USTEA, en su época como coordinador
federal de I.U. Nunca hicieron alarde de ello ninguna de las dos partes.
Hace apenas dos meses, celebramos en Mijas (Málaga) el X Congreso de la
Confederación Intersindical, organizado por USTEA y en el que
interviniste como invitado. Tengo que decirte que fue un mensaje vacío,
casi claudicante, carente de garra y de alternativas, sobre todo después
de escuchar al dirigente del SAT, Diego Cañamero, que nos hizo vibrar y
ponernos en pie.
Nada más quiero decirte, sólo que,
después de 21 años de militancia, siento ahora, gracias a ti, una
profunda orfandad política y ¡qué coño!, te podías haber ahorrado este
último y triste gesto.
Salud y República.
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